domingo, 25 de diciembre de 2022

Alba Palacios : «Por la hormonación no rindes como cuando eras varón»

Alba Palacios (Madrid, 1985) se llamó Álvaro hasta los 33 años. Dio sus primeras patadas a un balón a los dos y desde los 15 sabe que «era diferente al resto» (aunque le gustaran «las chicas, los coches y el fútbol»). A los 31 inició un largo y duro proceso de hormonación que incluyó no solo desarreglos físicos, sino también baches psicológicos. Su familia no le entendía, pero contó con el apoyo de su pareja. Hoy es la primera futbolista transgénero en la historia del deporte español. Palacios juega actualmente en la Regional Preferente Madrileña con su club, A.D. Villaviciosa de Odón, y es 'pichichi' provisional de la categoría: un caso ineludiblemente polémico en plena resaca de la aprobación de la nueva ley trans . Mientras la sociedad debate sus posibles perjuicios para la igualdad en el deporte femenino, Alba (que no ve tales efectos negativos) se dedica a marcar goles: «Juego a pierna cambiada, me gusta entrar por dentro, encarar y disparar», cuenta en una entrevista distendida con ABC. —Se ha ganado usted el apelativo de primera futbolista transgénero en España. ¿Es un dato correcto? —Es correcto si se refiere al fútbol once. Izaro Anxia fue la primera en federarse en fútbol sala. Pero hablando del fútbol de toda la vida sí, es cierto... No he conocido a nadie ni me he enfrentado a nadie trans en fútbol federado todavía. —¿Cómo se produjo esa transición? —Yo dejé de jugar en el Pozuelo masculino a los 21 años, porque se nos exigía ir mucho al gimnasio y estar fuerte. Y a mí me ha gustado siempre estar lo más delgada posible. Así que lo dejé. Continué jugando al fútbol-7 con amigos. Y a los 30 me picó otra vez la curiosidad: me gusta mucho el fútbol once y siempre me ha gustado correr, siempre he sido muy rápida. Me fui a un equipo de Majadahonda, el K2, que estaba en Segunda Regional. Se trataba más que nada de volver a entrenar y coger sensaciones. Y al segundo año, en 2017, empecé mi proceso de hormonación. —¿Dejó entonces el fútbol masculino? —Correcto... Ese mismo verano empecé a entrenar con Las Rozas femenino. Yo no conocía la ley que permite jugar en la categoría del género en el que tú te inscribes [como rige en Madrid, entre otras Comunidades Autónomas]. Estuve toda la temporada entrenando con ellas, pero sin jugar; creí que era indispensable tener el DNI nuevo. Seguí hormonándome. Y la temporada siguiente, gracias a un documental que me hicieron, la Comunidad de Madrid se enteró de mi caso y me aclaró que yo podía también competir. Yo no sabía eso. Y después de dos años de hormonación, mi nivel de testosterona era correcto, bajo. Así que decidí regresar a la competición. Me pidieron un nombre, un alias, porque no tenía el DNI femenino todavía, y me inscribieron. —Ahí es cuando su caso adquiere repercusión pública… —Era la categoría femenina preferente, y no nos vamos a engañar: es una liga que se me queda corta. Cada persona tiene su nivel. Y entonces empecé a destacar; la gente se creía que era porque soy trans, se montó un revuelo... Y cuando ascendí de categoría y me fui a división nacional, se vio que mi nivel era acorde. Llevo cinco años compitiendo, con el Torrelodones subimos el año pasado a Segunda RFEF. Este año he vuelto a bajar a Preferente, porque con mis 37 años, mi trabajo y mi familia, quitarme el fin de semana entero sin compensación económica es bastante duro... Y en la Regional Preferente Femenina juego siempre en Madrid. —Y ahora se ha montado otro revuelo similar al de 2017… —Porque de momento soy máxima goleadora [lleva 16 tantos, tres más que la segunda]. Pero no le quiero dar importancia. Llevo cinco años en la competición, sin ningún problema, nadie se queja, todo está normal. Así que a disfrutar de los años que me queden futbolísticamente y ya está. Noticias Relacionadas estandar Si Fútbol Yuriko Saeki, la colega japonesa de Luis Enrique Javier Asprón estandar Si La otra selección La mujer rubia que sale al lado de Luis Enrique Javier Asprón —¿Cómo fue el primer día que entró en el vestuario de un equipo femenino? —La sensación fue que estaba en mi casa. Yo puedo jugar con los chicos, cero problema, pero cuando juegas con tu género y estás donde tienes que estar, vives más a gusto. Cuando te rodeas de mujeres y te hacen una más, es estar en tu sitio. Encajar en lugar de no encajar. —¿Notó un descenso de calidad futbolística muy pronunciado?   —El fútbol femenino es muy diferente al masculino, todo el mundo lo sabe; pero es fútbol. En las ligas femeninas más bajas es verdad que el nivel no ha empezado a subir hasta ahora. Muchas veces las jugadoras empezaban tarde, y se notaba la falta de calidad, además de tener menos fuerza y potencia. Pero durante estos años he visto que las chicas jóvenes vienen muy fuerte: aportan una técnica que antes no tenían, mucho gimnasio, forma física... Las mujeres son más lentas, pero son increíbles técnicamente: los pases, los controles, amortiguan mejor el balón, cómo se giran… Es diferente. El fútbol masculino es más bestia, más rápido, más de impacto. Pero estoy viendo que cada vez se acerca más al masculino, siempre hablando de las categorías superiores. Nunca va a equipararse a la Primera División masculina, por el físico, pero cada vez es más rápido. —¿Cuáles han sido sus jugadoras favoritas? —Siempre me he fijado en Oshoala, la delantera del Barcelona. Me gustan las jugadoras rápidas. Después, como he sido lateral, me gustaba mucho Ona Batlle. —¿Y en el fútbol masculino? —Yo me hice del Valencia por Pedja Mijatovic y por el 'Piojo' López… Me encantaba su verticalidad. Pero mi referente hoy es Robert Lewandowski. Soy del Real Madrid, pero veo los partidos del Barça por él. —Las críticas que ha sufrido como futbolista provienen... ¿de rivales, del público o de ambos? —Es más la grada... Y sobre todo la gente de Twitter, los que no me han visto. El otro día fui a una radio y me dijo el presentador: «¡Caramba, Alba, me has sorprendido... Me esperaba un bigardo!» Yo mido 1,70, peso 68 kilos, soy una más. La gente se piensa que soy mucho más de lo que soy... Es muy fácil criticar desde Twitter sin haber visto un partido nunca. Con los que me han visto no hay problema, créeme. Cuando he jugado en ligas superiores nadie ha tenido un problema conmigo. De hecho, hay jugadoras muy superiores a mí... Además, la hormonación hace que no rindas como cuando eras un chico. Después de tantos años bloqueando la testosterona, además de sufrir efectos secundarios, tu potencia y velocidad disminuyen. Álba Palacios Guillermo Navarro —¿Cómo es esa sensación subjetiva de ir perdiendo fuerza? —Al final te das cuenta de que echas una carrera y la recuperación es más lenta… Te cuesta más, las piernas te flojean más, es todo más difícil. Ya no tienes la potencia para salir de arrancada, volando... Cuando juego en verano con mis amigos al fútbol-playa mixto, veo la diferencia con los chicos. Y dices: lo que he perdido... No me voy en velocidad de ninguno, salvo que sea muy lento. Los fuertes son explosivos. Yo tenía esa explosividad y la he perdido. Era igual que ellos... Pero no pasa nada, te adaptas a lo que tienes, juegas con lo que puedes. —¿Tiene alguna opinión sobre el conflicto que vive hoy la selección femenina absoluta? —En la selección masculina, cuando un seleccionador no cumple, cogemos otro. En la femenina, cuando el seleccionador no cumple, no se le cambia. Porque en realidad el fútbol femenino da igual. Estoy de acuerdo en que tendría que haber cambios. Con la postura de las jugadoras se puede estar más o menos de acuerdo, pero el tema de la selección no se está tomando en serio. Es verdad que mueve mucho menos dinero que la masculina, que la ve poca gente... Pero imagínate qué pasaría si se quejaran 15 futbolistas varones. No sé si lo conseguirán, porque lo que hay detrás de la Federación es muy complicado, pero me parece bien. —La nueva 'ley trans' va a permitir que una persona pueda elegir libremente su sexo a los 16 años. ¿Está usted a favor de que cualquier jugadora trans pueda competir en ligas femeninas? —Creo que la ley 'trans' no debe afectar a las competiciones femeninas. Ahora mismo hay jugadoras trans compitiendo, como yo, y lo que debe regir siempre es el control antidopaje. Tanto para mujeres trans como para hombres trans' Ha salido un caso masculino hace poco, y van a salir muchos más. Yo conozco más hombres trans jugando en competiciones femeninas que mujeres trans. Ya lo veréis... Es más raro ver a una mujer trans compitiendo, aunque no lo parezca. Las mujeres trans suelen dejar el deporte al lado. Hay más hombres trans, pero no se les ve… Yo podía haber competido sin hormonarme en la Preferente femenina y meter 300 goles. La ley trans dice que las mujeres trans ya pueden competir. Consigues el DNI, no te hormonas, te vas a la Federación Española y ya está. Pero si ves que hay alguien que vuela en el campo, te planteas: hay que hacerle un control antidopaje a esta persona. Y ver la testosterona que tiene; así de fácil. Si supera el límite, es dopaje. Otra cosa es mi ética: yo no quería competir así. O compito bien, o me voy al masculino o me busco otra cosa. —¿No piensa, por tanto, que la ley 'trans' perjudique los derechos de las mujeres que hacen deporte? —Ni mucho menos. Hay pocas mujeres trans en el deporte, no habría suficientes candidatos para hacer una liga transgénero. Se ha generdao un debate absurdo. Hay mujeres trans que han transicionado de muy jovencitas y nadie se entera. Y hombres trans que compiten en liga femeninas y se están metiendo testosterona, y tampoco te enteras. No hay ningún tipo de control.... —Haría falta más presupuesto... —Exactamente. Y a mí me fascina que se monten revuelos por estos casos trans. Como el de la nadadora Lia Thomas, cuando te paras un momento a pensar cuánta gente ve la natación femenina. O el mismísimo fútbol femenino, por mucho auge que haya. Es cierto que el Camp Nou se ha llenado este año, pero las entradas valen 10 euros, no 500. Hasta que no haya un interés económico, todo va a dar igual. A los que dicen que una mujer trans se apunta a competir con mujeres para hacerse rica yo le contesto que hay jugadoras en Primera División, en la nueva liga profesional, que han dejado de jugar al fútbol y están estudiando para ser funcionarias y llevar una vida mejor. No les da para vivir. O eres una superestrella, que hay tres, o no hay dinero. —¿Hasta qué punto le afectan las críticas que escucha desde la grada? —Muy poco o nada. Me pongo un paraguas y me olvido. Y tampoco es que haya muchas críticas... Son casos aislados. Y siempre en Preferente, en Nacional no... En Nacional, cuando eres una más y no destacas, nadie dice nada.

De Deportes https://ift.tt/vH7EXQA

0 comentarios:

Publicar un comentario