Inés Arrimadas , en un medido silencio durante tres días, comenzó el viernes a preparar con su equipo más cercano y sus dirigentes más leales la respuesta al desafío público de Edmundo Bal . Su «amigo, compañero y mano derecha», «por sorpresa», anunció a las puertas del Congreso su candidatura a liderar Ciudadanos (Cs). Arrimadas respondió este lunes con un órdago en toda regla: solo si el abogado del Estado mantiene su propia lista, encabezará ella una distinta. En caso contrario, si Bal «recapacita», ella misma renunciará a ser la líder política del partido y accederá a integrar un proyecto «de unidad» con él. El movimiento abre la puerta por primera vez a que Arrimadas renuncie a ser la futura portavoz –jefa política en la bicefalia que se debatirá en la Asamblea General de mediados de enero–, pero también pretende cortar el paso a las aspiraciones de Bal. El diputado, horas antes de la comparecencia de su todavía presidenta, había afirmado en Onda Cero y en TVE que se presenta a las primarias porque, en plena refundación , se necesita un nuevo liderazgo para que la transformación sea real. El argumento de peso de Bal para postularse, pues, queda en entredicho si ella ofrece una renuncia al mando político de Cs para lograr «unidad». Unidad. Mágica palabra. El mismo diputado, en su anuncio el pasado viernes, apostó por una lista unitaria que vertebre las distintas sensibilidades. Pero ahora, con el movimiento de su hipotética rival, ella se sitúa como alguien dispuesta a renunciar a ese liderazgo en aras de ese objetivo común. Noticia Relacionada estandar No Monedero dice que Yolanda Díaz no «representa el espacio colectivo» que buscan Gregoria Caro El cofundador de Podemos dice que han pasado «cosas» con la vicepresidenta que le llenan de dudas sobre su compromiso En Twitter, Bal contestó irónicamente: «Mi compañera Inés Arrimadas está de acuerdo con mi propuesta: una candidatura de unidad que recoja lo que los afiliados han expresado en la refundación. Por eso presenté hace tres días una candidatura que ayude a recuperar la ilusión y de la que quiero que ella forme parte». Crecen las voces que piden unidad, pero también hay dirigentes que ven las palabras de Arrimadas como «un chantaje» El movimiento de Bal, en cualquier caso, ha devuelto la atención mediática a un partido en horas bajas, cuyo futuro pende de un hilo tan fino como el color naranja en los gráficos de las últimas encuestas . En el cuartel general de los liberales, en el número 253 de la madrileña calle de Alcalá, la presencia de periodistas recordaba a las grandes ocasiones. A tiempos conjugados en el pretérito de Albert Rivera . Un choque ideológico La expectación era máxima y Arrimadas se hacía de rogar. Comenzó casi media hora tarde, con Guillermo Díaz , su último diputado fiel, y Daniel Pérez Calvo , vicesecretario general y secretario de Comunicación, observando desde el público con gesto serio. Bal, a primera hora de la mañana, había dicho que su formación no podía ser «apéndice» del PP . Arrimadas coincidió después, pero añadió: «Tampoco del Gobierno ni de Pedro Sánchez ». La líder de los liberales quiso relegar el conflicto con Bal a una mera cuestión ideológica. Sin citarla, todos los presentes tenían en mente la 'ley del solo sí es sí' . Fuentes cercanas a Arrimadas creen que fue ese motivo, y no su oposición a la bicefalia, lo que llevó a Bal a sublevarse contra su presidenta. «Para mí ser progresista es alejarse mucho de Irene Montero», dijo Arrimadas, en su única crítica explícita a su compañero, firme defensor del voto afirmativo de Cs a la norma estrella de la ministra de Igualdad. Pero el contragolpe de Arrimadas acerca la posibilidad de una tercera vía de la que ya se empieza a hablar en el partido. Un liderazgo distinto al de Arrimadas, sí, pero también al de Bal. El perfil del actual portavoz de Cs no convence en algunos sectores de la formación por discrepancias ideológicas. En ese espacio se incluye la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís . Esta, no obstante, no es la única pega contra Bal. Si la crítica al liderazgo de Arrimadas es la necesidad de renovación, hay voces que empiezan a subrayar que el diputado es ahora mismo el número tres de Arrimadas a nivel orgánico –vicesecretario general– y su segundo de a bordo en el Congreso –portavoz adjunto del grupo parlamentario–. La propia presidenta de Cs se cuidó mucho en remarcar en su intervención que Bal es su «amigo, compañero y mano derecha». «Mi compañero» De hecho, Arrimadas dio dos motivos para no haber dicho nada hasta ahora sobre su posible candidatura, a pesar de la presión interna para que terminase, en un sentido u otro, con la «incertidumbre» de los últimos meses. El primero, que si se posicionaba, quedaba desplazado, como ha sucedido, el «qué» y el «cómo» de la refundación por el «quién». El segundo, que estaba trabajando en una «candidatura de unidad» con todas las posibilidades sobre la mesa. «De esto es plenamente consciente mi compañero Edmundo Bal, mi mano derecha, mi vicesecretario general, mi compañero y mi portavoz adjunto», agregó. «Inés sigue sin entender que no la quiere absolutamente nadie, pero a Edmundo lo quieren incluso menos», dice un dirigente En privado, miembros del Comité Ejecutivo reclaman que esa unidad se concrete y que Arrimadas y Bal se sienten a hablar. Este lunes por la tarde, en el Congreso, se dio ya un primer paso con una reunión entre ambos para acercar posturas. Pero también hay dirigentes que desconfían sobremanera de las palabras de Arrimadas, quien ayer no descartó en ningún momento su posible candidatura a las elecciones generales , y otros que ven en Bal la mejor opción. Fuentes del equipo para la refundación consultadas por este diario, por otro lado, ven «sensata» la propuesta de Arrimadas y creen que el partido debe buscar un equilibrio entre la «renovación» y el uso de los «activos políticos» de que dispone, entre los que están tanto Bal como Arrimadas. En la formación se empieza a hablar de terceras figuras, como el jefe de la delegación europea de Cs, Adrián Vázquez . El eurodiputado gusta en la corriente oficialista y en la crítica, pero también lo acusaron personas del Comité Ejecutivo de «maniobrar» para hacerse con el partido. Él, centrado en Europa tras su labor en la refundación, no se ha posicionado con nadie y apenas ha dicho en público que siempre defenderá un proyecto unido: «Es el único camino». Nombres a retener También se pronunciaron reclamando unidad otras figuras del equipo para la refundación como Dimas Gragera –candidato en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) y perfil emergente en el partido– y Patricia Guasp –esta última, miembro de la ejecutiva y posicionada con Bal en el Comité Ejecutivo del pasado 25 de noviembre, donde los críticos se opusieron a la bicefalia con un éxito parcial, al lograr que tanto el cargo orgánico como el político se sometan a primarias los días 9 y 10 de enero–. César Zafra , antiguo número dos de Ignacio Aguado y también partidario de Bal, tachó la llamada a la unidad de Arrimadas de «chantaje». Pero es que también hay afines a Arrimadas a quienes genera incomprensión la comparecencia de este lunes. El partido es un caos. Por ahora, desde el entorno de Bal rechazan renunciar a sus pretensiones y apuntan que Arrimadas se centró este lunes en «personas» y no en «un proyecto». Otros perfiles como los diputados Guillermo Díaz o María Muñoz , ambos implicados en la refundación, se asoman como posibles figuras de peso en las candidaturas, bien finalmente haya dos –Díaz es afín a Arrimadas y Muñoz a Bal– o bien se logre una fórmula conjunta, con un líder aún por aparecer. Con todo, hay dirigentes que ven el abismo inevitable: «Inés sigue sin entender que no la quiere absolutamente nadie, pero a Edmundo lo quieren incluso menos».
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lunes, 5 de diciembre de 2022
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