domingo, 29 de diciembre de 2019

El fútbol español echa raíces por todo el planeta

El 11 de julio de 2010 le tocó la lotería al fútbol español. El Gordo le cayó a la selección absoluta gracias a que Andrés Iniesta llevaba el boleto ganador en la final de Johannesburgo (Sudáfrica), pero los chicos de Vicente del Bosque no fueron los únicos triunfadores. Como ocurre con el clásico sorteo de Navidad, miles de premios se repartieron por todo el país. Y es que a partir de entonces, el fútbol español llevaría grabado un sello de calidad, heredero del brillante juego de la selección. Aquella lotería, en forma de Mundial, sirvió a miles de conciudadanos para anotarse un tanto en su currículo deportivo y llamar con él a puertas hasta entonces inimaginables. El fútbol «marca España» hacía las maletas y compraba los billetes para empezar a viajar por todo el planeta. Existen muchas maneras de vivir de este deporte, y no todas son calzarse unas botas de tacos y pegar patadas al balón cada fin de semana. Si en su momento ya contamos en ABC que había cerca de 400 futbolistas españoles jugando en ligas de todo el mundo, la cantidad de técnicos no se queda atrás. Según datos recogidos por la web especializada «Migrantes del balón», hay 434 profesionales de distintos perfiles técnicos trabajando por todo el globo: entrenadores, asistentes, preparadores físicos, de porteros... Cerca de la mitad de todos ellos desempeñan su trabajo en ligas europeas (201), pero la tendencia habla de un incremento en continentes como el asiático, donde se ganan la vida hasta 180 españoles. Uno de ellos es Javier Sánchez, onubense de 35 años que ejerce como preparador físico en Bangladesh. Él, como tantos otros, empezó a interesarse por trabajar en el extranjero cuando vio que en España era complicado hacerse un hueco. «Es un círculo cerrado y fuera te valoran más», explica a ABC. Con la mochila llena de conocimientos ansiosos por ser aplicados, puso rumbo a Chile en 2014, su primera experiencia lejos de casa, pero no la única. En 2016 trabajó en Baréin, en 2017 estuvo en Omán, en 2018 en una academia en China y en Bangladesh, su actual país de residencia, lleva año y medio en el Bashundhara Kings. Por el camino ha acumulado multitud de experiencias que tienen que ver tanto con el fútbol como con la vida. «Hay que ir adaptándose a cada nuevo lugar, pero cuando lo intentas, la gente te lo agradece. Aprendes mucho de las distintas culturas que vas conociendo». China, donde más hay Hay españoles viviendo del fútbol en 64 países distintos. China, con 53 profesionales, es donde más hay, seguido de Inglaterra, con 39. En otros territorios, como Angola, solo hay uno. Su nombre es Toni Cosano, un barcelonés de 42 años que estudió Historia y aún hoy, cuando vuelve a España de vacaciones, se encuentra con antiguos compañeros de la universidad que no terminan de creerse dónde está. «Jamás me imaginé que acabaría aquí. Creo que tiene que ver con mi espíritu aventurero y con las ganas de vivir experiencias fuera», cuenta a este diario. Antes estuvo en Corea del Sur y en Argelia, hasta que en 2017 aterrizó en el Atlético Petróleos de Luanda, su actual equipo. Tal y como reconoce, al fútbol jugó «poco y mal», lo que no evitó que desistiera en su deseo de vivir de él algún día: «Empecé en el equipo de mi barrio y fui subiendo poco a poco. Luego llegaron experiencias fuera, la primera a los treinta años. Hoy puedo decir que he cumplido un sueño a diez horas de avión de mi casa». España se ha ido abriendo a codazos -o a toques, como mandaba Luis Aragonés- en el mundo del fútbol. La conclusión de todos los que viven en lugares remotos es que la popularidad del Real Madrid, el admirado estilo del Barcelona de Guardiola y los éxitos de la selección absoluta son una inmejorable aportación a la carta de presentación de los españoles. Así, perfiles como el de Agustín Lleida, oscense de 34 años que ejerce como director deportivo en Costa Rica, han conseguido encontrar su lugar. Tras estudiar INEF, prepararse como entrenador y hacer varios másteres en dirección deportiva, le surgió la oportunidad de trabajar en Chile. Desde 2018, es la pieza clave en la estructura deportiva del Alajuelense costarricense, aunque asegura que su deseo es regresar tarde o temprano: «El objetivo de todos es volver algún día a España, pero mientras tanto vamos sumando experiencia para hacerla valer cuando tengamos la oportunidad». Una tendencia al alza Este tipo de historias contagian según empiezan a ser escuchadas. En un mercado futbolero como el español, en el que los banquillos parecen reservados a antiguos jugadores y rostros conocidos desde hace lustros, probar suerte en el extranjero es la única vía para aquellos que no renuncian a vivir del balón. Todo suele empezar por la recomendación de un amigo, por una oportunidad para ir de segundo, una inesperada llamada... Es entonces cuando toca armarse de valor, dejar atrás una vida y poner rumbo a destinos que, en muchos casos, no ubicaban en el mapa hasta entonces. Pero la base del fútbol, sea cual fuere el país, es la misma: meter el balón en la portería más veces que el rival. Eso sí, sobre el césped la cosa se complica: «El fútbol requiere que te adaptes a cada país. No se juega ni se entrena igual en China que en Bangladesh. Tienes que empaparte de cada lugar, de su cultura, si lo que quieres es sacar el máximo rendimiento», sentencia Sánchez.

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