martes, 29 de octubre de 2019

El Hospital de Alcorcón desconocía los crímenes del asesino del Clínico

Juan José Fernández González paseaba todos los días, desde hace más de tres años, por los pasillos del Hospital de Alcorcón, donde trabajaba en el servicio de lavandería. Aunque no se relacionaba con los compañeros –que lo describen como una persona introvertida–, era una cara conocida y nunca había dado «señales de alarma». Nadie conocía su historial delictivo, ni el hospital ni Ilunion, empresa adjudicataria del servicio para la que trabajaba desde hace más de cinco años. Tampoco que padecía esquizofrenia. En 1997, Juan José asesinó a dos personas, una en el Hospital Clínico, a la que asfixió con un cinturón; la otra en la enfermería de la cárcel de Carabanchel, ahogándola con sus propias manos. El sábado, volvió a actuar. «Solo teníamos el certificado de discapacidad por enfermedad mental, pero no un certificado de penales. La ley de protección de datos no te permite solicitarlo ni acceder a los antecedentes», explican a ABC fuentes relacionadas con el caso. Juan José había pasado los controles y los procesos de selección de Ilunion, un grupo empresarial perteneciente a la ONCE que persigue la integración social. «Siempre se hacen grupos de trabajo con un médico que gestiona los riesgos laborales. En ellos también participan técnicos laborales para darles formación y hacer un estudio del conocimiento de la realidad que tienen los futuros empleados», continúan. Juan José los había pasado y tenía todos los informes en regla. La consejería de Sanidad y el hospital tampoco sabían lo que el ahora detenido hizo hace 22 años. «El pliego de condiciones explica que la empresa adjudicataria se debe encargar de cualquier daño material o percance que los trabajadores causen en pacientes o en las instalaciones del centro sanitario», dicen fuentes del área que dirige Enrique Ruiz Escudero. Las mismas aseguran a ABC que, sobre trabajadores hospitalarios, solo pueden pedir antecedentes relacionados con agresiones o abusos a menores. «La Comunidad ha actuado correctamente y con respeto a la ley», aseguró ayer el consejero. El hospital da la misma versión: no tenía constancia del historial delictivo ni psiquiátrico del detenido y tampoco ha detectado que durante los tres años como trabajador haya intentado asesinar a otros pacientes. Una almohada, el arma El sábado, a las siete de la mañana, Juan José, de 49 años, abrió la puerta de una habitación de la unidad de Traumatología, en la segunda planta del hospital. Con un cúter en la mano, se abalanzó sobre la cama de una paciente, de 83, y presuntamente intentó matarla asfixiándola con una almohada. Su compañera de cuarto comenzó a gritar y avisó a las enfermeras, que al llegar a la habitación vieron a Juan José «echado sobre la cabeza» de la víctima. Él salió corriendo, pero los vigilantes lograron retenerle y lo trasladaron a una sala de Urgencias por un corte en el brazo, tal y como avanzó El Mundo. Cuando la Policía Nacional llegó, Juan José estaba tranquilo. Primero dijo que no sabía nada de lo ocurrido; después confesó que había utilizado la almohada, pero que no sabía el motivo del ataque. Fue internado en la Unidad de Psiquiatría bajo custodia policial. Sospechan que padeció un «brote por la patología psiquiátrica o un desajuste en la medicación». La víctima declaró que estaba despierta cuando entró al habitáculo y que pensó que se trataba de un enfermero. Juan José entró ayer, pasadas las 19.15 horas, en la cárcel de Navalcarnero, después de que el Juzgado de Instrucción número 3 de Alcorcón decretase prisión provisional comunicada y sin fianza por la supuesta comisión de un delito de homicidio intentado agravado por la especial vulnerabilidad de la víctima.

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