lunes, 30 de diciembre de 2019

El PNV se garantiza un rol imprescindible en la legislatura y ve plasmados todos sus objetivos

La opacidad de las negociaciones en torno a la investidura, que los políticos llaman discreción, es un hábitat perfecto para el proceder del PNV. Poco partidario del foco excesivo y muy experimentado en exprimir al máximo el potencial de sus escaños. Siempre raudos a aprovechar su posición determinante, y con la satisfacción de saber que todo el mundo miraba a ERC, los nacionalistas vascos suscribieron ayer con el PSOE un acuerdo de doce puntos en el que logran que Pedro Sánchez se comprometa con sus principales reivindicaciones. «Para ellos es un acuerdazo», resumía ayer una persona involucrada en las diferentes negociaciones paralelas que se han sucedido para alumbrar la investidura. El rastro del PNV será lo único que quedará en esta legislatura que se pretende impugnatoria respecto a la última viable, la pactada entre Mariano Rajoy y Albert Rivera. Sus escaños sutentaron ese Presupuesto de 2018, todavía hoy vigente, y serán imprescindibles para que el Gobierno pueda legislar. Por eso una de las cosas que reclamaban desde el PNV se ve reflejada en el punto primero del documento. Los de Andoni Ortuzar consiguen su pretensión de conocer de antemano y «con antelación suficiente los proyectos e iniciativas que el Gobierno desee impulsar». Se tratará de una colaboración «multinivel» pero en la que tendrán importancia vital los grupos parlamentarios. Aunque también el canal de comunicación de Sánchez con Ortuza y, eventualmente, con el lendakari Iñigo Urkullu. El punto crucial en las negociaciones con el País Vasco siempre es la transferencia de competencias. El acuerdo recoge «proceder en 2020 a la negociación y traspaso» de las competencias estatutarias pendientes. Ortuzar no ha puesto limitación a ninguna de ellas, reiterando que la literalidad de lo pactado afecta a todas las que están pendientes de transferir. Lo que incluiría prisiones y la Seguridad Social, aunque se espera que sean las últimas. Y en este punto de traspaso competencial entró en juego Navarra, con los vascos asumiendo la negociación de cuestiones de otra región. Ambos acordaron que «se procederá en el plazo de seis meses al traspaso de las competencias de tráfico a la Comunidad Foral de Navarra». En el documento y en la rueda de prensa que Andoni Ortuzar ofreció tras la firma del acuerdo con Pedro Sánchez quedó claro que el traspaso tiene que hacerse en los mismos términos que rigen en la transferencia al País Vasco. El nuevo Gobierno asumirá tras este pacto con el PNV y el que suscribirá con ERC una reforma del modelo territorial de nuestro país. Los seis votos del PNV han sido suficientes para que Sánchez asuma el compromiso de «adecuar la estructura del Estado al reconocimiento de las identidades territoriales», y proceder a ello mediante «las modificaciones legales necesarias» tanto para lo tocante a Cataluña como para la negociación del nuevo Estatuto del País Vasco «atendiendo a los sentimientos nacionales de pertenencia». El documento incluye dos puntos encaminados a potenciar la imagen internacional del País Vasco. En primer término ambas partes se comprometen a «impulsar» la presencia y participación de las instituciones vascas en las instituciones de la Unión Europea. Y en otro punto queda recogido el compromiso de «abrir cauces para promover la representación internacional de Euskadi en el ámbito deportivo y cultural». Sánchez enmienda su discurso de hace menos de dos meses al comprometerse a modificar el contenido de los conocidos como decretos digitales «de manera que sean resueltas las discrepancias sobre los mismos manifestadas en el ámbito parlamentario».

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