lunes, 2 de marzo de 2020

Francisco Igea solo podrá presidir Ciudadanos con el modelo de Inés Arrimadas

De oasis a espejismo en tan solo tres días. El entusiasmo del sector crítico por el resultado de las primarias en Galicia –donde el candidato promocionado por Francisco Igea se quedó a dieciséis votos de la líder oficialista– se convirtió ayer en baño de realidad. De los 355 compromisarios que se elegían este fin de semana para la V Asamblea General de Ciudadanos (Cs), 277 son afines a Inés Arrimadas. Ciudadanos Eres Tú, la plataforma crítica encabezada por el vicepresidente de Castilla y León, consiguió 21 compromisarios. Los otros 57 son independientes. Unidos y Adelante –nombre de la candidatura de Arrimadas– copa en total el 78 por ciento de los compromisarios electos. A los que hay que añadir los «natos»; es decir, los miembros del Consejo General saliente –máximo órgano entre asambleas–, los de la gestora y los del nuevo Comité Ejecutivo, resultante de las primarias del próximo fin de semana. Aunque Arrimadas perdiese esas primarias contra Igea, algo improbable tras la votación de este fin de semana, el resultado en la elección de compromisarios augura la irremediable derrota de su enmienda a la totalidad a los estatutos. Igea decidió dar el paso adelante para enfrentarse a la portavoz de Cs en el Congreso, precisamente, por sus severas discrepancias con su modelo de partido. Él es partidario de que los comités autonómicos sean escogidos directamente por los militantes, pero eso es algo que deciden los compromisarios con sus votos en el congreso de marzo. Después de definir el actual funcionamiento interno como «cesarista» y «leninista», Igea acude a las primarias consciente que su propuesta no saldrá adelante: en el mejor de los casos, se convertirá en el nuevo césar. Nuevos «igeístas» Fuentes de su equipo, sin embargo, confían en que la victoria de Igea en las primarias haría aparecer de la noche a la mañana un alud de «igeístas». Sería pues posible, a medio plazo, cambiar el funcionamiento de Cs para dotarlo de contrapesos con más poder territorial. Si vence a Arrimadas, mantienen personas de su confianza, convocará otra asamblea extraordinaria en un periodo de tiempo «razonable». El debate de ideas y no de personas que pregonaba Igea en la precampaña, cuando barajaba aún si presentarse o no, ha caído en el desuso. El enorme peso de compromisarios obtenido por la candidatura de Arrimadas limita prácticamente la discusión a quién debe liderar el proyecto: si ella y su lista o Igea y sus acompañantes. El sector crítico, en cualquier caso, no pierde la esperanza y hace un análisis pormenorizado de los resultados. El sistema de elección de compromisarios, mayoritario y por listas abiertas, establece un número determinado por agrupación. Si en una se escogen diez, ganan asiento en la Asamblea General los diez más votados, y a efectos estadísticos el resto de apoyos se pierden. Según la número dos de Igea, la diputada autonómica de la Asamblea de Madrid, Marta Marbán, en su comunidad Ciudadanos Eres Tú ha cosechado cerca del cuarenta por ciento de votos. Sin embargo, de los 49 compromisarios que pertenecen a esta región, los 48 más votados eran de la corriente Unidos y Adelante. Solo el último era afín a Igea. A un paso de las primarias En declaraciones a Antena 3, Igea seguía ayer confiando en su victoria. «Estamos a muy poco porcentaje de voto de hacerlo posible», dijo, con un argumento que recuerda a ese dos por ciento de votos más que Albert Rivera decía que podía catapultar a Cs en las elecciones del 10 de noviembre. El mensaje empieza a sonar a remontada en el sector crítico, pero lo cierto es que ayer en la candidatura de Arrimadas sentó como un bálsamo la contundente victoria en los compromisarios. En su equipo ya creían que Arrimadas concitaba el apoyo mayoritario entre los afiliados, pero consideran que esta última votación responde también a los mensajes negativos y «destructivos» de Igea en la precampaña. Este fin de semana, siguiente paso: se elige presidente. Rivera se aleja de la política para no ser «un jarrón chino» El expresidente de Ciudadanos (Cs), Albert Rivera, no quiere ser uno de los «jarrones chinos» a los que se refirió en su día Felipe González. Ayer, como adelantó ABC, se incorporó al despacho de abogados Martínez-Echevarría como presidente ejecutivo e integrante de su consejo de administración. También se colegiará como abogado, aunque él estará en la toma de decisiones estratégicas. «Tres meses y veinte días después», como él mismo puntualizó en varias ocasiones, ofreció su primera rueda de prensa desde que anunció su adiós tras la debacle electoral de su partido. Se le vio relajado y feliz, con ganas de afrontar su nueva etapa. Su discurso dejó pocas opciones a la vista de emprender el camino de vuelta a la política, al menos a medio plazo. En su cabeza afronta ahora un nuevo reto profesional, pero quiere dejar también espacio para su nueva paternidad y su familia. De Cs, aunque las preguntas se sucedieron, solo insistió en un mensaje: es un partido «necesario» y en España hay hueco para una formación liberal. La reaparición de Rivera, en plenas primarias de Cs para elegir a su sucesor, generó gran expectación. Para la autocrítica y para otras cuestiones internas, habrá que esperar a su libro «Un ciudadano libre», que se publica en abril. «No hace falta ser un lince para saber lo que yo pienso de Cs y de Arrimadas. Mi voto es secreto, aunque sea un secreto a voces», deslizó, para después añadir: «No pretendo ser un expresidente que tutela ni un jarrón chino».

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