Bale ve el cosmos del Real Madrid de manera muy diferente a los demás. Se siente acosado por los medios de comunicación españoles y responde con actuaciones que no benefician a su club y provocan inquina en sus seguidores. La personalidad de Bale, está demostrado, no casa con la filosofía del Real Madrid, que se basa en la eficacia y la discreción. Lleva seis años en el equipo más mediático del mundo y no le importa realizar cosas que le convierten en el epicentro internacional de la noticia. Hace tres semanas, todavía de baja, voló a Londres en clase turista para reunirse con su representante y con personas de la Federación Galesa en su deseo de jugar con su selección los partidos decisivos para acudir a la Eurocopa. Se intentó esconder el viaje y su presencia pública en el aeropuerto de Barajas lo destrozó todo. Ahora, una vez conseguida esa clasificación, ha sido su apoyo a una pancarta la que ha calentado al madridismo y al club. «Gales, golf y Madrid, por este orden», decía la tela. Lo que faltaba. Su campaña con el Real Madrid: solo ha jugado 596 minutos, desperdigados en siete partidos, seis de Liga y uno de Champions. Dos goles y dos asistencias, todos en el campeonato español El texto copiaba unas manifestaciones de Mijatovic, que se transformaron en un cántico de la afición local. Bale cantó con esa pancarta en sus manos sin importarle el mensaje. Seis palabras que significan un menosprecio absoluto al Real Madrid, que es la empresa que le paga nada menos que 24 millones anuales brutos, 12 netos. Un dinero que nunca le pagará Gales ni, por supuesto, el golf. Todavía. Se le recriminará su gesto El dilema interno del club español es: «Qué hacemos con Gareth?». El sentido emocional incita a imponer un sanción importante. El sentido práctico aboga por sacar de Bale todo su rendimiento hasta que se marche, sea en enero o sea en junio, que es el periodo de fichajes más factible. Su campaña con Gales: seis partidos, dos goles y una asistencia. Ha sido clave para la clasificación de su selección para la Eurocopa 2020. Ha sido, sí, su prioridad No hay que obtener un doctorado en Cambridge para saber que el Real Madrid y Zidane están cansados del británico, pero mantienen la cabeza muy fría. Ninguna decisión en caliente. No habrá un castigo «ejemplar». Sí habrá una conversación interna para recriminarle su comportamiento y su falta de respeto a la sociedad que le ha hecho millonario desde agosto de 2013. Lo peor es que lo hace público y sobre todo notorio. El objetivo de Zidane será explotar toda la calidad del delantero mientras continúe en la plantilla. Hay una cuestión relevante en esta postura. Bale es considerado un jugador muy importante en un equipo con muchos futbolistas jóvenes e inexpertos. Son los casos de Rodrygo, Vinicius, Jovic, Valverde y Militao. «Gareth» es necesario. Aunque su participación con el Real Madrid esta temporada es mínima. Solo ha jugado 596 minutos, repartidos en siete partidos, con un discreto balance de dos goles y dos asistencias. Se lesionó dos veces este otoño y se recuperó en Valdebebas para volver a jugar con la selección galesa. Es esa situación de transición del plantel la que hace reflexionar con mesura al Real Madrid las posturas a tomar con el número once. Si se presenta una oferta «aceptable» en el mercado de invierno, será traspasado, sin dudarlo. El fútbol chino puede protagonizar otra vez ese movimiento. Pero se considera complicado que llegue una buena propuesta en enero y la perspectiva se dirige al mes de junio de 2020. Bale estará de nuevo en el mercado el próximo verano. Tiene contrato hasta 2022.
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