Torra dijo el domingo que había almorzado butifarra con «secas» y que dependiendo de las preguntas del juicio las respuestas le saldrían por un lugar o por el otro. Por el otro le salió, para empezar, la deprimente y escasísima concentración de vagos, jubilados, y demás carne de cañón de la baja permanente que acudieron a acompañarle en su entrada al juzgado. Por el tipo de gritos y de coreografías que realizaron era evidente que el «procés» ha pasado de ser un problema de orden público a un problema psiquiátrico. Sólo el seguimiento de TV3 fue más grotesco. Junto con el pinchazo de los CDR el sábado, que no pudieron culminar el bloqueo ferroviario que pretendían, y el corte de La... Ver Más
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