Cristiano Ronaldo, acompañado de su novia, Georgina Rodríguez, y de Cristianinho, el mayor de sus cuatro hijos, viajó en la tarde de ayer a Madeira a bordo de su avión privado para estar junto a su madre, Dolores Aveiro (65 años), quien se recupera de la operación a la que ha sido sometida tras sufrir un infarto cerebral en la madrugada del lunes al martes. La matriarca de los Aveiro permanece internada en el Hospital Nélio Mendonça de Funchal, la capital de la isla de Madeira y ciudad natal del jugador de la Juventus de Turín. Media hora duró la visita del exmadridista, puesto que su progenitora permanece en la UCI desde que salió del quirófano. Momentos duros, por tanto, para el delantero portugués, quien regresará a Italia cuando la situación lo permita. Su equipo disputa hoy un decisivo partido de vuelta de las semifinales de la Copa frente al Milan y Cristiano ya ha comunicado al club turinés que participará en función de los acontecimientos. Anoche, tras su paso por el centro hospitalario, CR7 lanzaba un emotivo mensaje a través de Twitter: «Muchas gracias a todos por vuestro mensaje de apoyo a mi mamá. Ahora está estable y recuperándose en el hospital. Yo y mi familia queremos agradecer al equipo médico que la cuida y pedimos amablemente que podamos tener algo de intimidad en estos momentos». De nuevo salta al primer plano el perfil de «madre coraje» de doña Dolores -como la conocen en Funchal-, una luchadora incansable, quien superó múltiples obstáculos y sufrimientos antes de disfrutar del estrellato mundial de su hijo. Ella misma así lo ha contado en su libro de memorias. CR7, precedido por su novia, Georgina Rodríguez, y su hijo Cristianinho, saliendo del aeropuerto de Madeira en la tarde de ayerEn 2005, enviudó de José Dinis Aveiro, padre de Cristiano, muerto a consecuencia de sus problemas con el alcohol. Tres años más tarde, le detectaron cáncer de mama. Aunque en su momento se repuso de este difícil trance, el cáncer regresó casi una década después y fue operada de un tumor en Madrid, ciudad en la que residía junto a Ronaldo. Antes, en 2014, había sido víctima de una crisis cardiaca precisamente cuando su hija Katia hacía su entrada en el reality «Supervivientes» (Telecinco). Las próximas horas serán fundamentales para la evolución de esta madeirense de pro, quien reside en Funchal en compañía de su pareja, José Andrade. Los hechos La secuencia de los hechos, en la madrugada del lunes al martes, fue rápida. En torno a las 4:15, se registró una llamada al 112 desde la residencia de Dolores Aveiro y unos efectivos del Servicio de Bomberos Sapadores de Funchal se desplazaron para prestarle los primeros auxilios. Esta rápida actuación resultó clave para su supervivencia, así como para precisar los términos de una recuperación estable: se eliminó la amenaza de secuelas como una eventual parálisis o dificultades en el habla. Una vez ingresada, se le practicó una cirugía para desbloquear la obstrucción de la arteria que impedía el paso de oxígeno a las células del cerebro. Los médicos optaron por una trombectomía mecánica, una técnica extremadamente compleja, aunque con un elevado porcentaje de eficacia. La hermana menor de Ronaldo, Elma, y su único hermano varón, Hugo, que igualmente residen en Funchal, se desplazaron sin dilación al Hospital Nélio Mendonça, ubicado en la parte alta de Madeira. El accidente cerebrovascular de Dolores Aveiro se produjo poco más de 24 horas después de que el cinco veces ganador del Balón de Oro estuviera en el palco del Bernabéu para presenciar el Madrid-Barça, donde dejó claro que lleva al equipo blanco en el corazón, del mismo modo que la hinchada no lo olvida. Algunos de sus allegados manifestaron en Portugal que le invadió una gran nostalgia de su fructífera etapa en Chamartín.
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