¿Acaso el mero hecho de cazar no es ya una forma de selección? La predación es un factor determinante en la evolución de las especies, ya la lleve a cabo un lobo o un señor de Zamora. La diferencia es que el lobo no es consciente de eso y algunos hombres sí. Esto, el saber que eliminando o conservando ciertos individuos pueden fomentarse las características deseadas en una especie determinada, es la base de la ganadería y la domesticación. Muchas veces el objetivo ha sido crear animales más gordos, e inteligentemente hemos ido cruzando y desechando ejemplares obteniendo con el tiempo mórbidos éxitos. Quizás no hemos tenido en cuenta que la selección artificial tiene sus riesgos; y al igual que el guepardo y el impala han coevolucionado naturalmente haciéndose el uno al otro cada vez más rápidos, evolucionar junto a esos rollizos animales de granja ha hecho al ser humano «encorpar», como eufemísticamente dicen en mi pueblo. Es muy raro ver un animal salvaje gordo. La obesidad es un síntoma de domesticidad. Desgraciadamente no podemos comparar al ciudadano medio actual con un cromañón, pero seguramente las diferencias físicas serían tan conspicuas como las que puedan apreciarse hoy entre un cerdo y un jabalí (dicho sea, con perdón). Nuestros antepasados debieron ser auténticos atletas y eso tiene su sentido, ellos tenían que cazar animales salvajes para sobrevivir. En fin, conocemos bastante bien los secretos de la evolución; y en el terreno cinegético, cómo la gestión y la caza selectiva pueden cambiar el destino de una especie en una zona determinada. La gestión cinegética puede estar enfocada a conseguir grandes densidades de animales o a fomentar los grandes trofeos –ahora que la carne de caza empieza a apreciarse, también los más gordos– de una forma similar a la producción ganadera, seleccionando, alimentando las reses con piensos, suministrando antibióticos... Callum Thomson, uno de los mayores expertos en ciervo del mundo, que ha trabajado en fincas (o granjas) australianas, me comentaba hace poco como allí la cría de ciervos es más ganadera que cinegética. La gestión cinegética debería estar dirigida a conseguir poblaciones de animales salvajes sanas, equilibradas y lo más parecidas a las que una selección natural conduciría. La carne de caza tiene que seguir procediendo de animales salvajes que vivan y se alimenten de forma natural. ¿Estamos a tiempo?
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