miércoles, 1 de septiembre de 2021

Radiografía del Gamoniteiro, el puerto total

Desde hace nueve meses el Alto del Gamoniteiro es la estrella de la Vuelta. Una atmósfera de expectación ha envuelto a este coloso asturiano desde que la ronda se presentó en Burgos en enero. Lo estimulan las cifras, los datos de una ascensión con pocas similitudes en España, y la perspectiva de unas imágenes que se presumen espectaculares. A la espera de verlo en acción este jueves, el Gamoniteiro tiene todos los condimentos para convertirse en una referencia para los aficionados que santifican los puertos. Hace cuatro o cinco años que la la dirección de la Vuelta a España conoció la existencia de esta montaña, que sigue el curso del puerto de la Cobertoria y se abre a la derecha por un terreno angosto, con tramos de hormigón y apariencia descarnada. Se lo comentaron las autoridades de la zona a Javier Guillén, alcaldes de los pueblos cercanos que han acogido salidas o finales de la ronda. Pero parecía medio imposible acceder a la cumbre, espacio muy reducido para acoger la logística y las unidades móviles de la ciudad itinerante de la Vuelta. «Es una montaña muy rocosa, en la que no hay una explanada y en la que se puede tocar muy poco el entorno», explica Kiko García, director técnico de la carrera. Hace dos años empezó a plantearse la llegada de la Vuelta a las antenas del Gamoniteiro, con un premisa por delante: reducir el aforo en el alto. Planteada como final de etapa en esta edición, la organización limita los accesos. Los coches de los equipos, el combo de TVE y lo mínimo imprescindible por parte de Unipublic. El resultado es un puerto con cuajo, muy largo, que une el ascenso de La Cobertoria a la parte final del Gamoniteiro, y unos porcentajes que se hacen respetar: 14,6 kilómetros hasta 1.770 metros de altitud, con un desnivel medio del 9,6 por ciento, dos zonas extensas que no bajan del 10 por ciento, y una pendiente máxima en la parte final del 14 por ciento. Imponente apariencia que recuerda a los mejores puertos del Tour en los Alpes o los Pirineos. «Es un puerto difícil de encontrar con estas características, que empalma dos subidas muy fuertes -cuenta Kiko García-. Yo creo que se puede convertir en una referencia para los aficionados».

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