lunes, 30 de enero de 2023

El ilusionismo como terapia científica

Hay historias de la historia que merecen ser reseñadas. De superación, de empatía y de persecución de un sueño. Supongamos que hay un crío de seis años, que quiere ser mago, que concentra una multitud en el Retiro y al que, amorosamente, la policía le indica que no puede actuar. Ese niño, llevado por la magia encuentra que en el Hospital Niño Jesús puede, unos meses después, desplegar su arte a quien más lo necesita. Hay que pensar en la doble sonrisa, y también en la curación de los enfermos, que es mandato bíblico. Y así Manuel va perfeccionando trucos, pasando por diferentes plantas, tratando no sólo con pacientes, también otros voluntarios, más talluditos que él que le van enseñando « globoflexia , humor» y una «voluntad de compartir» de un niño inquieto al que en su primer colegio no le supieron ver lo que es una realidad: que la magia es un arma cargada de futuro. Con bromas y veras lo reconoce; «siete años» y ser «el mago del cole», no «hace especialmente popular a nadie». Manuel Oliver no se rindió. Y en esas estaciones de esperanza y desesperanza que son los hospitales, él iba poniendo su sonrisa. Voluntad de servicio a través de una baraja. Noticia Relacionada estandar No La poderosa seducción de la unión de magia y tecnología Alexia Columba Jerez Aplicar los secretos del ilusionismo a la actividad empresarial es una estrategia que ayuda a marcar diferencias y a alcanzar un mayor impacto Oliver lleva traje entallado, zapatos lustrosos, y atiende en Alenta, un centro para discapacitados psíquicos donde Madrid ya se hace sierra. Allí va con su baulillo y la tesis de que la magia y las artes escénicas son terapéuticas, eso sí, «con mucho estudio y trabajo». El suyo, que muestra sin alardes. Estudio y superación Fue creciendo y la voz se le hizo, indefectiblemente, más grave. Actuó como ilusionista callejero en el Festival de Edimburgo, y eso que en «selectividad» le «quedó inglés», reclamó la nota y se la bajaron. Y es entonces cuando el entrevistador llega al leitmotiv vital de Oliver. El «estudio y la superación». Ya con su selectividad pasada y un inglés dominado sin 'conjuros', estudia en la Rey Juan Carlos Pedagogía de las Artes Escénicas, marcha con una Fullbright a Wisconsin, en plena pandemia, y de ahí a perfeccionar esa forma de estar en el mundo que sería su proyecto de vida; la magia es «una herramienta visual e interactiva de cambio». De «cambio interno, de cambio interpersonal», y que ayuda a la «conformación de la propia identidad». Podría uno creerse ante un iluminado, pero su sonrisa y su currículum lo desmienten. Por eso, en nada, se irá a la Universidad de Columbia becado por La Caixa a ampliar horizontes: un máster de Psicología Organizacional con Especialidad en Gestión de Cambios. Y no, no se va a Hogwarts , sino a trabajar, también, en Standford. FANTASÍA Diferentes momentos de la sesión del artista BELÉN DÍAZ En el centro Alenta, ayer mismo, a los internos copartícipes de la magia mostró que el truco puede salir,o no salir. Que se trata de eso; de asumir el fracaso con una sonrisa. Cartas, y aros, y un público volcado, respetuoso y participativo. Así, con el juego, ha hecho hablar a una interna, Esther, de natural poco comunicativa. Que ha bailado y ha comprobado, con la mirada de los educadores, que eso de las artes escénicas, incluso la catarsis griega, da unos resultados sorprendentes en una dinámica de grupo de tan sólo una hora. Manuel bromea, emplea el misterio y la mayéutica; lo mismo en un centro de educación especial que ante líderes de empresa. Lo importante, con todo, era el aplauso entregado, las risas, «un lunes a la mañana». Y María Eugenia, a la que le ha fascinado el truco de los «aros». En Miguel, todo es magia con mensaje y poso. Más en un día como hoy, festividad de san Juan Bosco , patrón de los magos.

De España https://ift.tt/i2I17vg

0 comentarios:

Publicar un comentario