domingo, 29 de enero de 2023

Derroche de energía sin precisión

Un empate difícil de interpretar . Gran Rival, una Real muy seria, y brillo en los jugadores, que estuvieron individualmente bien. Hubo alegría general en el Madrid, ocasiones, hasta mejor defensa, pero se percibió un ataque algo atropellado, falto de precisión no solo ante el gol sino en la manera de organizarse. El partido comenzó lleno de buenas intenciones. Los dos competían por la salida pulquérrima de la pelota sin quedarse por ello en la buena gramática. La Real concentró su peligro en la primera parte en un tiro de Illarra y un casi remate de Sorloth, y el Madrid, que en Vinicius empieza a amanecer, inauguró el ataque con una jugada catedralicia del antedicho: control, caño y tiro orientadísimo… Vinicius no solo se pone al entorno por montera, es que no le importa el frío. En el más acusado biruji, el brasileó salió encendido. Su banda tenía asomos de grandeza, por él y por Camavinga, que instalado en la forzosa timidez táctica dejaba alguna acción prometedora. Es como un deportivo conducido por un adolescente; una aceleración indómita, caballos rugientes… Es curioso que los dos hayan sido dos 'ímpetus' instintivamente incomprendidos por el fútbol español. Valverde, apagado los últimos días, participaba como acelerador del juego y en un lance, Kroos y Oyarzabal engancharon sus empeines, como cruz de jugones, formando una figura quimérica, una especie de supercrack siamés… La Real es un equipo que da gusto ver, pero la elegancia donostiarra por momentos empezaba a ser un principio de dominio, un poner los pies en mesa ajena… Aparecía, como una lucecita intermitente, Kubo, con su gran CI, ¡todo CI! Perceptible en su cabeza de Kawabata. Kubo debería volver al Madrid y formar una sociedad secreta (también de la imaginación) con 'el chino facha'. Entrándonos por la vía de casticismo, ¡cuánto podrían hacer ellos dos! ¿No es mágico que desde tan lejos entiendan cómo hay que hablar español y conecten con el tono más popular? ¿Que ellos sí y tantos otros no? REAL MADRID 0 - 0 REAL SOCIEDAD Liga Santander, jornada 19 Real Madrid: Courtois; Nacho, Militao, Rüdiger, Camavinga; Kroos, Ceballos (Modric, min.78), Fede Valverde (Valverde, min.78); Rodrygo, Benzema y Vinicius. Real Sociedad: Remiro; Aritz Elustondo (Olasagasti, min.66), Zubeldia, Le Normand, Aihen (Diego Rico, descanso); Zubimendi, Illarramendi, Brais (Robert Navarro, min.55), Kubo; Sorloth (Carlos Fernández, min.84) y Oyarzabal (Pablo Marin, min.55). Árbitro: Melero López (C. Andaluz). Amonestó a Nacho (min.41) por parte del Madrid. Y Zubimendi (min.27), Elustondo (min.65), Take (min.68) y Remiro (min-94) en la Real. La proyección Zubimendi, Kubo, Oyarzabal es una cosa de gran categoría... La respuesta estaba clara: Vinicius. Contra el frío: Vinicius; contra la estupidez: también Vinicius… En general, el Madrid estaba veloz, vivo, y se notaba en que había muchos caños y autopases . El otro recurso era el balón parado, donde lucía el flequillo de Kroos, casi helado con el frío y, a la vez, de manera inverosímil, presentando ese caracolillo que le cae, rubio y pluscuamperfecto. ¿Cómo lo consigue? ¿Cómo es posible? El peluquero de Kroos tiene una entrevista. Al Madrid le faltaba el extremo derecho, pero es que a Rodrygo se le queda corta la posición y aparecía por el centro, tras Benzema. Se iban haciendo tridente los tres de arriba, ya no delantera de tres, sino otra cosa. Entre Vinicius y Rodrygo se abre un bonito debate: Vinicius es lo estrepitoso, lo rotundo, lo popular y lo 'antientorno', mientras que Rodrygo es el jugador del que sabe, de los paladares finos, de los meñiquitos morantistas, como un nuevo Benzema... En el 46, Vinicius, a pase de Benzema, estuvo a punto de marcar . El Madrid apretó antes del descanso y desde el banquillo se miraba con tensión. Ahí estaba Chendo, al que hemos ido viendo envejecer. Chendo siempre ha estado ahí. Los entrenadores pasan, pero él sigue, envejeciendo ante nuestros ojos. Para una generación, Chendo es el Tiempo . Chendo, bello como un cerezo en flor, somos todos. A la vuelta del descanso, el Madrid apretó aun más. Se le pone forma táctica de tenaza (y uno de los brazos era Camavinga). Algo tenía el arbitraje o el partido, su importancia, que Ancelotti gesticulaba, por fin, como un italiano y el minuto 50 sonaba como el 80. El Madrid llegaba a partirse de puro entusiasmo brasileño (Rodrygo se fundía con Vinicius, costaba distinguirlos). Se hacía largo; generoso e inspirado pero algo desordenado. La Real, incluso mermada, seguía viva en Kubo y al Madrid le faltaba darle un puntito de cocción a la jugada. Lo tuvo en el 71, con paradón de Merino a una vaselina de Vinicius, que se iba a por el partido una y otra vez con la valiente franqueza del regate (¿no ven en él un Juanito?). El Madrid vibraba, rozaba el gol, casi lo consiguió Modric cuando Asensio meditó un pase interior. Era la clave. Había mucho ruido por las bandas, pero nueces solo hubo cuando él y Benzema lograron pases finísimos por el centro. Ganar esa pequeña plaza y pensar desde allí. El Madrid ataca de modo apabullante, tremebundo, como de torero ensangrentado, siempre con un tono heroico y galopadas odiseicas. Mucha energía sin canalización precisa , y así fue contra la Real, que acabó atacando y sacó un punto precioso con un equipo remendado. El Madrid pierde pie liguero y aunque tuvo un gran rival, no termina de afinar del todo.

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