jueves, 30 de abril de 2020

El juez del caso Villarejo duda de la versión de Iglesias y vuelve a citar a su asesora

Las inconsistencias en el testimonio que prestó el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, en su declaración en calidad de perjudicado ante el juez que investiga el caso Villarejo han abocado a una nueva ronda de citaciones, que comenzarán por recabar de nuevo la versión de quien fue su asesora en el Parlamento Europeo, Dina Bousselham, la mujer que está en el centro de este capítulo de la novela que es ya la macrocausa Tándem, según las fuentes consultadas por ABC. Las pesquisas se siguen en la pieza separada número 10, conocida como Dina, y el origen está en el robo del teléfono móvil que sufrió la asesora de Iglesias en un centro comercial en el año 2015, tal y como ella denunció en su momento ante la Policía. La cuestión es que el contenido del teléfono, que tenía fotos personales, información estratégica del partido y conversaciones privadas entre sus miembros, estaba entre el ingente material intervenido al comisario jubilado y en prisión provisional José Manuel Villarejo en el año 2017. ¿Cómo lo obtuvo? La respuesta la dio él: se lo entregaron el entonces director de la revista «Interviú» Alberto Pozas y el periodista de la extinta publicación Luis Rendueles. Ellos confirmarían este extremo: recibieron la información en un sobre anónimo en la redacción, descartaron publicar el contenido al no verlo de interés y se lo dieron a Villarejo. Alegan que fue por el requerimiento verbal de un policía condecorado y respetado en aquella época. Ambos están imputados por un delito de revelación de secretos y han pedido esta semana al juez que les saque del procedimiento, tal y como adelantó este diario. Los tiempos no cuadran Entretanto, el presidente de la editora de «Interviú», Antonio Asensio, movió ficha por su cuenta. En enero de 2016 llamó a Pablo Iglesias, le informó de la existencia de aquella información, se la mostró y se la entregó en mano. El actual vicepresidente del Gobierno y entonces diputado acabó devolviendo el contenido a su legítima propietaria, Dina Bousselham, en una tarjeta de memoria SD, las que se usan en los teléfonos móviles. Eso mismo contarían los tres, testigo, perjudicado y víctima, respectivamente, ante el juez y los fiscales de Anticorrupción cuando pasaron por la Audiencia Nacional hace un año. El problema viene cuando se repasan los hechos que relataron con el calendario en la mano. Pablo Iglesias tardó seis meses en entregar la tarjeta a Bousselham, sin que en su primera declaración dijera por qué. En el ínterin, parte del contenido se publicó en un digital, que en julio de 2016 revelaba pantallazos de un chat en el que Iglesias hablaba con absoluto desprecio de una presentadora de televisión. El propio líder de Podemos reconoció ante el juez que al ver aquella publicación llegó «a la conclusión evidente de quién tenía la copia de todos los materiales». Añadió que le parecía incluso «coherente» con la estrategia de desprestigio de la que afirmó, estaba siendo víctima el partido en aquella época. En cuanto a lo que hizo al respecto, comentó que en aquel momento «se amplió la denuncia» puesta en su día por Bousselham por el robo y se pidieron diligencias de investigación, como la triangulación del teléfono, pero reconoció que él no participó en el asunto. No dijo nada, ni comunicó tener la tarjeta en su poder. «Es la primera vez que hablo de esto en un juzgado», afirmó ante el juez y los fiscales del caso, según la declaración a la que tuvo acceso ABC. Hay una incógnita más: quién divulgó aquellos mensajes de chat. La asesora tenía un pantallazo de la conversación guardada entre los archivos del teléfono, a la luz de la copia que manejaba Villarejo. La propia charla evidencia además que la imagen fue capturada desde su terminal. Es una hipótesis que el propio Iglesias dejó caer, pues también circuló un vídeo de Pablo Echenique que ella misma había grabado. «Pero no lo creo», matizó.

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