En su rol de anfitrión, el Barcelona recibe al Levante en un momento de zozobra deportiva e institucional, con Ronald Koeman pendiendo de un hilo y el equipo descolgado de los puestos de cabeza tras los cuestionados empates ante Granada y Cádiz, dos rivales asequibles, a priori, que desnudaron todas las carencias del equipo azulgrana. Las dos tablas mantienen al técnico neerlandés contra las cuerdas, con su aval agotado y con el permiso de acceder este domingo al Camp Nou por la incapacidad de Laporta de encontrarle un sustituto. Entre tanta desdicha, encuentra Koeman una alegría, un resquicio en el que agarrarse: la recuperación de Ansu Fati, la panacea a la que se aferra el preparador y la grada para rescatar al equipo de la mediocridad en la que vive instalado. El delantero, que se lesionó el pasado 7 de noviembre, ve la luz al final del túnel tras más de diez meses sin jugar y tres operaciones en su rodilla. La rotura de su menisco interno se convirtió en una pesadilla. Los cuatro meses iniciales se alargaron, se le forzó y se resintió. Desconfiado, consultó a médicos externos y valoró incluso la posibilidad de extirpar el menisco para reaparecer cuanto antes, posibilidad descartada por su riesgo a largo plazo. Finalmente, confió en su agente, Jorge Mendes, que le puso en manos del doctor José Carlos Noronha, médico de la selección de Portugal y encargado de realizarle la última artroscopia en mayo. Desde entonces ha imperado la paciencia y hoy podría volver a jugar. «Va a tener un proceso para tener minutos. Está convocado y va a jugar máximo 15 minutos. Lo más importante es recuperar bien el jugador, no correr deprisa. Falta mucho para que esté como ha estado. Eso no se recupera en dos partidos ni en dos semanas. Tenemos que estar atentos para ayudarle. Lo más importante es que se recupere», explicaba Koeman tras el entrenamiento de ayer sábado. Ansu Fati está feliz. Tras batir todos los registros de precocidad había temido por su carrera. Ahora tiene la posibilidad de volver a divertirse. Empezará en el banquillo, pero tendrá su posibilidad en la segunda parte, un retorno que el bisauguineano saboreará como la primera vez que pisó el Camp Nou. «Va a ser como el día de mi debut. Son casi dos años sin poder jugar con público. Será muy especial para mí. Ojalá pueda brindarles una buena actuación y compromiso. Estoy muy agradecido a todos los aficionados. Me siento muy querido y eso te ayuda en la recuperación», explicaba Ansu Fati en los medios oficiales del club. El futbolista desvela el calvario que ha supuesto estar tanto tiempo sin poder jugar. «Los primeros días fueron difíciles. No quería aceptarlo, pero era lo que había. Todo pasa por algo y estoy con más ganas que nunca de volver a disfrutar. Tras pasar esto, valoras mucho más cada pequeño detalle. Volver a entrenarme con mis compañeros fue un día especial para mí. Estoy muy contento de volver a participar y estar disponible», relató. La entrada de Fati es una de las ilusiones del barcelonismo, que lamenta una nueva baja para el partido de hoy. La sanción de Frenkie de Jong, expulsado ante el Cádiz, obligará a Koeman, que estará en la grada (también fue expulsado), a apostar por una medular inédita. Sergi Roberto y Gavi tienen muchas posibilidades de acompañar a Busquets, aunque Riqui Puig llama a la puerta pidiendo una oportunidad. El Levante, que aún no ha ganado esta temporada, espera aprovecharse de la situación del Barcelona.
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