La madrugada del 20 de diciembre de 1997, Juan José Fernández González se coló en el Hospital Clínico de Madrid,subió hasta la cuarta planta y, al azar, eligió la habitación 4601, tal y como recuerdan las crónicas de la época publicadas por ABC. Allí estaba ingresada Valeriana de la Fuente, de 82 años, por neumonía. Juan José la estranguló con su cinturón. Allí fue sorprendido por un enfermero, al igual que sucedió el sábado, como si la historia se repitiese. Un día más tarde, en la enfermería de la cárcel de Carabanchel, volvió a matar. En este caso a Guillermo Merino, un reo de 47 años. Le golpeó la cara y lo asfixió con sus propias manos. Por aquel entonces, el asesino tenía solo 27 años y era licenciado en Geografía e Historia. Además, había jugado en equipos de fútbol de Tercera División. Todo se torció en 1993, cuando le impusieron tratamiento psiquiátrico por esquizofrenia y, según los registros policiales, intentó matar a otra persona. Después del asesinato en Carabanchel fue trasladado a la cárcel de Soto del Real, donde estuvo en una celda de aislamiento. El forense señaló entonces que «su enfermedad mental no es incompatible con su internamiento en prisión», pero dos años más tarde un jurado popular le aplicó una eximente completa de anomalía psíquica, al padecer una «esquizofrenia paranoide con un brote psicótico cuando cometió los crímenes». Salió absuelto por ser inimputable debido a su enfermedad. «Estamos en condiciones de considerar no probada la voluntad del acusado en ambos asesinatos», dijo el jurado. Se le internó en un psiquiátrico de Alicante, donde permaneció hasta 2007.De España https://ift.tt/2Psk4fJ
0 comentarios:
Publicar un comentario