martes, 19 de noviembre de 2019

El gratuito crimen del taxista: degollado y apuñalado en el pecho sin mampara ni botón del pánico

Hacía doce años que no ocurría: un taxista madrileño asesinado a sangre fría de manera gratuita. Acababa de empezar la jornada y apenas llevaba el cambio. Y sin medidas de seguridad que evitaran una tragedia, como una simple mampara de protección. El drama, una vez más, tiene nombre y apellido: José Luis Espada Morales, tenía 59 años, mujer, dos hijos y un nieto que acababa de nacer. Un desalmado lo dejó sin vida rebanándole el cuello y apuñalándole varias veces en el tórax. Al cierre de esta edición, no estaba claro que le robaran nada y sorprendía el ensañamiento. Se busca, en principio, a un solo hombre, aunque la única descripción de un supuesto testigo habla de alguien «bajito y delgado», apenas sirve para nada en estos momentos, indican fuentes del caso. El cuchillo homicida fue hallado por la Policía junto al lugar del crimen, junto a un contenedor tapado con una malla verde. Los agentes tratan de reconstruir ahora el recorrido que transitaron. Cuando le encontraron llevaba muerto una media hora. El homicida le condujo hasta un lugar poco transitado Una menos veinte de la madrugada de ayer. Varios miembros de Alcalá Radio Taxi, la cooperativa que aglutina a medio centenar de los 71 conductores de la Ciudad Complutense, se inquietaron: hace rato que no tiene contacto por la emisora con Pepe o con «el profesor», como se conoce a la víctima, quien llevaba apenas año y medio al volante siempre en el turno de noche. En su entorno, algunos afirmaban que trabajó en la enseñanza, de ahí su segundo apodo. En 2009 montó una copistería-papelería en la que vendía periódicos. Y acabó en el taxi. Dos vecinos de la zona avisaron al 112 y luego a la Policía porque un taxi les impedía pasar. Era el Toyota Prius híbrido de Pepe, que estaba en la plaza de Luis de Antezana esquina a Manuel Laredo, 16. La puerta trasera derecha estaba abierta y dentro la víctima con el cinturón puesto: «Hay una persona malherida», avisaron. Le habían degollado, presentaba varios cortes inciso-punzantes en el pecho y defensivos en las manos. El taxi estaba lleno de sangre pero no especialmente revuelto, aunque no se entiende otro móvil que el intento de atraco. Le habían matado vilmente por la espalda. Llevaba muerto apenas 30 minutos (extremo que deberá confirmar la autopsia). Los sanitarios del Summa certificaron el óbito, informan Emergencias 112 Comunidad de Madrid. Emboscada en una plaza El Grupo de Delitos Violentos (DEVI) de la Brigada Científica y el VI de Homicidios están recabando pruebas en el vehículo, sobre todo huellas u otros vestigios, pero también intentando recopilar más imágenes y testigos. Se trata de una zona de casas bajas con bastantes calles estrechas por las que el asesino o asesino pudieron huir: «No es una zona mala, pero sí hay algunas viviendas conflictivas y tiene muy cerca la valla de la estación de tren». La víctima trabajaba como asalariado. El asesino no solicitó el servicio por emisora, «lo más frecuente en Alcalá», según sus compañeros. Debía de conocer la zona, ya que se perdió entre las bocacalles. Se recaban también perfiles de delincuentes locales habituales por robos con violencia. El asesinato dejó «a la familia del taxi en shock». Esa era la frase más repetida ayer. Más de 200 personas, la mayoría colegas, guardaron cinco minutos de silencio frente al Ayuntamiento, en la plaza de Cervantes. Acudieron también conductores de Madrid capital, que la rodearon con sus coches exhibiendo crespones negros. Eloy Lozano, presidente de la Asociación Gremial del Taxi de Alcalá, incidía en que Pepe era una bellísima persona: «Nos sentimos vulnerables y estamos vendidos, ya que no sabemos a quién llevamos detrás». De los 71 taxis del municipio ninguno posee el botón del pánico que comunica con el 112 y solo uno tiene mampara: «La mayoría de los coches no pueden ponerla porque no permite que salten los airbag laterales o impide la salida del aire acondicionado o calefacción, por lo que Fomento lo prohíbe. Y no son universales». El presidente de la Federación Profesional, Julio Sanz, incidió en que solo el 28% de los vehículos autorizados en la capital (12.000) pueden instalarlas. «Hay que cambiar las normas estatal, regional y municipal para que estemos seguros», recalcó. «Nuestra seguridad siempre está en riesgo y nos tienen que permitir homologar vehículos adecuados para nosotros, al igual que cumplimos con el resto de medidas de confort y medioambientales, precisó Julio Ángel Mejías, presidente de la Gremial. Fedetaxi censuró el «desamparo» de miles de taxistas al abandonar proyectos como el botón del pánico.

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