viernes, 1 de noviembre de 2019

Modric, el letargo del Balón de Oro

El fútbol no entiende de títulos pasados, es presente puro. Las victorias se olvidan pronto porque hacen exigir más. Es fácil acostumbrarse a lo bueno, a tres Champions consecutivas. Tras ocho meses de trabajo en una etapa de transición, Zidane ha encontrado por fin su nuevo equipo titular, con Valverde en el centro del campo y Rodrygo en la delantera. Analizamos esta realidad como si fuera una cuestión normal. El madridismo ya cataloga como normal que el Balón de Oro vigente, Luka Modric, homenajeado hace once meses en una fiesta rutilante, no sea titular. Es el único ganador de este galardón que no consta en la lista de aspirantes un año después de recibir el trofeo. El desgaste físico, los 34 años y sobre todo las lesiones le han dejado fuera de todas las listas de premios porque no ha estado habitualmente en la alineación titular de Zinedine. Esta temporada solo ha disputado 274 minutos en el conjunto blanco, en los que marcó un gol. Hoy juega, frente al Betis, un veterano que ha perdido el puesto ante la potencia incansable de Valverde y que pretende recuperarlo. Modric suma 274 minutos en seis partidos, 184 minutos diseminados en cinco jornadas de Liga (un gol) y 90 minutos disputados en un encuentro de Champions completo, competición en la que faltó en los otros dos compromisos El Real Madrid reflexiona que el esfuerzo excesivo que Modric realiza la mando de la selección croata para colocarla en la Eurocopa le hace pagar un precio tan caro que ya no es un hombre determinante en el esquema del técnico francés. La temporada pasada ya sufrió el precio del esfuerzo enorme que hizo en el Mundial de Rusia, donde llegó a la final. Y ya no es un niño. No rindió en el Real Madrid, paralelo al bajo nivel general del plantel. En la campaña actual ha sufrido dos lesiones en los dos periodos de selecciones. En septiembre se rompió en Bakú frente a Azerbaiyán. Se recuperó en Valdebebas durante tres semanas para volver a competir con Croacia, ante la Gales de Bale, y cayó lesionado de nuevo. «Ya está bien», comentaba un profesional de Valdebebas. Dejar la selección croata «Lukita», como le denomina su amigo Ramos, reapareció doce días más tarde, el miércoles pasado, media hora ante el Leganés. Se había perdido los partidos ante el Mallorca y «la final» de Estambul contra el Galatasaray, donde el club se jugaba su futuro en la Champions y el porvenir de muchos profesionales, incluido el suyo. El mediocampista no está en los momentos importantes. Debería de pensárselo. En la casa blanca se analiza una cuestión: Modric debería pensar ya, con 34 años, en dejar la selección croata y centrarse en la entidad que le paga. Esa concentración en ayudar a su país ha perjudicado de manera ostensible a su rol en el Real Madrid. Ha perdido importancia, el sitio en el equipo. Su balance en la Liga lo explica todo: 184 minutos, repartidos en cinco encuentros, y un gol. En Copa de Europa solo ha disfrutado de un partido de los tres disputados. Son números de un suplente fijo. En el curso anterior, tanto Lopetegui como Solari ya le quitaron en diversas ocasiones a la hora de juego para dar entrada a Valverde. El Mundial le dejó sin fuerzas. Nunca se sintió bien. Un año más tarde, con Zidane al mando, el joven uruguayo ocupa su plaza de interior. Debe elegir Modric renovó automáticamente hasta 2021 al ganar el Balón de Oro. Un equipo chino intentó ficharle por segunda vez el verano pasado, con la osadía de no pagar traspaso al Real Madrid y ofrecer una millonada al futbolista. El club nunca aceptó esa opción y el jugador no quiso marcharse. Pensó en quedarse y retirarse en el Bernabéu. Es pronto para hablar de futuro, pero las cosas cambiarán en el verano si no es titular esta temporada. En el Real Madrid se envejece muy mal. Es la frase no escrita de la historia del club que se cumple indefectiblemente. El reto del número ocho es recuperar el puesto perdido. Su presente es complicado, pues su cabeza no pierde de vista la Eurocopa. El 16 de noviembre Croacia dirime su clasificación frente a Eslovaquia. Modric quiere abarcarlo todo, su liderazgo en la selección y ser titular en el Real Madrid, y el físico no le responde. No puede abarcar tantos frentes y lo sabe. Debe elegir. También lo sabe.

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