Casa Garay, un ejemplo de arquitectura regionalista

Desde 1979 el palacete situado en el número 42 de la calle de Almagro es la sede del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Conocida como Casa Garay, fue construida por Antonio Garay Vitorica, empresario vasco y diputado en las Cortes por la provincia de Cáceres, entre 1916 y 1923. Un hombre hábil en política y negocios, cuya profesión declarada era la de propietario. Estaba bien relacionado con la aristocracia madrileña y con el rey Alfonso XIII. En 1914 encargó al arquitecto bilbaíno Manuel María Smith e Ibarra la construcción de esta casa palacio, ejemplo de arquitectura regionalista, proyecto en el que también trabajó otro arquitecto de Bilbao, Secundino de Zuazo Ugalde, autor del proyecto de los Nuevos Ministerios. Construyó también junto al palacete la casa de guardeses y un edificio de viviendas para alquilar. La Casa Garay ha mantenido íntegra sus fachadas y cubiertas aunque el interior ha sufrido muchas transformaciones a lo largo de todos estos años. «El Colegio lo compró a Cristalería Española cuando ocupaba el cargo de presidente José Antonio Fernández Ordóñez», indica a ABC Juan Antonio Santamera, presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Escudo de la familia Garay - BELÉN RODRIGO Arquitectura regionalista Inspirado en las casas señoriales del País Vasco, destaca en la fachada del edificio las balconadas, galerías, miradores, terrazas, un torreón, escudos tallados y un alero que rodea toda la parte superior. Se sabe que en el interior había artesanados con maderas nobles, chimeneas de piedra labrada y carpinterías talladas, entre otros, pero las distintas reformas buscaron la funcionalidad del espacio y se perdieron todas estas singularidades. Sobre la puerta principal de entrada al palacio destaca el gran escudo de los Garay, con los dragones y antorchas y sobre éste un ventanal con un parteluz donde apoyan dos arcos de medio punto de estilo plateresco. Destaca también otra de las fachadas, la de la calle de Jenner, por la torre chaflán y su enlace con el cuerpo lateral del edificio. En lo alto del edificio sobresalen los aleros de madera oscura, típicos del norte de España y está rematado por una veleta de hierro forjado que se usa también en los balcones. Tras morir el empresario se vendió el edificio y tuvo diversas funcionalidades, entre ellas embajada de Bélgica, hospital de sangre y sede de Cristalería Española. «Al adquirirla el Colegio de Ingenieros se realizaron obras pero se han realizado más modificaciones posteriormente», aclara el presidente. El Colegio de Ingenieros de Caminos, canales y Puertos adquirió el edificio posterior al palacete donde se encuentra el salón de actos - BELÉN RODRIGO Esta institución, fundada en 1957, tuvo varias sedes en Madrid, comenzando de forma provisional en la llamada «casita del perro» que estaba en el ministerio de Agricultura y durante unos años en la calle de Montalbán. «Fernández Ordóñez quiso dotar al colegio de una sede menos burocrática y más noble», cuenta a ABC Fernando Sáenz Ridruejo, colegiado de honor. Una vez ya en propiedad del Colegio de Ingenieros, se adquirió más tarde el edificio posterior para alquilar oficinas y en él está el salón de actos con capacidad para 240 personas. «El colegio pasó unos años de grandes apuros económicos y se intentó vender el segundo edificio sin conseguirlo, afortunadamente, porque ahora funciona muy bien», comenta el presidente. José María Aguirre y Gonzalo, fundador de Agroman, fue el primer presidente de esta institució n «poniendo de su bolsillo los primeros 20 millones de pesetas», cuenta Antonio Papell, director de Comunicación del Colegio de Ingenieros de Caminos, Puertos y Canales. «Por entonces había unos 2.000 colegiados en España y ha ido evolucionando, al igual que los estatutos. Actualmente somos alrededor de 30.000 colegiados de los cuales 4.000 están trabajando fuera », resalta el vicepresidente de la organización, José Polimón López. Entre los servicios que realizan destaca el visado de proyectos y dirección de obra y el seguro de responsabilidad civil de los colegiados y de la obra. «Tenemos un plan de formación muy importante, complementaria a la que se da en la escuela», añade Polimón. También ejercen lobby en aquellos asuntos que atañen a los ingenieros de Caminos, como fue el caso de los títulos al entrar en vigor el tratado de Bolonia. «El nuevo tratado diferenciaba entre grado, máster y doctorado pero no aclaraba nada sobre las graduaciones anteriores. Luchamos por conseguir que los ingenieros ya graduados tuviesen una equivalencia a nivel de máster y después de dos años lo conseguimos. Es un tema que creaba muchos problemas a las empresas a la hora de presentar sus propuestas en los concursos», explica el presidente Santamera. El arquitecto utilizó hierro forjado en los balcones - BELÉN RODRIGO Cuentan con un presupuesto de 14 millones de euros al año procedente de las cuotas y del visado que dejó de ser obligatorio hace unos años. En el Colegio trabajan 80 personas, incluyendo las que se encuentran en otras demarcaciones. El trabajo de la Junta de Gobierno no está remunerado. Son varios los servicios que disponen como administrativo, asesoría jurídica, biblioteca, librería y documentación, empleo, formación, informática… Una de las cosas que más les preocupa es la desafección de los jóvenes aunque cuentan con uno de los mayores porcentajes de colegiados en Ingenierías, alrededor del 80%. «Se debe también a que ahora hay estudiantes que se gradúan y trabajan en otras áreas sin necesidad de colegiarse», indican los responsables quienes recuerdan que para firmar un proyecto debes estar colegiado. En el edificio de Almagro nació el Banco Caminos, como una cooperativa ahora convertida en banco privado. El colegio cuenta también con un fondo de asistencia mutua. Práxedes Mateo Sagasta y Leopoldo Calvo Sotelo son los dos ingenieros de caminos, canales y puertos que han ocupado la presidencia del Gobierno español y hay una lista larga de los que han llegado a ministros, el último de ellos Íñigo de la Serna. Detalle de la escalera principal del edificio - BELÉN RODRIGO

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