lunes, 18 de noviembre de 2019

Aznar calienta el debate interno en el PP

José María Aznar entró ayer de lleno en el debate interno del Partido Popular sobre su posición después de las elecciones generales del 10 de noviembre, y su papel en una eventual investidura de Pedro Sánchez. El expresidente planteó una alianza de partidos constitucionales en la que no esté Sánchez, y advirtió de que pedir una abstención técnica del PP está «totalmente fuera de la realidad». Aznar no propuso nada que no fuera asumible por la dirección nacional del PP en esos mismos términos. Más aún, está en la línea de lo defendido por Pablo Casado desde la misma noche electoral. El presidente del PP fue rotundo al afirmar que con Sánchez no iría «ni a la vuelta de la esquina». Ese domingo día 10 por la noche adelantó un «no» sin matices al líder socialista. Eso sí, acto seguido le llamó por teléfono, y Sánchez no le contestó. En Génova insistieron en que «con Sánchez» el acuerdo era imposible. El matiz era importante, porque nunca cerraron la puerta a la posibilidad de un pacto si Sánchez se echaba a un lado, o si los suyos lo apartaban tras su retroceso electoral. Pero esa posibilidad, por remota que fuese, saltó por los aires el martes, en cuanto se supo que Sánchez tenía un preacuerdo con Pablo Iglesias, y tendía la mano a ERC. La «contraalianza» En este contexto, Aznar aseguró ayer que «una alianza de partidos constitucionales sería lo más deseable, pero no puede encabezarla quien está haciendo la contraalianza». «¿Es creíble que la misma persona que negaba que iba a hacer esta alianza contra los intereses de España y la está haciendo pueda encabezar una alianza constitucional en contra de lo que está haciendo ahora?», se preguntó Aznar. «Es una auténtica broma. Hay personas que ya han perdido totalmente su respetabilidad, pero los demás no podemos caer en eso». «España tiene que afrontar un proceso secesionista sin resolver, que no ha sido derrotado y que pervive cotidianamente en las instituciones y afecta a la credibilidad de España. Ese momento permitía dos oportunidades: una gran alianza constitucional o esta coalición de socialistas radicales, comunistas e independentistas. Se ha elegido esta fórmula», explicó Aznar. El expresidente alertó de que así «vamos de manera vertiginosa a una crisis del sistema constitucional de consecuencias que pueden ser devastadoras». «Los españoles tienen que saber que si esto va adelante, el sistema bajo el que hemos vivido desde 1978 está en gravísimo riesgo. Que ya lo está, pero se va a agudizar». Durante un desayuno informativo sobre la presentación del informe de FAES «La Alianza Atlántica 70 años después: de la reforma a la refundación», Aznar se refirió a la fragmentación del centro-derecha, y de la política en general. «Estamos viviendo un proceso de desintegración. La crisis del sistema de la Transición, del sistema constitucional, significa la desintegración del sistema. La fragmentación del Congreso en 16 partidos es poner a España al borde del cantonalismo otra vez». Gobierno de concentración La semana pasada, varios dirigentes del PP pidieron abiertamente una gran coalición con el PSOE. Cayetana Álvarez de Toledo lo planteó en el Comité Ejecutivo Nacional, donde propuso un Gobierno de concentración constitucional formado por PSOE, PP y Ciudadanos, y con Sánchez incluido, pero con condiciones. Entre ellas, que el PSOE rompiera sus acuerdos en Navarra y en Cataluña con los independentistas. También el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, reclamó una gran coalición y pidió que «alguien» dentro del PSOE parara el acuerdo de Sánchez con los populistas y los independentistas, que calificó de «error histórico». Feijóo dio por hecho que Casado hablaría entonces con los socialistas. En la dirección nacional del PP no se entró a valorar directamente las declaraciones de Aznar, ni se alimentó el debate interno. Pablo Casado no ha ofrecido aún una rueda de prensa desde las elecciones, y ha limitado al máximo su presencia pública. Son sus vicesecretarios los que intentan explicar la posición «oficial» del partido. Ayer fue el turno de Cuca Gamarra. La vicesecretaria de Política Social insistió en el «no» de su partido a Sánchez, que, según denunció, está tejiendo un cordón sanitario para aislar al PP y romper el constitucionalismo. Los populares prefieren no entrar en hipótesis, como la de un supuesto pacto con un PSOE sin Sánchez. «Nos tenemos que mover en el ámbito de la realidad y no de la suposición. Los pasos que está dando Sánchez no van encaminados a buscar al PP, sino a pactar con comunistas e independentistas. Ese camino que ha iniciado Sánchez no es el de los pactos constitucionales», señaló Gamarra. La dirigente del PP destacó la «unidad» de su partido a la hora de rechazar el apoyo a una investidura de Sánchez en estas circunstancias, en las que el líder socialista está negociando un pacto «en la oscuridad».

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