jueves, 30 de septiembre de 2021

Gavi, el niño que juega con la lengua fuera

Los Palacios y Villafranca, una pequeña localidad de Sevilla, de apenas 38.000 habitantes, explotó de júbilo cuando Luis Enrique anunció que Pablo Martín Páez Gavira, comúnmente conocido como Gavi, defendería la camiseta de España en la Liga de las Naciones. Ya proclamaba orgullosa que uno de los suyos había llegado al primer equipo del Barcelona, pero la selección son palabras mayores. Con apenas 17 años recién cumplidos sigue quemando etapas a la velocidad de la luz. «Soy el niño más feliz del mundo», aseguraba en agosto tras debutar con el Barcelona de Koeman en Primera división, convirtiéndose en el cuarto jugador más joven de la historia del club catalán en estrenarse en la Liga. Apenas cinco años antes correteaba por el modesto campo de la Liara Balompié, un club de barrio de su localidad natal. Pero sus gambeteos, a pesar de su corta edad, no pasaron desapercibidos por los ojeadores de los grandes clubes de fútbol. En su hoja de servicios con el equipo juvenil del Betis figuraban 96 goles que provocaron el interés del Villarreal, Real Madrid o Atlético de Madrid. Pero acabó escogiendo al Barcelona. Era 2015, tenía once años y quería jugar en el mismo equipo que Messi, Neymar y Luis Suárez, el tridente mágico que acababa de conquistar el triplete con Luis Enrique al mando. Se instaló con su familia en un piso de Las Ramblas, pero a los pocos meses quiso vivir en La Masía, donde se respira el fútbol por las cuatro paredes. Y llegó a la élite antes de aprender a atarse bien las botas, lo que le provocaba la regañina del entrenador de turno, preocupado de pudiera tropezar con los cordones. «En muchas situaciones se le desataba la bota y había que insistirle para que se la atase. Salía a jugar y se le olvidaba atarse bien la bota», recuerda con una sonrisa García Pimienta, entrenador que solo le pudo tener un par de partidos en el Barça B. En su charla con ABC, el técnico recuerda otra anécdota: «Juega con la lengua fuera, como si tuviera algo dentro de la boca y durante todo el partido, en el banquillo, estamos sufriendo por si se la muerde...», desvela. «Su progresión no es normal, pero demuestra cómo es como jugador y también como persona. Al final los chicos que se dedican a esto del fútbol tienen que madurar mucho más rápido que los de su misma edad que no se dedican al fútbol. Tenía un objetivo muy claro desde que llegó a La Masía, que era llegar al primer equipo. Lo ha conseguido como consecuencia de su carácter, porque se entrena como juega», analiza Pimi. Superdotado y competitivo «Soy un jugador técnico, ágil y con llegada», se define el futbolista, al que se le vislumbran detalles de Xavi, Iniesta e incluso Messi, salvando las distancias, claro. Otro de sus exentrenadores, Franc Artiga, se explaya un poco más: «Técnicamente, es superdotado. Es un futbolista capaz de cambiar una acción técnica en décimas de segundo e improvisar ante cualquier circunstancia del juego. Es muy difícil encontrar a un jugador con estas capacidades, con esta velocidad de ejecución». «Es hipercompetitivo. Es uno de los jugadores más competitivos que conozco. Eso es algo que tiene que estabilizar. Los partidos tienen una pausa y tiene que tener una mentalidad centrada más en el juego de posición, pero ha mejorado mucho en el control de sus emociones. Siempre va a tope, con mentalidad ganadora hasta el último minuto. Tiene margen de mejora en esto», añade Artiga, uno de los que mejor conoce a Gavi.

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