lunes, 27 de abril de 2020

Alberto Reyero: «Sanidad deberá participar en la gestión futura de las residencias»

El consejero de Políticas Sociales ha visto cómo las residencias se convertían en foco de contagios del coronavirus. Reconoce que la evolución de la pandemia le ha quitado el sueño:«Y mucho; en los últimos tiempos, dormir ha sido muy complicado. Soy una persona que tengo bastantes ojeras, pero ahora tengo más de lo habitual. Detrás de cada número hay una persona. Es doloroso. En determinadas fechas, la situación era también de impotencia, de preguntarte qué podemos hacer para buscar una solución a este tema». Ya trabaja en un modelo futuro de centros para mayores con más presencia, en la gestión y en la financiación, de Sanidad. ¿Cuándo detectó que había un problema en las residencias de mayores? El 5 de marzo conocimos el fallecimiento de una persona en una residencia muy cercana a mi despacho. Al día siguiente, publicamos ya con Salud Pública el cierre de los centros de mayores; enviamos un protocolo para separar a los residentes positivos de los demás, y el 8 de marzo enviamos una instrucción para que los familiares no entraran en las residencias. Con el paso de los días, vimos que se manifestaba con una cara muy terrible y muy rápida, y afectaba a un número muy elevado de personas. —El 12 de marzo se anunció ya que iban a medicalizar las residencias. pero luego tardó mucho en hacerse. —Ha habido una polémica sobre lo que entendemos cada uno por medicalizar. En una situación normal, el nivel de atención sanitaria no es muy alto, y puede ser adecuado o no, pero se puede convivir con él. Pero en una situación de emergencia, es necesario que el soporte sanitario sea mucho mayor que el actual. Las residencias tal y como están concebidas, están para cuidar, no para curar. En esta situación, o tenemos que llevar al residente al hospital, o si eso no es posible, el hospital tiene que ir a la residencia. Y eso es lo que entendemos por medicalización. En las últimas semanas hay mayor apoyo sanitario, más visitas de atención primaria a las residencias, pero creemos que ese apoyo tiene que ser más profundo. La Sanidad tiene que llegar para quedarse dentro de las residencias. ¿Tan malo era lo que se encontró en las residencias, como para llamar al Ejército? —Bueno, rompo una lanza por el trabajo que se ha hecho en las residencias: en la mayoría de los casos, sus trabajadores han hecho una labor excepcional. Pero nos hemos encontrado con una situación que nos ha desbordado a todos, porque no había material, no había test suficientes. Ycuando vimos que el índice de letalidad de personas de más de 80 años podía ser del 40 o el 50 por ciento, eso trastoca la vida de una residencia en la que el día a día es relativamente tranquilo. Había muchos trabajadores o de baja o en cuarentena; no sabías dónde colocar exactamente a una persona porque no estaba claro si tenía o no la enfermedad. Yademás, aislar a personas con Alzheimer en una habitación es muy complicado. Una de las críticas que se ha hecho es que a muchos mayores no se les llevaba a los hospitales. —El criterio de si una persona debe ser derivada al hospital le tiene que corresponder a un médico. Hay un geriatra de referencia al que se le consulta, y toma esa decisión. En algunos casos, ni siquiera es aconsejable que la persona vaya al hospital, por su fragilidad. Es una realidad que al principio de la crisis se derivaba a pocos usuarios. En los últimos diez días, se han producido más. Si no se hacía, entiendo que es porque clínicamente Sanidad ha considerado que no era adecuado que estas personas fueran al hospital. «Se ha incrementado de manera brutal la necesidad de alimentos; acuden a buscar ayuda un 30% de personas más» Ayuso decidió poner al frente de las residencias a un mando único ¿Fue una desautorización? —Sobre esto ha habido muchos mitos, y,sobre todo, alguien ha tenido un determinado interés en que se leyera determinado mensaje. Desde el principio pedí un mando único sanitario, porque estábamos en una emergencia sanitaria. De hecho, esto se anunció un jueves, y el miércoles anterior en el consejo de Gobierno yo propuse que tuviéramos en cuenta esa posibilidad. Así lo establecía una orden ministerial. No fue una desautorización para nada: en otras comunidades se había hecho. Creo que es lo lógico. ¿Desde entonces, ha notado mejoría en las residencias? —Se ha puesto el foco donde se tenía que poner. El mando único se ha puesto a la vez que el Plan de Choque, que creo que ha sido un completo acierto: el trabajo que ha realizado Emergencias yendo residencia a residencia, viendo las necesidades, ha sido positivo. Un trabajo basado en información que nuestra inspección iba elaborando desde mediados de marzo. ¿Hay o no hay residencias medicalizadas? —Es que mi concepto es muy exigente. Como tales, no hay medicalizada ninguna. Pero sería un error considerar que las 475 residencias tienen que estar medicalizadas; algunas de ellas se tienen que convertir prácticamente en hospitales geriátricos. Si medicalización lo entendemos como tener uno o varios médicos o enfermeros, para mí eso no es un recurso medicalizado. Bajo ese concepto, considero que no se han producido las medicalizaciónes. Pero no voy a entrar en polémica ni con el consejero de Sanidad ni por supuesto con la presidenta. ¿En qué tienen que cambiar las residencias? —Tenemos que ir hacia un modelo diferente. Ahora hay un modelo muy social, con un apoyo sanitario pequeño, y tenemos que ir a un modelo más sociosanitario, donde haya mucha más presencia de lo sanitario. Pero eso no significa que las convirtamos en un hospital; las residencias tienen que tener un componente de hogar indudable. ¿Cómo sería su modelo? —Uno que satisfaga las necesidades que las propia crisis del Covid ha demostrado. Hay que tomar medidas que nos permitan hacer frente a una nueva oleada, y no nos podemos permitir que las residencias se encuentren sin stock de equipos de protección; hay que invertir en ello. Y luego, queremos que Sanidad participe en la gestión de las residencias. Creemos que hay una parte sanitaria en las residencias del futuro. Por un lado, la parte social, de alojamiento y asistencia a las personas, responsabilidad de Políticas Sociales; y diferenciar ésta de la responsabilidad e incluso el presupuesto de la parte sanitaria, que debería ser financiado por la consejería de Sanidad. «No hay ninguna residencia medicalizada, pero sería un error pensar que todas tuvieran que estarlo» ¿Los menores extranjeros no acompañados cómo están pasando el confinamiento?¿Se han dado casos de Covid-19 entre ellos —Bueno, imagínate meter a cincuenta adolescentes de cualquier sitio en un centro en el que no pueden salir durante todo el día y en el que las posibilidades de ocio son limitadas. No hay problemas de contagios, y si los hay son cuestiones muy limitadas. Desde el punto de vista sanitario-médico no es un problema. Solo que tras un tiempo de confinamiento, los ánimos empiezan a calentarse. La situación hace que en algún momento haya algún problema, que hasta ahora se ha podido contener. Se ha hablado de trasladar algunos a Miraflores, con rechazo de la autoridad local ¿Somos insolidarios? —Todos queremos que se creen los recursos, pero nadie los quiere al lado de su casa. Desde el punto de vista humano, lo entiendo. Son chavales que están muy estigmatizados pero les pido que les den una oportunidad y verán como no va a ser un problema para su población. ¿Están notando ya los efectos de la crisis económica? —Hemos estado en el Banco de Alimentos, y nos comentan que se ha incrementado de forma brutal la necesidad de alimentos: han aumentado el 30% el número de personas que acuden a centros benéficos. Vivimos la parte inicial de la situación a la que nos vamos a enfrentar en el futuro. Tenemos que ser capaces de dar respuesta.

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