miércoles, 4 de marzo de 2020

María Jiménez, una trágica vida marcada por la muerte de su hija

Pocos dirían tras su reciente aparición con motivo del anuncio de su participación en el Universal Music Festival de 2020, que se celebrará en el Teatro Real de Madrid el próximo verano, que María Jiménez, estuvo al borde de la muerte hace apenas unos meses, según sus propias palabras. La artista, que fue intervenida el pasado mes de mayo por una obstrucción intestinal y que posteriormente sufrió «complicaciones infecciosas» agravadas por sus problemas circulatorios crónicos y metabólicos, todavía no se ha despedido de los escenarios. Pero el gran susto de salud que dio a los suyos el pasado año es solo uno de los grandes retos a los que ha tenido que hacer frente la sevillana, que ha vivido una trágica vida, aunque siempre con una actitud valiente y arrebatadora. Nació en Sevilla, en el barrio de Triana el 3 de feberero de 1950 y creció rodeada por una familia humilde. Su padre se dedicaba a la carga y descarga de mercancías en los muelles, pero cuando enfermó su madre tuvo que hacerse cargo de la situación. Tiene dos hermanos y toda la familia vivía en una casa de una sola habitación: «El baño estaba en un pasillo, para todos los vecinos», reconoció. Siendo tan solo una niña empezó a trabajar de criada y se trasladó a Barcelona para conseguir ganar algo de dinero: «Me levantaba a las seis de la mañana y me acostaba a medianoche, siempre fregando, planchando y haciendo las comidas a los señores». Pero cuando por fin comenzó a hacerse un hueco en el mundo de la música, con tan solo 17 años, se quedó embarazada de su hija Rocío. Nunca desveló la identidad del padre, que las abandonó a ambas. Entonces se vio obligada a dejarlo todo y volver a casa de sus padres con el estigma que conllevaba en aquella época el ser madre soltera. Sobre el progenitor de Rocío, siempre se ha dicho que era un ganadero de la zona. La niña se crió con sus abuelos y ella volvió a Madrid para seguir trabajando y poder sacar adelante a su familia. En 1978 conoció a Pepe Sancho, de quien se enamoró rápidamente. Dos años más tarde se casaron en Sevilla y él dio sus apellidos a su hija, y apenas un año después dieron la bienvenida a su primer y único hijo en común, Alejandro. No obstante su relación se tornó en una espiral muy tóxica y en 1984 decidieron separarse. En 1985 Rocío, la hija mayor de Jiménez, falleció con tan solo 16 años en un accidente de tráfico cuando viajaba con unos amigos, una trágica pérdida que ha marcado la vida de la artista: «Llegué a darme golpes contra la pared, del dolor tan grande que sentía». El gran dolor que tanto ella como Sancho sintieron hizo que se dieran una segunda oportunidad y se casaran de nuevo en una ceremonia civil celebrada en Costa Rica en 1987. Las infidelidades por parte de él hicieron que la pareja se divorciara definitivamente en el año 2002. Sancho faccelcició en 2013, momento en el que ella pronunció una frase por la que se vio obligada a pedir perdón a su hijo: «Muerto el perro, se acabó la rabia». Tres días antes de aquello, a ella le diagnosticaron un cáncer de mamá del que se recuperó. Y, aunque ha sufrido varios sustos de salud dsespués de aquello, María Jiménez ha demostrado ser como el «ave fénix» que resurge de sus cenizas.

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