Llegamos a la parroquia de la sede de la Conferencia Episcopal Española, que está en la calle Añastro, perpendicular a Arturo Soria. La parroquia de Santa María del Bosque, calle Manuel Uribe, 1, está en un emplazamiento denominado «el pequeño vaticano». ¿Por qué? Es fácil imaginárselo si tenemos en cuenta que en el territorio de la parroquia hay una veintena de comunidades religiosas: los Agustinos titulares de la parroquia, las Auxiliares del Buen Pastor, Carmelitas descalzos, Carmelitas Misioneras Teresianas, Esclavas de Cristo Rey, Hospitalarias del Sagrado Corazón, Misioneras Combonianas… y así hasta no parar. Hay que confesar que el templo, que es acogedor e invita a la oración, con una impresionante vidriera con motivos de espigas, presencia de la Eucaristía, el pan del camino, ofrece la impresión de ser una iglesia conventual. Según las crónicas, el 21 de septiembre de 1971 la antigua parroquia de San Saturio cambia de nombre y pasa a llamarse Santa María del Bosque, que también es producto de la unificación de la parroquia de Nuestra Señora del Faro, que desapareció en 15 de diciembre de 1978. Fue el 28 de enero de 1982 cuando el cardenal Vicente Enrique y Tarancón solicitaba al padre provincial de los agustinos que acepte colaborar en la pastoral de esa zona asumiendo la parroquia de Santa María del Bosque. Como dato curioso hay que destacar que el primer matrimonio se celebró el día 13 de mayo de 1982 y el primer bautizo el 5 de junio de ese año. El actual párroco es el agustino P. José María Salado. Trabajan con él los padres Javier Antolín y Tomás Marcos. Forman parte de una comunidad de padres agustinos de ocho miembros. En el edifico del que forma parte el templo está también la curia provincial, que ahora trabaja en un proceso de reorganización. Como destaca el padre José María Salado la parroquia cuenta con unos 10. 500 feligreses, de clase media-alta, muchas personas mayores. Una parroquia en la que hay un alto cumplimiento dominical, y en la que la crisis económica también se ha dejado sentir. El objetivo de la parroquia es que los fieles se impliquen y se comprometan en las actividades, que no son pocas. La estrella de la parroquia, en este barrio que aparentemente no presenta especiales necesidades, es Cáritas. Trabajan ahí más de 65 voluntarios, no solo en la acogida sino en la prestación de servicios y bienes, desde comida, ropa, atención a las necesidades básicas o problemas puntuales. También llegan a la parroquia personas procedentes de diversa zonas de Madrid para participar en los cursos de formación que imparte la Cáritas parroquial: cocina, atención y relaciones sociales, cultura, idiomas, informática. Es muy utilizada la bolsa de trabajo. En la última hoja parroquia se lee en el apartado de Cáritas parroquial un aviso que forma parte de la vida de la parroquia y de la renovación en los medios de recibir los donativos: “Durante el mes de octubre hemos tenido muchísima afluencia de personas solicitando ayuda al despacho parroquial. La campaña de libros de texto, guarderías y becas de comedor para 16 niños ascendido a 1.399,95 euros y solo hemos recaudado 143,49 euros en el cepillo electrónico. Creemos que este desfase es debido al cambio de sobres por el cepillo electrónico. Os recordamos que hay una ranura para poder hacer donativos en efectivo». Pero la intensa vida no se para solo en la caridad. Están los grupos de catequesis, en las etapas principales del proceso de formación de la fe. Y los grupos de separados y divorciados, de espiritualidad agustiniana para laicos, el Grupo de Jesús, que sigue la metodología de estudio y oración de José Antonio Pagola, el grupo de liturgia, el de pastoral de la salud y atención a los enfermos, el misionero, la Adoración Nocturna, el grupo de Cursillos de Cristiandad y el grupo socio-cultural, volcado en los temas de actualidad que interpelan a la conciencia cristiana. Además, los coros de las misas y el de la Colonia Filipina, que también es acogida en esta parroquia. La clave de esta comunidad es el carisma de los padres agustinos. «Un solo corazón y una sola alma», según sintetiza el padre Salado. Una comunidad de talante sencillo, abierta, plural y participativa. Como dice el lema de los agustinos este año: «En familia… Cristo ¡Vive!». Misas L a V: 8, 11 y 19.30 h. Vísperas:19.30h. Festivos: 10, 11, 12, 13 y 19.30 h.
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