El Ministerio del Interior no adoptó este lunes «ninguna decisión» en relación a la posible expulsión de los 55 inmigrantes que asaltaron de madrugada la valla de Melilla y que al cierre de esta edición seguían en proceso de reseña policial y a la espera de ejercer o no su derecho de pedir asilo en España. Según fuentes oficiales, ninguno había expresado ayer esa voluntad, pero de tramitar la solicitud, los pasos para su deportación quedarán paralizados y podrán permanecer en nuestro país hasta la resolución de los respectivos expedientes. Eso evitaría al Gobierno intentar una readmisión exprés de estas personas por parte de Marruecos, que por otro lado no acepta el ingreso en su territorio ni de sus propios ciudadanos debido al cierre de fronteras que decretó el 13 de marzo para frenar el coronavirus. En rueda de prensa en La Moncloa, el titular del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se limitó a asegurar que su departamento tramitará de forma «ordinaria» y «normalmente» los expedientes de expulsión de estos inmigrantes, si bien ya adelantó que cualquier orden en ese sentido «no puede materializarse» por el mencionado cierre de fronteras. En consecuencia, añadió, los afectados serán incorporados al Sistema Nacional de Acogida, encargado de facilitar alojamiento y necesidades básicas a los demandantes de protección internacional. Por separado en un pabellón Por separado en un pabellón deportivo El grupo llegado irregularmente a Melilla fue alojado ayer por separado en un pabellón deportivo ante la sobreocupación del Centro de Estancia Temporal de Extranjeros (CETI) de la ciudad, al que los inmigrantes se habían dirigido por su propio pie tras violentar la alambrada, aunque no se les permitió entrar. El asalto, primero con éxito desde que la valla está en obras de modernización, se registró a las cinco de la madrugada del lunes en un tramo cercano al aeropuerto custodiado por miembros del Ejército, que desde hace una semana colaboran con la Guardia Civil en la protección de esta frontera y de la de Ceuta. Según la Delegación del Gobierno en Melilla, el intento de entrada fue masivo, protagonizado por un grupo de 260 inmigrantes, parte de los cuales «superaron el dispositivo físico y humano marroquí» y entraron en España utilizando una gran violencia. Una veintena tuvo que ser atendido por Cruz Roja, cuatro trasladados al hospital por cortes y fracturas y dos detenidos. En el lado de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, del Estado, dos agentes del Instituto Armado resultaron heridos, uno en una mano por impacto de una piedra y otro en un antebrazo al forcejear con un inmigrante. Fuentes oficiales subrayan el uso de garfios, objetos cortantes y contundentes en medio de una gran violencia, que en agosto de 2018 fue suficiente para que el entonces recién estrenado Gobierno de Pedro Sánchez expulsara a Marruecos en solo 24 horas a 116 inmigrantes entrados por Ceuta invocando un acuerdo de devolución de 1992. Un año después, no se pudo activar el mismo procedimiento con otros 155 que accedieron por la misma frontera -en la que se produjeron 8 devoluciones en caliente-ya que solicitaron protección internacional. El PP reclamó ayer impulsar ya ese mecanismo de readmisión. Negativo en el control de contagio por Covid-19 Todos los inmigrantes que ayer asaltaron la valla de Melilla son varones, no parece que haya menores entre ellos según la Delegación del Gobierno, y ninguno presentaría contagio por coronavirus una vez que han sido sometidos al «control sanitario pertinente». De momento, tampoco en las pateras registradas antes o después del estado de alarma tanto en el Mediterráno como en la ruta del archipiélago canario se han encontrado casos confirmados o sospechosos de infección. La pasada semana se produjo una falsa alerta al comprobarse que uno de los ocupantes que viajaban a bordo de una patera registrada el miércoles en aguas de Tenerife presentaba fiebre, si bien los test posteriores demostraron que no tenía nada que ver con el Covid-19, según informaron a este diario fuentes oficiales.De España https://ift.tt/2UOCVnO
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