El pasado viernes, el maestro Indalecio Fernández Groba recibió el homenaje de quienes fueron sus alumnos y discípulos durante los años que permaneció al frente de la banda y de la escuela de música de Lugo, ambas de titularidad municipal. La etapa lucense de Groba duró doce años, desde 1979 a 1991. Cuando ganó la plaza lucense -vacante por jubilación del maestro Francisco Méndez- venía de una fructífera experiencia profesional como director de importantes formaciones suizas. En Lugo, la labor del maestro Indalecio Fernández Groba (alumno de don Julio Gómez, el compositor de la «Suite en La», veraneante en Viveiro) fue enorme. Pese al pie forzado de las limitaciones presupuestarias, amplió plantilla, renovó repertorio, organizó el archivo (en el que llegaron a recuperarse partituras dadas por desaparecidas), consiguió que la sección de educandos pudiese ocupar lo que hoy son locales de la Escuela Municipal de Música y creó una Xoven Banda, ahora en fase de inanición, sino extinguida. La circunstancia de que el área de Cultura esté en manos del grupo municipal del Bloque Nancionalista Galego nos permite abrigar alguna fundada esperanza acerca de la posibilidad de que el Concello de Lugo vuelva a disponer de una banda de música medianamente digna. Hay precedentes (algunos bien conocidos del arriba firmante, perdónennos la inmodestia) que avalan esta opinión. Con ese deseo, que es el de muchos lucenses, finalizamos estas líneas. Sirvan de adhesión personal al homenaje que acaba de recibir el maestro Fernández Groba. Y ojalá que, en la medida de lo posible, alienten cuantas propuestas sirvan para recuperar un Bien de Interés Cultural -oficioso ya que no oficial- que la ciudad de Lugo supo mantener durante más de siglo y medio, y del que ha sido desposeída por la ineptitud y la insensibilidad de algunos de sus gobernantes.
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