domingo, 25 de diciembre de 2022

Un Rey preocupado

EL Rey es una persona pero la Corona es una institución . Y las instituciones, como se encargó de subrayar anoche el propio monarca, no sólo son de todos sino que son o deberían ser el espacio de encuentro de todos. La crisis de convivencia que vive la nación, reflejada y estimulada por el enconamiento del debate público, reducía el margen personal del monarca en el tradicional discurso de Nochebuena y exigía, en cambio, un pronunciamiento institucional claro que ocupó una posición nuclear en la charla. Quienes esperaban una intervención de parte saldrían decepcionados; no así quienes demandan de la monarquía una imprescindible función mediadora, de arbitraje. La única que queda en un momento de crispación civil inquietante. La que establece la Constitución, cuya letra y espíritu constituyen la bitácora de Felipe VI desde que empezó su reinado. En caso de duda, de bronca, de disputa, la Constitución fija las pautas de conducta y establece las soluciones. Para todos, del Rey abajo. La relevancia, en extensión y contenido, que el discurso concedió a los evidentes problemas políticos actuales constituye en sí misma una llamada de atención a los poderes públicos, en los términos más contundentes que la neutralidad de su función permite al monarca. Dentro del tono de exhortación, la alocución se desarrolló en gran medida en clave política. No sobrevoló los conflictos ; entró en ellos con precisión y claridad y reclamó un perentorio ejercicio de sensatez colectiva. El diagnóstico fue claro y preciso: división, deterioro de la convivencia y erosión de las instituciones. Y la propuesta de solución, la única posible: respeto a la Ley Fundamental que articula la normalidad democrática. El texto era asimismo diáfano respecto a la gravedad de la amenaza, sin rehuir la descripción del peligro ni diluirla en referencias abstractas. Noticia Relacionada MENSAJE NAVIDEÑO DE FELIPE VI estandar No Un discurso más tradicional, sin rehuir la actualidad Esteban Villarejo El Rey volvió al Salón de Audiencias con el misterio, el árbol, las banderas de España y la UE y solo una foto. Fue un mensaje con una parte central muy actual Fue un toque de atención serio , casi terminante, sin señalamientos de responsabilidades concretas que habrían incurrido en sesgo partidista o banderizo. Sólo quienes se sitúan fuera de la Constitución se excluyen a sí mismos. En este sentido, la explícita reivindicación del éxito histórico del sistema y del legado de la Transición sí fue una toma de postura sobre la que cada actor político deberá decidir si se da por aludido. Entre líneas –«la España que conozco bien»—era reconocible la idea de que algunos o muchos de esos actores se han alejado de las percepciones ciudadanas o han confundido las prioridades de la mayoría provocando una pérdida general de confianza. En una noche de gran contenido simbólico para las familias, en los hogares españoles compareció un Rey preocupado . Concernido por la deriva irresponsable de los agentes públicos y su impacto en la estabilidad de la nación. Consciente del desgaste de las instituciones y la consiguiente avería en la eficacia del Estado. Comprometido con el imperativo de restaurar un clima de tolerancia y acuerdo sometido a severos daños. Y convencido de que, empezando por él mismo, la reconstrucción de la convivencia sólo se logra cumpliendo una receta: Constitución, Constitución y Constitución. Lealtad a las reglas. Voluntad de integración sin atajos, ni excusas, ni subterfugios. La «razón como guía» y la ley como referencia. MÁS INFORMACIÓN noticia No Las frases más destacadas del discurso de Felipe VI El que pueda, quiera o sepa entender, que entienda.

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