lunes, 18 de noviembre de 2019

Inés Arrimadas se lanza a resucitar el centro sin condenar el veto a Pedro Sánchez

«Abrumada», Inés Arrimadas atendió ayer el clamor interno en su partido y dio un paso al frente para reclamar los focos que evitó durante una semana tras la dimisión de Albert Rivera. El adiós del único presidente que ha tenido hasta la fecha Ciudadanos (Cs) desvió hacia ella todas las miradas. La futura candidata a liderar Cs optó por una entrevista en televisión, en Antena 3, para postularse a liderar la formación liberal. «Estoy aquí, fuerte, pero voy a respetar los plazos», reivindicó, para después añadir que ante una situación difícil siempre ha dado «un paso adelante»: «Voy a ser valiente». Sus primeras palabras fueron de reconocimiento a la «dignidad y responsabilidad» de Rivera, quien, dijo, hizo lo que evitaron Pedro Sánchez tras encadenar los dos peores resultados históricos del PSOE y Pablo Casado después de caer 71 escaños el 28-A. Arrimadas supo hacer la autocrítica que le faltó a Rivera, aunque pecó de continuismo al defender de forma cerrada el «no es no» a Sánchez antes del 10-N. «Nos hemos equivocado probablemente de estrategia, aunque el precio pagado quizás es demasiado alto (...) Parece que hemos matado a Kennedy». La diputada por Barcelona, que desveló que será presidenta-portavoz del grupo parlamentario de Cs la próxima legislatura, asumió que no supieron explicar «la solución de desbloqueo». «Hemos hecho una cosa que no se puede hacer: desorientar a tu votante», apuntó en una crítica a la campaña de Cs, dirigida por José Manuel Villegas con Fernando de Páramo como hombre fuerte en la comunicación. El tono hacia Sánchez, sin embargo, no varió respecto al empleado por Rivera. Arrimadas alegó que tampoco supieron reflejar que el PSOE nunca quiso un pacto con «otro partido que no fuera Podemos», y que quería «una rendición» de Cs con la amenaza implícita de que una segunda convocatoria electoral le podía pasar factura. «Su Rasputín –afirmó con sorna en alusión a Iván Redondo– le dijo vete a segundas elecciones». Es cierto que el PSOE no buscó nunca una oferta a Cs, pero los liberales tampoco alzaron la voz para explicitar que los socialistas no tenían voluntad de negociar. En su línea ahondó Villegas, el secretario general en funciones de Cs, que se limitó a decir que algo fue «mal» cuando pasaron de 57 a diez escaños, pero que era «incapaz» de llegar a la conclusión de que debieron investir a Sánchez, como sí admitió Juan Marín. En respuesta a Francisco Igea y a Ignacio Prendes, que han abogado por un partido menos jerarquizado y sin «hiperliderazgo», Villegas les recordó que la Asamblea de marzo servirá para «contraponer equipos y modelos de partido». «No quiero animar ni desanimar a nadie a presentarse», aclaró, y tampoco parece esa la intención de los críticos. Nadie cuestiona, a día de hoy, que Arrimadas debe encabezar Cs. Y ella, se marca ya un objetivo: «Levantar este partido y que el centro político se vuelva a escuchar con fuerza». Melisa Rodríguez, junto a Inés Arrimadas en un acto de precampaña en Tenerife - Efe Tiempo para las mujeres Patricia Reyes Salvo sorpresa, Cs tendrá una mujer como próxima presidenta y es probable que se rodee de varias de su máxima confianza. La responsable de igualdad puede ganar peso en la cúpula. Melisa Rodríguez Es una de las personas más cercanas a Arrimadas, secretaria de Juventud del partido y, aunque está en el actual Comité Permanente, no forma parte del núcleo de Rivera. Marta Martín Cuenta con dos ventajas: es una de las diez supervivientes en el Congreso y, además, es la única que sigue siendo diputada desde 2015. Ayer ya se puso a disposición de Arrimadas. Begoña Villacís Mano derecha de Arrimadas en el partido y vicealcaldesa de Madrid. Nadie duda internamente de su carisma y todo parece indicar que será una de las personas con más galones.

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