Tactismo político

Es un hecho que la política en los niveles local y regional no puede sustraerse a lo que acontece a nivel nacional y menos si los hechos son de tanta relevancia como la decisión de modificar el código penal a la carta para asegurarse el apoyo político de quienes resulten beneficiados por ello. El presidente Pedro Sánchez presumió de audacia este fin de semana en Barcelona para tomar la polémica decisión de modificar la malversación, con el argumento de que mejora la convivencia en Cataluña. La decisión mantiene en vilo al partido en el resto de España, aunque apenas se puedan reconocer tímidas muestras de no estar de acuerdo con ellas. La inminencia de las elecciones locales y autonómicas en España hace temer a los candidatos socialistas que estas medidas les van a pasar factura a ellos. Pero Sánchez, antes de adoptar cualquier medida, se ha asegurado de moldear el PSOE a su antojo y de que nadie se mueva e incluso, que todos estén dispuestos a sacrificarse para que él pueda mantenerse en el poder, tal vez porque para los partidos lo más importante es detentarlo y cualquier fin justifica los medios. Hasta Luis Tudanca ha discrepado de la reforma del delito de la malversación, lo cual da idea de hasta que punto hay descontento con la decisión de Moncloa, que está jugando un órdago máximo para pagar, si procede, la factura electoral en mayo y mantener la vía libre de cara a las generales de final del próximo año. En el PSOE tratan de mantener el tipo apelando a la convivencia en Cataluña, a que hoy en esta comunidad se convive mejor que en la época Rajoy y, de esa forma, tratar de vender como bonanza lo que es un mero ejercicio de tactismo político para mantenerse en el poder. Aunque el PSOE emplea en el Congreso los mecanismos más meteóricos para que las cosas suceden de forma rápida y así que cada decisión polémica tape a la anterior, este tema no va a ser apartado del escenario informativo tan fácilmente y buena prueba de ello es la forma en la que dirigentes populares de todos los niveles critican las cesiones a ERC que, como buenos nacionalistas, seguirán presionando hasta los límites. Sabemos muy bien que el nacionalismo se alimenta del victimismo y de tener activos a presuntos enemigos y esto ni siquiera Sánchez será capaz de cambiarlo.

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