Cuentan los viejos cronistas que a un líder de la oposición se le empieza a poner cara de presidente cuando actúa en los grandes cosos de Madrid y se queda gente en la puerta. Son esos desayunos en los grandes hoteles, esos foros de los periódicos. Y dicen también que exactamente eso es lo que pasó en España en la legislatura 93-96, la del «váyase señor González». Ayer en el foro ABC de Alberto Núñez Feijóo se respiraba ese ambiente, porque nadie como el mundo empresarial sabe estar dónde hay que estar, y cuándo ; y ayer, estaban. Pero cuidado, los viejos cronistas advierten que hace falta algo más y recuerdan que aquel clamor aznaril también se respiraba en los cenáculos antes de las elecciones del 93... y Aznar se la pegó. Tal vez por todo eso ayer Feijóo mostró su vertiente más presidencial y aprovechó para retar a Sánchez a permitir que gobierne la lista más votada: «González permitió gobernar a Aznar, que le había sacado solo 300.000 votos, a pesar de que pudo pactar con CiU y el PNV». Está bien la propuesta, pero que Feijóo vaya perdiendo la esperanza. Cuentan los viejos cronistas que unas elecciones no las gana sólo un líder, sino que debe forjar un equipo sólido y que la opinión pública lo perciba como tal. En aquella legislatura del 93 no sólo Aznar llenaba los auditorios : también su general secretario, su portavoz parlamentario, su portavoz económico, el de sanidad… Tal vez por eso ayer Feijóo insistió en que «un partido vivo, que quiere gobernar el país, debe tener las puertas abiertas». En román paladino: gente de Ciudadanos, purgados del casadismo y profesionales de éxito. Dado que los de Cs llegarán como fruta madura -Garicano-, Feijóo ha vuelto de Navidad consciente de que la mejor forma de llegar allí donde no está el PP es atrayendo talento y haciendo fichajes de dentro y de centro -Sémper, De la Serna, Sirera- para lanzar un proyecto que, según explicó ayer, aspira a ser central y reformista. Como Aznar en el 98, pero sin decir aquello del «viaje al centro» y todavía sin aquella guardia pretoriana de pesos pesados que también llenaban auditorios: los Cascos, Rato, Trillo, Tocino, Loyola… Nada más llegar Feijóo a Madrid, le pregunté a un exministro de Rajoy purgado por el casadismo si estaba dispuesto a volver: -¿Yo? Ni en broma, y menos ahora que he pasado el doble duelo. -¿El doble duelo? -Sí: primero nos echó Sanchez y luego nos echó Casado. Ahora me voy recuperando con un buen puesto en la empresa, con un sueldo mucho mejor que el de ministro y además tengo vida privada. ¿Volver? Ni de coña». Feijóo antes de su intervención en el foro ABC José Ramón Ladra Feijóo sabe que uno de sus retos es recuperar a los mejores -incluso importantes sorayistas-, especialmente de la generación de los 50, la que fue expulsada por Casado priorizando lealtad juvenil a mérito y madurez. Y también a los más mayores, porque si algo tiene el PP son gestores con experiencia. El nuevo año llega con la operación fichajes: los de Ciudadanos llegarán como fruta madura El mundo de la empresa maneja unos códigos incompatibles con las telarañas de las arcas del PP y con el compromiso público antes de las elecciones. Pero Feijóo sabe que a once meses de las elecciones el votante potencial debe percibir que el suyo es un partido de acogida, un proyecto de éxito. Y esto no lo dicen los viejos cronistas porque es una cosa que trasciende al bipartidismo: Feijóo debe desafiar la teoría de la manta corta , según la cual cuando te tapas la cabeza, te descubres los pies y a la inversa. Él va a por el votante socialista y llegado el caso apelará al voto útil frente a Vox. Juanma Moreno y Ayuso -que le apoyó ayer con una sonrisa perenne- lo consiguieron, pero España no es Andalucía y no es Madrid porque el nacionalismo periférico lo condiciona todo. MÁS INFORMACIÓN noticia No El presidente de Ferrovial: «Debemos volver a convertir a España en un destino atractivo para invertir» noticia Si Donde tienen que entrar los tibios es en la Moncloa noticia No El Gobierno rechaza la propuesta de Feijóo de bajar el IVA a carne y pescado y le acusa de no estar con «la mayoría» Los viejos cronistas concluyen que la cara de presidente solo acaba de cuajar el día de las elecciones, pero que se empieza a gobernar mucho antes : por eso Feijóo le dijo al director de ABC que está presentando un plan al mes, y le enumeró unas cuantas propuestas que concretó en «todas aquella que están recurridas ante el Tribunal Constitucional». El problema lo tiene aquí Feijóo en su grupo parlamentario, que no está diseñado a su imagen y semejanza pero que debe ser el que desarrolle ese trabajo legislativo «preventivo». Porque si Feijóo consigue en un año llegar a La Moncloa, los viejos cronistas escribirán que el problema que tendrá delante será inmensamente más complejo que la crisis «aguda y puntual» -Feijóo dixit- que su partido padeció en abril y que propició que, por primera vez se le empezara a poner cara de presidente.
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