jueves, 31 de octubre de 2019

Gay Mercader:«Ahora no me haría promotor ni loco»

Los Stones en la Monumental en el 76, las cargas de los grises, los botes de humo contra las gradas, el debut de un espídico Iggy Pop en el 78, las primeras veces (¡y qué veces!) de Bruce Springsteen y Patti Smith… Durante décadas, esta ha sido la mitología de la que se ha alimentado la leyenda de Gay Mercader, el último de los promotores románticos y, como evidencia una vez más el documental «Gay Mercader: el gran mercader del Rock and Roll», puerta de entrada buena parte de la música internacional a la España de principios de los setenta. Existe, sin embargo, otro Mercader poco o nada conocido que vive semirecluido en su gigantesca masía gerundense, le envía una rosa a Patti Smith cada Sant Jordi y bombardea a Miquel Barceló con material relativo a Bob Dylan. Un Mercader amante de la soledad y de carácter más bien complicado («soy maniático, minucioso, puntilloso y obsesivo reconoce) que se ha dejado retratar al natural y durante nueve meses por Montse Mompó y Pilar Ruiz Cruz para el programa Imprescindibles de TVE. El resultado, que se podrá ver hoy en el festival In-Edit y el próximo 1 de diciembre en la pequeña pantalla, es un documental que ahonda en la faceta doméstica de Mercader sin esquivar su condición de pionero del negocio de las giras. «Es sorprendente cómo han llegado a mi intimidad», destaca Mercader sobre una película en la que participan también amigos del promotor como Iggy Pop, Patti Smith, Sting o Loquillo. «Todo lo que se del negocio lo he aprendido de él», asegura el rockero barcelonés desde la pantalla. A su lado, Joan, Jordi y Josep Roca, del Celler de Can Roca, presentan a Mercader con su «cuarto» hermano. «Me he dedicado a hacer conciertos porque cuando llegué a España en 1971 descubrí que no podía ver los conciertos que veía en París. Como hablaba inglés de manera muy fluida y conocía muy bien la mentalidad inglesa, porque mi padre tenía negocios básicamente con Inglaterra, me tiré de cabeza sin un duro», recuerda un promotor que, criado en la capital francesa y con parientes tan ilustres como Vittorio De Sica (su tío) o María Mercader (su tía), sostiene que lo último en lo que pensaba cuando contrató a la Incredible String Band en 1971 era en hacerse rico. «Si me hubiese interesado el dinero no me hubiese dedicado a esto: me hubiese quedado con mi familia y con mis padres, que eran millonarios», sostiene. Tanto es así que reconoce haberse arruinado hasta en 4 ocasiones y haber estado a punto unas cuantas más.«Tengo el dudoso honor de haber perdido dinero con Tina Turner», dice. Para los Rolling Stones, amigos íntimos amén de una de sus relaciones comerciales de mayor calado, todo son buenas palabras. «Antes eran forajido y ahora son jefes de Estado. La complejidad de montar sus giras, de hecho, es como si hicieses un G5», detalla. Con todo, Mercader reconoce que, después de cinco décadas de carrera, hoy en día lo último en lo que pensaría es en dedicar a organizar giras y conciertos. «Si ahora fuera joven no me haría promotor ni loco. Además, promotor para introducir a la gente a qué. ¿Al trap? ¿Al rap? ¿Al reguetón? Para mí era como una misión divina. Hoy en día no le veo interés. La mayor parte de los artistas pertenecen a dos multinacionales. Además, el camino ya está hecho», sostiene.

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