jueves, 4 de agosto de 2022

Barras, cañas y pasodobles: así se engalana el viejo Madrid para el regreso de sus fiestas más castizas

Cuando uno se encuentra paseando calle abajo por Embajadores, se vuelve imposible caminar durante más de siete minutos seguidos antes de toparse con la emblemática calle del Oso y no detenerse ante ella. Y si el histórico callejón está además ataviado con pañuelos de colores, rebosante de vecinos y de barras y acompañado de chotis y pasodobles, entonces uno sabe que se encuentra en el corazón de los festejos más castizos del viejo Madrid. El barrio que vio nacer a Pedro de Ribera o a Ana Belén amanecía ayer entre martillazos, escaleras y demás preparativos para las fiestas de San Cayetano, las primeras del verano madrileño, como si los estragos de una pandemia no hubiesen azotado el ocio de la capital en los últimos dos años. La juerga y la música no vuelven solas a las calles del centro de Madrid, sino que les acompañan las barras de los bares, que han recuperado las licencias perdidas desde 2019 para poder trasladar el negocio al exterior de los locales. Con los brazos abiertos El retorno de estas barras a la estrada supone un muy importante factor a la hora de celebrar estos festejos para los negocios. Varios locales, como el Casa Amadeo Los Caracoles —icónico de la plaza del Cascorro— reciben con los brazos abiertos a las barras: «El recinto es sustancialmente más grande este año. Eso afecta a que las terrazas se recluyan y vuelvan las barras», comentaba Alejandro, trabajador del local. En el bar El Trébol, Jorge no escatimaba al explicarnos lo que significa salir a las calles para un local como el suyo: «Las barras suponen muchísimo para el negocio», decía. Sin embargo, al mismo tiempo se afrontan estos festejos con algo de incertidumbre : «No sabemos muy bien cómo va a ser la respuesta del público. Tengo la sensación de que este año las fiestas van a estar un poco más flojitas de lo habitual», indicaba Alejandro. Los dos años de la pandemia no quedan impunes sobre las expectativas de la hostelería, que no puede evitar mostrar algo de preocupación frente a una posible bajada de clientes. Para otros locales, como el café Del Art, estas serán sus primeras verbenas: «Llevamos dos años aquí y nunca las hemos vivido, así que hay bastante emoción para ver qué tal», indicaba Luis Miguel, un trabajador. Existen incluso algunos bares que no pondrán barras este año a pesar de la aprobación de los permisos . El bar Mamúa se postula como uno de los únicos que tomarán esta arriesgada decisión: «Estuve trabajando aquí en 2019 y fue una locura, incluso un poco agobiante. A veces era casi difícil darle las bebidas a la gente. Por eso se habrá tomado esta decisión, para ver si podemos llevar unas fiestas un poco más relajadas este año», relataba Orianna, trabajadora del local. Asociaciones vecinales Las asociaciones de vecinos son otras de las grandes protagonistas de estas primeras verbenas estivales de la capital. Caminar por la plaza del Cascorro significa estar rodeado de vecinos, tomándose las primeras cañas y charlando en las vísperas de estas tan ansiadas celebraciones: «Se empiezan a sentir las fiestas que durante dos años no hemos podido celebrar », indicaba Manolo Consuegra, de la asociación de vecinos de La Corrala. Una enorme puesto rojo plantado en medio de la plaza da identifica a la asociación, que a su vez está rodeada de otros puestos ambulantes, furgonetas de comida y terrazas -además de las barras que todas las tardes a partir de las 18 o 19 horas ya estarán dispuestas enfrente de cada local-. Bajando de nuevo por Embajadores volvemos a la calle del Oso, núcleo del madrileñismo , donde nos esperaba José Luis Tejedor, de la asociación de la vía homónima, organizadora de la tradicional limonada con música, gratuita para todos los asistentes (viernes, a las 20 horas). El emblemático callejón estará todas las tardes acompañado de gran variedad de música tanto castiza como actual, así como de multitud de actividades organizadas por la asociación vecinal de la zona. «Afrontamos las fiestas con mucha ilusión y queremos que vuelvan a ser como en 2019. La gente tiene muchas ganas», sostenía José Luis. Noticias Relacionadas estandar No Estrella Morente y Ana Guerra pondrán el brillo a San Cayetano Álvaro G. Colmenero estandar No Una escapadita a las Noches Mágicas de La Granja Nacho Serrano Y cuando uno sigue paseando por Embajadores, la calle del Oso o la plaza del Cascorro, y ve todas esas barras en la calle, y todo ese barullo bajo las tórridas temperaturas del agosto madrileño, entiende por qué son tan importantes. Porque una barra traslada lo castizo y lo tradicional a la calle, hace que el madrileñismo se instale en las vías del barrio, y convierte a la cosmopolita Madrid en una villa histórica y cañí durante unas cuantas tardes al año.

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