miércoles, 29 de abril de 2020

Sanidad asume que en Castilla y León será «más difícil» llegar a la normalidad

Estar en el centro del mapa de España y rodeada de tres de los principales focos del país en los que el Covid-19 explotó -Madrid, La Rioja y País Vasco- ha sido determinante en el impacto del coronavirus en Castilla y León. Y si esa situación geográfica ha hecho que esté entre los territorios con más casos y tasa de incidencia, todo apunta que también condicionará el regreso a la llamada «nueva normalidad» prevista por el Gobierno central para finales de junio en el mejor de los escenarios. Y la tarea no será fácil, reconoció ayer la consejera de Sanidad, Verónica Casado, en su constante llamada a la «prudencia» y «paciencia», a partir de ahora más que nunca acompañada de la necesaria «reponsabilidad individual» cuando se vuelvan a permitir ciertas salidas a la calle. «Hay comunidades que lo tienen más fácil», como es el caso de Murcia, apuntó, donde el virus está más contenido. Pero, añadió reconociendo que la Comunidad tienen un largo camino por recorrer, «en la zona central será más difícil». «Si lo hacemos bien, a lo mejor salimos todos juntos», deseó con un mensaje a la vez de ánimo, pero con todas las cautelas. Y es que, incidió Casado, las fechas marcadas en esa desescalada avanzada por Sánchez, pero aún con muchas «dudas» e incógnitas, «son orientativas» y aplicables si la evolución en el control de la pandemia es «favorable». No las tiene todas consigo la consejera. «Que nadie piense que todo el país va a estar en fase 3 el 22 de junio», advirtió, antes de lanzar su «¡ojalá!» sea posible, porque «querrá decir que se han hecho las cosas bien». «Evidentemente, no va a ser sencillo», advirtió, dejando claro que cada transición a una nueva fase «va a depender de nuestro comportamiento», pues el virus aún «está circulando» como demuestran las cifras de nuevos positivos cada día y «si sigue reinfectando» el regreso a la nueva normalidad «evidentemente no podrá ser» el 22 de junio. «No nos podemos relajar», recalcó, además de incidir en el «problema» que supondría tanto para el sistema sanitario como para la economía un paso atrás. De cara a poder llegar al escenario de vuelta a la vida anterior, pero conviviendo con el Covid-19 resaltó el papel clave que jugará la implicación de delegaciones territoriales, ayuntamientos y diputaciones. También Policía Nacional y Local y Guardia Civil para controlar la movilidad cuando se levante la cuarentena en algunos territorios y otros, no. Eso sí, con la esperanza y deseo de que «tengan poco trabajo». «No engañamos nadie, ni a la autoridad sanitaria ni a la policía. Nos engañamos a nosotros mismos», advirtió. Una movilidad que irá ganando terreno a medida que avancen las fases del plan de desescalada y que no llevará en todos los territorios la misma velocidad. Desde Castilla y León confían en que el Gobierno atienda a la demanda -compartida por otras comunidades- de que pueda hacerse en un ámbito inferior a la provincia, como las Zonas Básicas de Salud. Aún son pocas, van sumando territorios sin casos en los últimos siete días, lo que «permite tener mucha esperanza para hacer la desescalada», quien espera comenzar en esos espacios del medio rural y «no esperar a que toda la provincia esté perfecta». «Con una población dispersa, si además la tenemos aislada, es bastante triste», dijo. Mañueco, no a los aforos De cara a esa desescalada en la que Casado insistió en lograr el «equilibrio» entre sanidad y economía, también el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco dijo que «es fundamental que el Gobierno dé más certidumbres y concreción en determinadas medidas» y pidió que no se establezca el criterio de limitación de aforos sino el de la distancia social y que la hostelería y el comercio cumplan con esa norma. Y desde otro de los sectores más afectados y sobre los que también se ciernen numerosas incertidumbres, el turístico y hostelero, el consejero de Cultura y Turismo, Javier Ortega, también abogó por «armonizar» dos «realidades muy complicadas»: evitar los contagios masivos de la población, lo que implicaría más «presión sobre un sistema sanitario ya al límite» y la situación de un sector «que lo está pasando realmente mal». Poniéndose siempre en el mejor de los escenarios posible en cuanto a la incidencia del virus, el consejero apeló a «la responsabilidad y el compromiso ético y cívico de los ciudadanos» para «en el momento en que se pueda» apoyar y ayudar a este sector turístico y hostelero «que lo está pasando peor».

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