Un mes después del Mundial de Canadá, Carlos Arévalo (Betanzos, 1993) piensa en el siguiente reto. Ahí están sus dos oros, K4 500 y K1 200, el único español en conseguirlos en una misma cita en un deporte con leyendas como Herminio Menéndez, Teresa Portela, David Cal y Saúl Craviotto. Tras los podios, asimilarlo, desconexión, Galicia, vacaciones, que la piragua exige por mucho que le apasione. En esos días de «poner los pies en la tierra» también habló con ABC. -¿Qué tal fue el recibimiento con sus compañeros de la brigada? -Impresionante. Una locura. Tengo unos compañeros increíbles. Me pillaron totalmente por sorpresa. -¿Puede llegar a saturar la piragua? -Sí. Competimos dos veces al año, así que te entrenas durante todo ese curso para solo dos carreras. Un año entero en un minuto 20 (y 36 segundos en K1 200). La tensión es mucha. Y también la presión porque no solo vale lo que haces dentro de la piragua, sino también lo que haces fuera. Tienes que llegar perfecto a ese día de la prueba. Cualquier enfermedad o cualquier imprevisto te deja fuera. Solo tienes una oportunidad. Jugarse dos años para clasificar para los Juegos en una prueba. Y muchas veces estás a merced de lo que ocurra fuera. Si se te rompe el timón o lo que sea. Depender de eso es lo más complicado. -¿Y el frío? -Eso también. En Asturias hace frío, te mojas, sales calado. Hay días complicados. Por mucho que te abrigues estás empapado. Pero es parte de ello. Además, si me escuchan los compañeros militares se van a reír de mí. Noticia Relacionada Piragüismo estandar Si Carlos Arévalo, paladas de disciplina y oro Laura Marta A punto estuvo de dejar la piragua al perder la plaza para Río 2016, pero se unió al Ejército, su segunda familia, y hoy es el primer palista español en ser dos veces campeón en un mismo Mundial -¿Cuesta dormir antes de la prueba? -No. Para dormir no tengo problemas. -¿Cuántas paladas realiza y qué velocidad alcanza? -Cuento las 20 primeras paladas que sé que me tienen que llevar al punto óptimo. Son unos 23.5 kilómetros por hora. Pero depende del agua, de la salinidad, de la temperatura, del viento, del calor… -¿Llega a disfrutar la carrera? -Durante la competición, desde la salida hasta la meta, voy centrado al cien por cien en qué tengo que hacer técnicamente en cada momento. No puedo pensar en otra cosa que en meter la pala bien. Si te despistas un poco, te desequilibras y la carrera se acaba. A mí me gusta porque se hace todo de forma coordinada, y rápido, y cuando te quieres dar cuenta, ya has llegado a la meta. Pero durante… La carrera del K4, se lo decía a mis compañeros, se me hizo larguísima. Y duró un minuto 20 segundos. -Es doble campeón del mundo, pero estuvo cerca de abandonar la piragua en 2016 (su plaza olímpica para Río fue para Saúl Craviotto). -Las ayudas llegan cuando llegan los resultados, y si no los tienes, estás desamparado. Yo necesitaba estabilidad para afrontar lo que llegara. Llevas cuatro años preparando ese momento. Te ves fuera y tienes que asimilarlo. Y si los compañeros que van logran el oro, la conciencia se queda tranquila porque ves que, sí, han ido los mejores. -Y ahí entró el Ejército. -No tengo familiares directos militares, pero siempre me gustó. Necesitaba una seguridad. Quería seguir entrenándome y me dije 'ya veré qué pasa'. Y ahí entró la carrera militar. Y fueron las cosas bien. Una decisión acertadísima. Y no me arrepiento de nada. Los malos momentos vienen por algo. No solo hay que saber ganar, también asimilar las derrotas para ganar. -¿Qué le aportó? -El esfuerzo, la dedicación, el trabajo, son cualidades que comparte con el deporte. El Ejército te aporta disciplina para hacer las cosas, y de hacerlas bien. Hacer caso a tu jefe o a tu entrenador, porque muchas veces parece que lo sabemos todo del deporte y qué va. -¿Cómo es un día como piragüista? ¿Y en el Ejército? -A las ocho de la mañana estamos en el agua una hora o una hora y pico. Descansamos y luego tenemos otra sesión de agua o de gimnasio y carrera. Comemos y hacemos siesta. Y por la tarde, otra sesión de agua y de gimnasio. Terminamos sobre las seis. En el Ejército a las siete de la mañana había que estar desayunando. Luego había deporte, correr unos doce o trece kilómetros; ejercicios de instrucción, y otros por la tarde. Terminaba sobre las cinco y me iba al gimnasio o me iba a Mérida (desde Cáceres, una hora de ida y otra de vuelta) con la piragua. -¿Le daba el cuerpo? -Bueno, sarna con gusto no pica. Sufría, pero lo pasaba bien. Montarte tú solo por el río, desconectar, me relaja. -¿Y la cabeza cómo se entrena? -Ay, la cabeza es lo más complicado. Sobre todo, claro, cuando estás cansado. Como decía, la presión es muy grande, la exigencia que nos ponemos para demostrar en un minuto y medio lo que hemos entrenado en un año. O la que se nos pone de fuera, porque con el historial del piragüismo español, cuando llegamos a competir ya te ponen la medalla. Así que me ayuda compartir los problemas con la familia, con los compañeros… -¿Piragüista o militar? -Siento las dos cosas por igual. Yo me siento muy español, quiero a mi país. Cualquiera de las dos cosas que hago es representando a mi país. Es lo que más orgullo me hace sentir. Soy muy feliz con lo que hago. Te cuento una anécdota. Tengo un vecino en Betanzos que tiene 97 años. Siempre que vengo a casa o me lo encuentro o voy a saludarlo. He ido y me ha enseñado un cuadro que había hecho con una foto mía, que no sé ni cómo lo ha hecho porque apenas ve. Y me dice: «El momento más emotivo de todos ha sido verte ahí, en lo alto del podio, con el himno. Dentro de dos años iré a verte a París». Tendrá 99 años. Eso no tiene precio. -¿Ahora ve ya París 2024? -Sí lo veo cercano, quedan dos años. Y el K4 es un proyecto muy sólido. Toca seguir trabajando. Porque después de esto ya nos van a colgar el oro antes de empezar. -¿Prefiere el K4 o el K1? -Siempre en compañía es todo mejor. Es más bonito asumir los riesgos, estás más centrado. Además, el K4 es la prueba reina, es la potencia de un país.
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lunes, 12 de septiembre de 2022
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» Carlos Arévalo : «La piragua es muy exigente, te juegas todo en 1 minuto y 20 segundos»
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