Madrugada del viernes al sábado. Decenas de jóvenes –muchos de ellos gais y transexuales– se juntan de forma festiva en la plaza del Rey. Para disgusto de los vecinos, molestos por el ruido y la música alta, se reúnen en torno a un botellón. La cita, que no da tregua tampoco en las madrugadas del sábado al domingo, se ha convertido en uno de los puntos calientes de la seguridad nocturna. De ello se encargan, según denuncian los vecinos y confirman fuentes policiales consultadas por ABC, un grupo de menores extranjeros no acompañados –conocidos popularmente como menas– que, aprovechando la algarabía nocturna, acude hasta este punto de Chueca para sustraer móviles y altavoces portátiles. «Se meten con ellos por su orientación sexual, llegándoles a agredir con insultos de todo tipo», denuncian. Durante el pasado fin de semana, la Policía Nacional practicó una quincena de detenciones a menas en este punto del Centro por hurtos y robos con violencia. La mayoría de ellas se produjo entre las 2 y las 5 horas de la madrugada, para ser posteriormente trasladados a la comisaría del distrito, en la calle de Leganitos. La historia, relatan, se repite cada fin de semana desde hace unos seis meses. Tras pasar por dependencias policiales, son devueltos al Centro de Primera Acogida de Hortaleza, y sigue la rueda, para el hartazgo de los agentes. Desde que arrancó el verano hasta ahora, entrado el otoño, se han registrado medio millar de detenciones de menas en Centro, según las citadas fuentes. Espacios como la Puerta del Sol y la Gran Vía son, caída la noche, el lugar preferido de estos jóvenes para cometer hurtos al descuido y robos con violencia. «No queremos pensar en lo que va a ser esto cuando se empiecen a celebrar las cenas de Navidad», prevén. Los grupos, según sostienen, llegan a estar integrados hasta por medio centenar de chavales de dudosa edad (algunos mayores), que ya son viejos conocidos de los policías. De hecho, no es la única actividad delictiva que protagonizan en el centro. Como ya informó ABC, también han intensificado su presencia en barrios como Lavapiés, dónde se han sumado a las comisión de delitos y el trapicheo de drogas que llevan ejerciendo otros colectivos del lumpen que vive en la zona. Algunos de estos jóvenes han desarrollado tretas para lograr sus objetivos, incluso utilizando a sus propias novias. Estas, tal y como contó este diario a principios de año, engatusan a hombres, a veces a cambio de «costo», a los que después acorralan en un callejón de Espoz y Mina para robarles dándoles una paliza. Los teléfonos móviles, como ocurre en la plaza del Rey o en Lavapiés, son el objeto de deseo de estos grupos por su facilidad para colocarlos en tiendas de segunda mano. Bien para ser vendidos o desguazados en piezas, con las que trapichean. Los últimos datos disponibles cifran en unos doscientos los ladrones filiados que operan con total impunidad en Centro. Entre ellos, han reaparecido «oficios» como el de «bolsero», cacos que utilizan bolsas forradas con papel de aluminio para evitar que salten las alarmas de las prendas que roban en tiendas de moda. Acampada ilegal A los problemas diarios que sufren los vecinos del Centro se ha sumado, en las últimas semanas, una nueva preocupación. La Asociación de Vecinos de Chueca ha denunciado lo que consideran una «okupación» de la plaza de Pedro Zerolo por parte de un grupo personas del colectivo «sin techo» que acampaba en el paseo del Prado. Tras ser desalojados de esa ubicación, algunos de ellos han levantado un campamento en el emblemático espacio de Chueca. «Están ocupando una zona de recreo infantil, robando espacio a las familias que viven en el barrio. El Samur Social les ofreció ayuda. Algunos de ellos la aceptaron. Me temo que los que se han quedado no son realmente “sin techo”. Ya han cometido hurtos en los comercios cercanos», explica a ABC el presidente de este colectivo vecinal, Esteban Benito. Asegura que los residentes están hartos de este tipo de situaciones, que relacionan directamente con las actividades que desarrolla el padre Ángel en la iglesia de San Antón. «Están al paraguas de este espacio, que es una fuente constante de conflictividad para el barrio», critica. El Ayuntamiento ha realizado baldeos de agua para intentar disuadir a los acampados.
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