sábado, 6 de agosto de 2022

Ruidos, gritos y música hasta el mediodía: los 'after' quitan el sueño a los vecinos de Arganzuela

«Anoche no dormí nada». Estas son las palabras más repetidas entre los vecinos de la calle de Cáceres. Cuando las discotecas de la capital echan el cierre, entre los números 39 y 41, la fiesta continúa en los locales de 'after' que ocupan la vía, generando constantes ruidos, música y gritos. Y haciendo de las noches y parte de los días una total pesadilla para aquellos que viven cerca. Es primera hora de la mañana del sábado y la acera de este tramo de la calle de Cáceres, en el distrito de Arganzuela, recibe los primeros rayos de sol con vasos de 'minis', botellines de cerveza y charlas de pequeños grupos que forman, con todas las voces, un barullo más grande. Las discotecas ya están cerradas, pero la fiesta continúa y se alarga hasta casi el mediodía. Entre local y local se mueven aquellos que ya se han tomado la penúltima copa de la noche y, cuando se cansan de estar dentro, deciden salir a fumar y colocarse en los portales más cercanos. En el 41, los vecinos amanecen con conversaciones en tonos elevados, música y coches de Policía patrullando la zona, pero ya llevan años así y «uno hasta casi se acostumbra». Noticia Relacionada estandar No Insomnio vecinal en Orcasitas: botellón, reyertas y piscinas ilegales Nico Agudo Los residentes de este barrio de Usera, en Madrid, llevan meses protestando ante las autoridades por el infierno en que se han convertido sus noches de verano. Pero las soluciones no llegan, denuncian El piso de Pilar, de 70 años, se encuentra justo encima de uno de estos 'after hours'. «Todos los que vienen de recogida de otras fiestas, pasan por aquí, por lo que se reúne justo abajo lo mejor de cada casa», relata. «Se sientan en los portales, hay trifulcas, está constantemente la Policía registrado y siempre hay líos», describe la mujer, que ya se ha quejado varias veces por la situación. Desde hace más de cinco años, los vecinos de los números pares e impares de la calle no consiguen descansar ni en sus propias casas. «A una señora hasta le tiraron un cubata encima y completamente a posta», recuerda otro vecino que prefiere no ser identificado. «Sales por la mañana y te encuentras manchas de sangre y hasta cocaína en el portal», continúa. «Al dueño le da igual todo follón que se forme, solo quieren que consuman y paguen». Amanecer a las puertas del local Saboy, en la calle de Cáceres ABC Sin embargo, no solo son los fines de semana cuando estas ruidosas reuniones que se organizan en la puerta de Saboy, el pub que resulta «más problemático» y que extiende el horario hasta más allá de las 12.00 horas de la mañana, no permiten descansar a los vecinos. Esta situación se puede dar cualquier día de la semana ya que ambos establecimientos abren siempre. «Cuando el pub cierra, el bar que hay al lado ya está abierto, por lo que la fiesta se traslada a este segundo local, que teóricamente es una cafetería», y, según explican aquellos que sufren el problema, hasta se puede alargar hasta las 16.00 o las 17.00 horas. Los vecinos, desesperados, han acudido a la Policía en varias ocasiones para alertar de la situación, aunque este problema no parece mejorar. Antonia, la presidenta de la comunidad del edificio que se sitúa justo sobre estos locales, confirma a ABC que se ha presentado una denuncia conjunta con otras comunidades de vecinos de la calle. «La Administración ya tiene constancia de ello, solo falta que se solucione», indica. El sitio es una discoteca que abre hasta las seis de la mañana y que se encuentra en el número 39. El dueño no ha querido hablar con este medio, pero los vecinos reconocen la colaboración por su parte en mejorar la situación. «Ha intentado hacer cambios, sobre todo con la música, pero los otros dos continúan igual y siempre acaba viniendo la Policía», determina Pilar, que no ve suficiente la iniciativa del propietario. Los comerciantes de la zona ya consideran la situación como algo rutinario e incluso normalizado, siempre y cuando no llegue a afectar a su negocio. Aun así, las dudas de si trasladarse a otro lugar también forman parte de su día a día. «Yo ya tengo mis clientes habituales», pero el ambiente que estos bares crea en la zona «no fomenta a que nuevos decidan entrar», lamenta y añade que tampoco le resulta agradable «ver a gente joven en ese estado». Una vecina pasa frente a la puerta de Saboy, el viernes a mediodía DE SAN BERNARDO Una reyerta en mayo Un lunes de mayo, aquellos que decidieron «tomarse la penúltima» en uno de los tres locales de la calle de Cáceres, empezaron el día con una reyerta saldada con 7 heridos y 11 detenidos . «Ese día llegué y ví todo el barullo», relata el empresario, «y me pregunté cómo de grave tenía que ser para que hubiera ambulancias, coches de policía y reporteros». Una pelea que se inició dentro de Saboy acabó alarmando a toda la zona, a apenas las 10 de la mañana. Se lanzaron sillas, mesas, se dieron varios botellazos y se originaron varias trifulcas en el exterior del local. La situación acabó con siete personas atendidas por los servicios de emergencia, de los cuales cinco tuvieron que ser trasladados leves en ambulancia al hospital.

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