lunes, 2 de marzo de 2020

El enigma de Mariano Díaz

Septiembre de 1997. Enrique Pimpinela, «El Maño», histórico empleado del CE Premiá, observa un partido de niños de cuatro años, en el parque anexo al colegio La Salle de Premiá de Mar (Barcelona). Al acabar, busca al familiar que ha venido con un niño llamado Mariano. Allí está su abuelo: «No es normal lo que hace tu nieto con el balón. Me gustaría que lo trajeras el próximo lunes al club», le dijo. Ahí, a tan temprana edad, empezó la carrera futbolística de Mariano Díaz, inesperado y feliz protagonista el domingo noche en el clásico. De madre dominicana y padre catalán, ambos propietarios de un gimnasio en la ciudad natal del futbolista, el hoy delantero del Madrid perteneció también a las categorías inferiores del Espanyol y del Badalona hasta que en 2011, con 17 años, aterrizó en Valdebebas. Manolo Romero, por entonces responsable de «scouting» del club blanco en Cataluña, se lo llevó a la capital de España por 40.000 euros. En su paso por el juvenil A y el Real Madrid C ya dejó detalles de sus cualidades, pero la dura competencia con Raúl de Tomás y Borja Mayoral le hizo cocinarse a fuego lento. Ya en la temporada 2014-15, la primera de Zidane como técnico del Castilla, acumuló cinco goles en diez partidos. La explosión llegó en el siguiente curso (2015-16), sumando 27 tantos en 32 encuentros. Efectividad y actuaciones que enamoraron al entrenador francés y que provocaron un giro en la carrera del hispano-dominicano. El salto de Zidane al primer equipo también aupó ahí al ariete, con una jugosa renovación hasta 2021 como premio, cuando en el club se abogaba por no hacerlo, de dos millones de euros anuales. Sobre el verde, Mariano respondió con goles en los pocos minutos que tenía, y la afición se enamoró de él a primera vista, hasta el punto de no entender su venta al Olympique de Lyon en 2017. Allí, números otra vez generosos: 18 goles en 34 partidos. La marcha de Cristiano, en 2018, le volvió a abrir la puerta del Real Madrid, pero esta segunda etapa en el club blanco ya empezó con mal pie, escogiendo el «7» que dejó huérfano Ronaldo. «Madridista y cabezón» «Es muy cabezón. Desde el primer día que puso sus pies en Valdebebas se le metió entre ceja y ceja que iba a triunfar en el Real Madrid. Y lo logrará. Ya lo verá», explica «el Maño» a este periódico. «No entiendo cómo, con los problemas que tiene el Real Madrid para hacer gol, Mariano no ha tenido más oportunidades esta temporada», reflexiona Romero. Mariano no es un madridista de disfraz. La gente que le conoce bien asegura que lleva al club en sus venas. Un apasionado amor hasta el punto de aceptar ser el jugador número 25 de la plantilla en lugar de delantero titular del Milán, la Roma o el Sevilla, tres de los equipos a los que le dijo «no» en el mercado de verano y en el invernal, convencido como dice su descubridor de que en el Real Madrid tiene su sitio: «Es el tercer delantero de este equipo. Hoy lo ha hecho muy bien, pero eso no cambia nada su situación», explicó Zidane en la sala de prensa, frío cuando el momento reclamaba calor y cariño. No parecía el día adecuado para recordarle a Mariano su deprimente estatus. Tras 25 jornadas de Liga, en la que solo había entrado en una convocatoria, ante el Mallorca en octubre, el hispano-dominicano por fin debutó en Liga y solo necesitó cuatro toques y 51 segundos para ver portería, un 2-0 que echaba la llave al clásico: «Muy contento por el debut, los tres puntos y el gol. Hala Madrid», escribía Mariano en su cuenta de Instagram, tomándose con humor e ironía sus primeros minutos ligueros, metido ya el torneo en su recta final. En la celebración, encontró el apoyo de sus compañeros, en especial de Carvajal, señalándole con el dedo mientras miraba a la grada en señal de reconocimiento. Y es que Mariano es un jugador muy querido. El domingo, sus lágrimas de emoción al entrar en el vestuario y recibir los aplausos y el cariño de sus compañeros le recompensó tanto trabajo en silencio a la espera de la oportunidad que nunca llegaba. Extraño es su caso con Zidane, prendado de él en el Castilla y ahora, relegado a un papel irrisorio en el primer equipo a pesar de las latentes carencias del Real Madrid para marcar goles, problema con más soluciones de las usadas por el francés. Una de ellas es Mariano, enigma que seguramente ni el propio Zidane sabe descifrar.

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