sábado, 17 de diciembre de 2022

Expertos contradicen el informe exculpatorio del patrón del barco

El patrón del Villa de Pitanxo, investigado por 21 homicidios imprudentes en la causa que dirige la Audiencia Nacional por el naufragio del buque el pasado 15 de febrero , ha movido ficha. Justo después de que la tripulación del Playa Menduíña II testificase ante este tribunal que el capitán, Juan Padín, cambió varias veces de versión sobre las causas del accidente desde que los rescataron del agua hasta que llegaron a tierra , el sospechoso presentó un informe que lo exculpa del siniestro. Este documento, elaborado por un perito de parte, se basa en los datos del AIS (sistema de identificación automática) para determinar que la velocidad de la nave en el momento en el que se produjo el accidente en aguas de Terranova era «compatible con la parada del motor y barco sin gobierno, derivando a causa de la mar». El mismo documento indica que de haberse producido un embarre del aparejo - versión que defiende el tercer superviviente, Samuel Koufie- el barco no podría estar moviéndose a ninguna velocidad. Pero estas afirmaciones no convencen a la acusación del caso, que puso las conclusiones en manos de expertos que no han tardado en rebatir lo presentado. Por una parte, y según fuentes técnicas consultadas por el representante del grueso de las familias y también por parte de fuentes expertas, «los barcos, aún estando embarrados tienen capacidad de maniobra» . Lo que significa que, a tenor de estos conocedores del mar, pudo darse un desplazamiento porque el largo de los cables «se cifra en miles de metros». Este movimiento explicaría los cuadros de velocidades contemplados por el AIS. Por otra parte, y contradiciendo de raíz el informe exculpatorio presentado por Padín, los expertos asumen que «una parada de motor no provoca el hundimiento de ningún buque» y van un paso más allá al añadir, según ha podido saber ABC, que aunque el buque se hubiese librado en el último momento del embarre que según la declaración de Koufie causó el accidente, «ya estaría herido de muerte». «Lo que revela el desplazamiento del barco es que el barco embarró y Padín en vez de arriar el cable trató de zafarse y llevó al buque al límite» explican las fuentes consultadas por las familias de las 21 víctimas mortales en el hundimiento. Además, reprochan que el argumento de que una ola es la causa de la velocidad detectada de 4 nudos «es esperpéntica y ningún marino le da la más mínima credibilidad» . La acusación también incide en que, estos datos técnicos son «objetivos» y quedarán demostrados cuando se baje al pecio y se analice el estado del barco y los motivos de que se fuese a pique. A espera de ese momento clave en la investigación, que se producirá a lo largo del 2013, las familias insisten en que la gestión del patrón no fue la deseada y se pliegan a la declaración del tercer superviviente que, por otra parte, ya habló del embarre en los primeros momentos después de ser rescatado de la lancha. Es más, el propio Padín, declararon los marineros del Playa Menduíña, dijo en un primer momento que un embarre del aparejo había dado lugar a la tragedia. Pero su relato, indicaron, fue variando a lo largo de las horas después de recibir « hasta tres llamadas» de la empresa armadora . «Algunos de los tripulantes reconocieron que el capitán había cambiado de versión varias veces», apuntó Manuel Lampón, abogado de la mayoría de los familiares, a las puertas de la Audiencia Nacional el pasado de 30 de noviembre. Esta ronda de declaraciones también afloró otras incógnitas que contrastan con la versión de Padín, como que ninguno de los cuerpos que se recuperaron del agua llevaba puesto el traje de supervivencia , pese a que el patrón insiste en que dio la orden de ponérselos. Pero el relato unánime de los del Playa Menduíña -trece tripulantes- es que solo vestían este elemento de protección el propio Padín y su sobrino, que se salvaron, y un cocinero que falleció en el agua. El resto, manifestaron, iban vestidos con ropa de calle o con trajes de agua, insuficientes a todas luces para aguantar en el agua gélida de Canadá las cuatro horas que este buque tardó en llegar al punto del suceso. Tampoco queda claro que Padín viese, como indicó, a marineros subidos en las dos balsas salvavidas de las que disponía la embarcación, cuando en la segunda de las lanchas los rescatadores ya no encontraron a nadie y, deslizaron, todo indicaba que nadie había llegado a subirse a ella. La declaración de los marineros del barco que rescató a las tres personas que sobrevivieron cuando el agua se tragó al Pitanxo podría resultar determinante de cara al juicio que se celebrará por el naufragio. No solo porque sus palabras sirven para dibujar, de manera objetiva, la estampa de la tragedia en el mar, sino porque ellos convivieron con los tres supervivientes durante 72 horas hasta su llegada a puerto. Y en ese tiempo, dijeron, presenciaron presiones a Samuel Koufie para que cerrase filas con la nueva versión de Padín , diciéndole incluso que tuviese «cuidado con lo que decía y cuidado con lo que hablaba». Incluso uno de ellos anotó ante el tribunal de la Audiencia Nacional, para que constase, que le había sorprendido sobre manera la entereza de Padín durante aquellas horas trágicas. El marinero no dudó en consultarle a qué se debía su llamativo estado de ánimo, a lo que el patrón del Pitanxo contestó que estaba contento por haber sobrevivido .

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