domingo, 25 de diciembre de 2022

El doctor canadiense que realizó la primera transfusión de sangre en Madrid

La sangre es vida. Esto es algo que descubrieron, hace muchos años, los científicos. Por eso, las transfusiones pueden considerarse como salud en porciones. Y en Madrid existe una larga tradición de donaciones de sangre. Los primeros servicios móviles de transfusiones de sangre corrieron a cuenta de un médico canadiense, el doctor Norman Bethune , que lo puso en marcha en plena Guerra Civil española y realizó su primera transfusión el 23 de diciembre de 1936 a un miliciano herido en la Casa de Campo. Bethune llegó a Madrid a los pocos meses del inicio del conflicto armado, y su intervención fue providencial para salvar la vida de muchos soldados. Además de las transfusiones en pleno campo de batalla, también abrió un servicio fijo en una vivienda del centro de Madrid: en Príncipe de Vergara, 36, entresuelo derecha. Y hasta allí, señalan las crónicas, acudieron muchos ciudadanos, sobre todo mujeres, para contribuir con su sangre, atendiendo a los llamamientos que que se hicieron desde la prensa y las emisoras de radio durante varios días. Enfermeras esterilizando el material necesario para la donación de sangre, en 1962 GARCÍA PELAYO El doctor contaba con material técnico -el que correspondía a la época- para mantener las bolsas de sangre en las mejores condiciones. Sabía que una causa frecuente de muerte en el campo de batalla era el shock provocado por la pérdida de sangre; incluso en pacientes con heridas no tan graves, esta podía ser una causa de fallecimiento. Por eso concibió la idea de administrar transfusiones in situ. La semilla sembrada fructificó: tras la guerra, nace el Instituto Español de Hematología y Hemoterapia, que dirigía el doctor Carlos Elósegui, uno de los mayores especialistas en Hematología del país. En sus inicios, en los primeros años 40, se producían en torno a 600 transfusiones para patologías médicas y unas 200 para quirúrgicas. Pero estas cifras fueron subiendo paulatinamente, hasta alcanzar en torno a las 22.000 a finales de los 50. Había, señalaban las crónicas, donantes voluntarios, retribuidos y ocasionales. En los 60, la actividad del Instituto cae: nacen los grandes hospitales madrileños, donde había servicio de donación de sangre, y también la Hermandad de Donantes. De aquellos lejanos años en que la sangre se guardaba en botellas de cristal, se pesaba en una romana -lo extraído rondaba los 545 gramos de peso - y se recogía con tubos de caucho, queda apenas un recuerdo y algunos materiales almacenados con mimo en el Centro de Transfusión de Madrid , que nació en 1988. Este centro recogió las funciones y el personal del Centro de Hematología y Hemoterapia, y se situó en un principio en unas instalaciones provisionales adyacentes al Hospital del Niño Jesús. En 2003 se trasladó a su actual ubicación en Valdebernardo, un moderno edificio con todos los avances necesarios. La hemeroteca de ABC guarda curiosas noticias relacionadas con esta actividad: desde el 'corazón artificial' del doctor Becart, que en 1933 colocó entre el donante y el receptor una bomba aspirante-repelente movida con un motor eléctrico que aseguraba la continuidad del paso de la sangre de un cuerpo al otro. MÁS INFORMACIÓN El día que el Paseo de Coches de El Retiro fue los Campos Elíseos Y en el archivo gráfico de ABC se conservan las instantáneas de distintos colectivos contribuyendo con su sangre a cubrir las donaciones necesarias. Entre ellos, un grupo de 180 franceses que llegaron desde la región de Beziers con el fin de contribuir a la formación del Banco Español de Plasma Sanguíneo en los años 60, pagándose de su bolsillo el viaje y la estancia, como destacaba entre sorprendido y admirado el cronista.

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