domingo, 27 de octubre de 2019

El coste de tratar el alcoholismo casi duplica al de las otras drogas

Los tratamientos médicos derivados del consumo de alcohol suponen un mayor gasto para los centros de salud de la Unión Europea (UE) que los relacionados con drogas. Al mismo tiempo, el sufragio de estos tratamientos tiende a ser a mayor en aquellos países comunitarios en los que la financiación pública de la Sanidad es más elevada. Son algunas de las conclusiones alcanzadas por un grupo europeo de investigadores tras analizar los datos existentes sobre gasto hospitalario en la UE. Aunque publicado hace ya algunos meses, el trabajo fue presentado la semana pasada en el marco de las conferencias sobre gasto sanitario celebradas en la sede del Consello Económico y Social de Galicia, en Santiago. «Lo que hemos querido lograr con este estudio puede dividirse en dos partes. Por un lado, averiguar a cuánto asciende el desembolso de los países europeos en lo que a tratamientos de alcohol y drogas respecta y tratar de explicar las tendencias de gasto. Por el otro, facilitar una mejor evaluación del suministro de estas terapias y, en consecuencia, una mejor asignación de los recursos disponibles. Todo ello está encaminado a analizar la relación entre lo que cuestan y la efectividad real que tienen», recalca Bruno Casal, de la Universidad de La Coruña, uno de los tres expertos que, junto a la portuguesa Claudia Costa y el británico David Morgan, ha dado forma a la investigación. Tomando como muestra los datos accesibles en Eurostat -la oficina estadística de la Comisión Europea- en el periodo comprendido entre 2013 y 2015, los tres investigadores analizaron el desglose de las partidas de gasto sanitario de los países. Y llegaron así a una serie de conclusiones enfocadas, en definitiva, a la mejora de las políticas estatales relacionadas con la Sanidad. La primera de ellas es que, al contrario de lo que pudiera pensarse, las drogas no generan a los Estados un mayor desembolso que el alcohol, debido fundamentalmente a que este último es consumido por un volumen de población muy superior al que es comprador habitual de sustancias ilícitas. Así, mientras que en 2015 los países comunitarios emplearon en total 3,3 mil millones de euros en terapias para afectados por consumo de estupefacientes, como pudieron constatar Casal y sus colegas, esa cifra ascendió a los 5,9 en el caso del alcohol. Otra de las principales averiguaciones del estudio, que se ha apoyado en factores determinantes como la estructura de los sistemas de salud de cada país o las rentas nacionales, es que, cuanto mayor es la cobertura pública, mayores son los gastos estatales en terapias contra ambas sustancias. Además, en el caso del consumo de drogas, el trabajo de los expertos también advierte de la necesidad de fijar regímenes ambulatorios en lugar de recurrir a medidas de emergencia cuando las situaciones de los pacientes son de extrema gravedad. Con ello, señalan, se ahorrarían los abultados costes de ese tipo de procedimientos y se rebajarían, en paralelo, los riesgos letales que implican. Pese a todo, el camino emprendido por los tres académicos para vertebrar la investigación no ha estado exento de dificultade s , principalmente a cuenta de las limitaciones que presentan los registros a la hora de recabar los datos. «Además, cada país establece su propia tipología de tratamientos, por lo que estos pueden ser muy distintos. Por esta razón, creemos que la necesidad de recopilar y publicar información adicional sobre todos estos aspectos es fundamental para la mejora de la sanidad pública», concluyen los investigadores.

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