viernes, 8 de julio de 2022

Esta casa es una ruina: cara y cruz en el vecindario de la explosión de General Pardiñas

Guillermo Bekes no ceja en su empeño. Su estudio de arte, ubicado en el sótano del número 35 de la calle del General Pardiñas, se vino abajo hace ahora dos meses. El pasado 6 de mayo, la vida de este argentino dio un vuelco cuando una explosión en el ático de este edificio de cuatro plantas llevó la tragedia al barrio de Salamanca. Dos operarios, de 27 y 21 años, que trabajaban en una reforma en el interior de un tercer piso, perdieron la vida sepultados por los escombros . El resto de vecinos logró esquivar la muerte, algunos, como el propio Bekes, lo hicieron por apenas unos metros. Superado el 'shock' inicial, son muchas las dudas que planean sobre un inmueble demolido parcialmente y a la espera de su apuntalamiento total. A falta de asegurar la estructura y estabilidad del edificio, la previsión del Ayuntamiento de Madrid es ceder el testigo a finales de mes a la comunidad de propietarios, responsables a partir de entonces de los trabajos de rehabilitación. Para ello, contarán con el asesoramiento de los técnicos municipales , una circunstancia que no convence a la Asociación de Víctimas y Afectados General Pardiñas, creada 'ex profeso' tras la sonada deflagración y personada como parte de la investigación para esclarecer la causa exacta del estruendo. «Está casi probado que fue por un escape de gas, pero de momento nos han dicho que están abiertas todas las posibilidades», expone Bekes, frente al bloque siniestrado. Pérdida de mobiliario Este inquilino, que no propietario, es el portavoz de la citada asociación. Relata el calvario sufrido, extensible al resto de afectados. «Todos tuvimos que salir con lo puesto», subraya, con el foco puesto en la pérdida de algunos muebles a la hora de recoger los enseres . «En mi caso, estaba todo revuelto por la onda expansiva, pero no faltaba nada», recuerda, nada más producirse el estallido. A Bekes le hicieron dos entregas, una hace un mes y otra el miércoles pasado. «Y he tenido la desagradable sorpresa de que me han desaparecido muebles: estanterías, una mesa de trabajo... y nadie sabe decirme qué hicieron con ellos». La conversación fluye y en el aire planea una pregunta evidente. -Ya detuvieron a tres operarios... -Sí, pero esto no tiene nada que ver con lo que pasó. En mayo, la Policía Nacional arrestaba a tres personas que se encontraban trabajando en las obras de desescombro por robar en las casas afectadas del edificio colindante de la calle de Ayala, 78. Los vecinos, que habían entrado a recoger sus pertenencias, echaron en falta objetos de valor , como joyas y perfumes de alta gama. De inmediato, los investigadores comprobaron que solo habían entrado agentes, bomberos y operarios y estrecharon el cerco: un español de 25 años con antecedentes por hechos distintos; y dos nicaragüenses, de 29 y 39 años, sin reseñas previas, fueron apresados al advertir, incluso, que llevaban en sus mochilas varias de las piezas sustraídas. «Lo de los muebles es diferente, son baratos, no tienen valor. Pero son mis cosas, ¿cómo van a desaparecer?», protesta Bekes. El 6 de julio, coincidiendo con el segundo mes tras el derrumbe, la asociación de afectados inauguró una exposición con sus cuadros rescatados. Estuvieron 26 días bajo los escombros y algunos, como era de esperar, fueron recuperados con pequeñas roturas . «Decidimos armar la muestra, en parte como homenaje a los fallecidos y también para dar un mensaje de esperanza», recalca, sin entender por qué ninguna autoridad acudió al acto. «Estaban todos invitados, pero declinaron venir por problemas de agenda». Comprobación de daños El portero de General Pardiñas, 33, Antonio Navarro TANIA SIEIRA La otra cara de la moneda la representan los residentes de General Pardiñas, 33, con luz verde para entrar en todas las viviendas. Antonio Navarro es el portero del bloque, en el que trabaja desde hace más de 30 años. 42 viviendas, entre las que se encuentra la suya, pudieron volver a los dos días de la explosión, pero las 16 restantes no lo han hecho hasta el jueves de esta misma semana. «Mi hermana fue de las damnificadas porque su casa da a la parte del derrumbe», cuenta, consciente de que a estos moradores aún les falta mucho para volver a habitar sus domicilios. Su hermana, Teo, «de Teófila», deberá reformar los dos cuartos de baño, la cocina, parte del salón y cambiar todo el suelo debido a la inundación sufrida. Además de las pérdidas materiales , Navarro habla también del temor que algunos afectados, como su sobrina, todavía sienten. «Le pilló dentro la explosión, había salido del baño y se estaba haciendo las uñas en el salón». Desde entonces, no ha vuelto. Como ya confirmara el delegado municipal de Desarrollo Urbano, Mariano Fuentes (Cs), el edificio de General Pardiñas, 35, fue declarado en ruina parcial , por lo que ha sido necesario demoler los áticos, la zona del torreón, el último forjado, la línea de la caja de escalera y otra línea más del frente que colinda con el inmueble de Ayala, 78. Los dos fallecidos trabajaban en labores de fontanería en la tercera planta pero fue cuando bajaron al patio para cerrar la llave general de gas -al advertir un fuerte olor-, donde les sobrevino la deflagración y fueron sepultados por los escombros. Además, otras 19 personas resultaron heridas , una de ellas grave al precipitarse al patio anexo desde la segunda planta del inmueble. Cabe recordar que el pasado mes de mayo, el juez de Instrucción número 54 de Madrid determinó que fuera la Unidad de Investigación y Coordinación Judicial de la Policía Municipal la que se encargara de las averiguaciones sobre la explosión.

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