domingo, 1 de marzo de 2020

Zidane vence a Setién con la guerra de guerrillas

Zinedine Zidane noquea a Setién con golpes por sorpresa. Es la victoria de la guerra de guerrillas sobre la posesión. De la potencia física sobre el gasoil del Barcelona. De la ambición sobre el dominio insulso. El equipo se ganó el apoyo del público. Alegre por la victoria, Zidane echa de menos un ariete como Cristiano. Ayer, Vinicius y Mariano solventaron ese asunto. El portugués volvió en carne mortal al Bernabéu. La estrella portuguesa se marchó del Real Madrid el 6 de julio de 2018, nada más acabar el Mundial de Rusia. Dos meses antes, en la final de Kiev, anunció su deseo de marcharse. Lo cumplió. El club blanco cobró cien millones de euros por su traspaso a la Juventus. Ronaldo no jugó este fin de semana con su equipo y anoche acudió al Bernabéu para presenciar el partido de sus excompañeros frente al Barcelona, un clásico que el luso disputó durante nueve años desde 2009. Veinte minutos antes del comienzo del encuentro, el máximo artillero de la historia de la entidad, 450 dianas, llegó al coliseo en una furgoneta negra con cristales tintados que se introdujo en el aparcamiento interior de los jugadores locales. A Zidane le habría gustado que se hubiera introducido en el vestuario para ponerse la camiseta blanca. Habría solucionado el problema crónico que sufre el equipo madrileño desde que se fue. De hecho, Zinedine también dejó la entidad aquel verano de 2018, al observar que no se fichaba un ariete para cubrir tan importante baja. Anoche, esa carencia volvió a hacerse palpable hasta que Vinicius solucionó la preocupación en el segundo tiempo. Valverde se fugaba por piernas por la banda derecha y cuando centraba no había un rematador, pues Benzema ayudaba atrás y llegaba tarde. Se escapaba Vinicius por la izquierda y tenía que esperar, porque no había nadie en el área. El contragolpe madridista no encontraba artillero. El duelo por el mando en el centro del campo lo ganó Setién desde el ecuador del primer tiempo. Tras la salida fulgurante de los locales, Arthur, De Jong y Busquets se hicieron dueños del balón. El Barcelona dominaba caminando y el Real Madrid admitió la partida de ajedrez para robar y atacar en desbandada. El problema era que cuando pisaba el área azulgrana solo estaban Isco y Benzema para cazar el pase, pero sin estar colocados, pues también venían desde atrás. Esperando al Barcelona Los simpatizantes del Real Madrid comentaban con ironía que el delantero centro estaba en un palco. Era la conversación de la noche. Amante de la posesión, que es su obsesión, como bien saben en el Villamarín, el técnico azulgrana consiguió el dominio del tempo del clásico y sus hombres buscaron el gol en pases eléctricos de Piqué y Busquets a Griezmann y Messi, que tuvieron dos buenas oportunidades. La primera la desaprovechó De Jong, en una excelente parada de Courtois, que también desbarató el disparo del astro argentino. El brillo del guardameta belga delataba el control territorial visitante. Zidane y Setién se saludaron cordialmente al principio del encuentro. El francés le guiñó un ojo en una charla amistosa. Cada uno ha soportado múltiples críticas en los últimos tiempos, jefes de dos equipos que muestran debilidades. No poseen, ambas plantillas, el potencial de hace dos años y se nota. La reacción blanca La táctica de la guerra de guerrillas la intensificó el Real Madrid en el segundo tiempo con una presión que generó dos grandes remates de Isco que Ter Stegen y Umtiti despejaron cuando el madridismo cantaba los dos goles. Benzema desperdició un tercero en un trallazo que se marchó alto. Con fuerza, con corazón, los blancos se quitaron de encima el mando del Barcelona. Setién se vio en las cuerdas ante la reacción local. El clásico entró en un toma y daca de golpes que podía dejar noqueado a cualquiera de los dos grande en un detalle de clase. En ese combate, el Madrid fue mucho mejor. El entrenador cántabro hizo debutar en un clásico a Braithwaite y en su primera acción tuvo la gran ocasión soñada que el coloso Courtois desbarató en un mano a mano. Vidal se enfadó por ser sustituido. Acto seguido, Vinicius hizo valer la táctica de Zidane de buscar el gol al contraataque con un gol que hizo líder al conjunto blanco. La posesión crónica que ama Quique Setién no dio resultado. Mariano la remató con el k.o. definitivo.

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