Confirma Novak Djokovic que quiere este Wimbledon, finísimo en sus puestas en escena últimas aunque el novato Tim van Ritjhoven le arañara un set en octavos (6-2, 4-6, 6-1 y 6-2). Ha afilado el colmillo porque ya está en la segunda semana y quiere su séptimo título, cuarto consecutivo, para acercarse a Roger Federer (8), para acercarse a Rafael Nadal en número de Grand Slams (22 por 20), para resarcirse de Australia y París, para no lamentar demasiado si no puede participar en el US Open. De ahí que ponga todo su tenis y sus palabras en que este Wimbledon salga bien. De ahí que apuntara hacia estos horarios raros y nocturnos que hacen cambiar el ritmo y el estilo de juego. Contra el neerlandés, Djokovic terminó su partido con prisas para evitar que se cerniera sobre él el 'toque de queda' que se impone en Wimbledon desde 2009: no hay tenis más allá de las 23 horas de Londres (doce de la noche en España), y lo obligara a terminar el encuentro al día siguiente. «No entiendo la razón por la que no se empieza antes la jornada en la Pista Central –13.30, 14.30 en España, dos horas y media más tarde que en las pistas exteriores–. Ahora que hay, además, entrevistas a pie de pista que no teníamos antes y que hay que esperar un tiempo entre partidos, si te toca en el último turno sabes que vas a jugar con techo cerrado, lo que cambia las condiciones, el estilo de juego, la forma de moverte en la pista. Hay más humedad y la hierba es más resbaladiza; y tienes las luces. Es como un torneo bajo techo», indicó. Cree que muchos jugadores apoyarían la medida de que se adelantara una hora el inicio de la jornada. «Eso ayudaría a que los partidos no terminaran bajo techo». Por eso, hoy el serbio aparece en el primer turno de la Pista Central en su partido de cuartos contra Jannik Sinner, verdugo de Carlos Alcaraz. Dadas las trayectorias y las edades de ambos, solo se han enfrentado una vez, el año pasado en el Masters 1.000 de Montecarlo, con victoria para Djokovic por 6-4 y 6-2. Pero el italiano ha crecido en la hierba, donde su estilo de juego, plano y duro desde el servicio, hace más daño. «Está jugando muy sólido, con mucha presión hacia el rival en todos sus golpes. Y con confianza. Ya cree que puede ganar a cualquier rival, en cualquier pista, algo que es muy importante para un jugador joven. Ha madurado mucho en los grandes escenarios», alabó sus cualidades el serbio.
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