martes, 20 de diciembre de 2022

Un mar absurdo

Laporta estuvo durante el puente de la Constitución en Punta Cana, en la boda de Belén Gomis y Enric Masip , exjugador de balonmano y asesor hoy de cabecera del presidente. La novia es una joven de Reus hija de Juan Ramón Gomis, empresario español no muy conocido para el gran público pero con grandes recursos económicos y muy respetado en su sector profesional, el hotelero. Es socio del propietario de Grumasa, el también español Enrique Martinón, dueño de varios hoteles y resorts en Punta Cana, entre ellos el Secrets, donde se alojaron los invitados al enlace, que se celebró en Playa Blanca. De Laporta llama la atención lo cada vez más gordísimo que está, hasta el punto de que ya anda como los obesos americanos, balanceándose a uno y otro lado. Su cara está tan abotargada que puede abrir menos los ojos. Una amiga que conoció en otros tiempos —lo de los otros tiempos también se le notaba a la amiga—, se acercó a saludarle y le expresó su preocupación por la inmensa barriga. Haciéndose un poco el Manelic, Laporta le dijo: «Ya ves, con tantos nervios en el Barça he ganado 20 kilos», y cuando la amiga —que tampoco estaba para dar lecciones de nada— le sugirió algún tipo de dieta contestó: «Ahora imposible, porque tengo un descuadre en el club de 200 millones y esto me pone todavía más nervioso». A continuación, Jan, que vestía un pantalón corto del Barça, una camiseta muy ajustada y una mariconera en bandolera, tomó asiento en el restaurante del resort para dar despacho, junto a sus hijos y amigos, a un par de langostas de estas del Caribe que son muy grandotas y no saben a nada, entre otros frutos de aquel mar bonito pero absurdo, de tan insípido. Hay que reconocerle a Laporta que un descuadre de 200 millones pone nervioso a cualquiera, y que unas vacaciones en Punta Cana ayudan a buscar enfoques creativos. Y muy creativos tendrán que ser, porque aun con esta insuficiencia financiera pretende abordar el mercado de invierno; además del hecho de que Xavi no le gusta y su entrenador preferido es Luis Enrique, pero por no parecer un presidente a la deriva cortando cabezas a destiempo, si no hay descalabro insostenible, aguantará al técnico de Terrassa hasta final de temporada. De todos modos, el verdadero problema de Jan continúan siendo los postres, porque con un par de langostas y demás pescaditos, si haces algo de ejercicio, aunque bebas vino, puedes dejar de engordar y hasta adelgazarte. Pero el presidente, como en sus noches míticas de Botafumeiro, no sólo se hizo con su postre sino que pidió varios: «Póngalos aquí en medio, para compartir», y se los bajó él, muy mayoritariamente. Apoyando una mano en la silla y otra en la mesa logró levantarse tras la generosa tanda de digestivos. Noticias Relacionadas opinion Si Todo irá bien Un instante Salvador Sostres opinion Si Selección de columnistas El final de Tebas Salvador Sostres Las cosas no le van bien al Barça. Es líder en la Liga pero está eliminado de la Champions. El presidente recela del juego, del entrenador y de algunos jugadores, entre ellos los más emblemáticos. Mientras tanto no para de engordar y de hacer el bestia. La única ventaja de la actual coyuntura es que si Jan se embute cien gramos más no podrá abrir ni un poco los ojos y se ahorrará por lo menos ver a su equipo jugando tan mal.

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