Camino de los 38 años, la línea de meta suele estar muy cerca de un futbolista de élite, pero no es el caso de Filipe Luis (Jaraguá do Sul, Santa Catarina, 9 de agosto de 1985) . El lateral izquierdo brasileño, una de las estrellas del Flamengo, vigente campeón de la Copa Libertadores y gran rival del Real Madrid en el Mundial de Clubes que esta semana busca ganador en Marruecos, repasa con ABC su brillante carrera y su actual momento personal y profesional: «Yo no sé qué hacer sin el fútbol» ¿Cómo fue su infancia en Brasil? Nací en Santa Catalina, un sitio muy bueno donde hay mucho trabajo y apenas hay paro. Allí viven muchos inmigrantes alemanes, italianos y polacos. Fue una infancia muy buena, atípica a lo que es Brasil. Quizás, lo más duro a nivel familiar ha venido ya en edad adulta, con el tema de las apuestas... Así es. En Brasil el tema de las apuestas online está en todos lados, no hay regulación ninguna y muchos equipos llevan publicidad en sus camisetas. Es muy fácil apostar, tengo gente de mi familia que ha caído ahí y eso es como una droga. Hay que tener mucho cuidado porque es bastante más serio de lo que pensamos. Figueirense, Ajax y, de repente, con 20 años al Castilla. ¿Qué tal fue la experiencia en el filial blanco? Era el año 2005 y el Real Madrid acababa de estrenar Valdebebas. Además, tenía a los mejores brasileños del momento: Robinho, Ronaldo, Roberto Carlos, Baptista… Yo tenía el sueño de triunfar en España y el Madrid me abrió las puertas. Jugamos un buen año en el Castilla. Teníamos un equipazo con Arbeloa, Soldado, Negredo o De la Red, pero yo sentía que era muy difícil subir al primer equipo. Así que decidí que lo mejor era dar un paso al lado para luego tener una oportunidad de jugar en el Madrid y, por eso, decidí no quedarme ahí. La historia demuestra que es muy complicado pasar del Castilla al primer equipo. Noticia Relacionada Fútbol estandar Si Primas a terceros en España, el paraíso de los maletines Pedro Cifuentes Una reciente sentencia del Tribunal Supremo despenaliza los incentivos por ganar, frecuentes a finales de cada temporada (pero terminantemente prohibidos por FIFA, UEFA y otros países europeos) Del Castilla se marcha al Deportivo, pero ya no era ese Súper Dépor que maravilló a España y Europa. Yo no sabía la real situación del Deportivo. En mi cabeza, con 21 años, pensé 'jugaremos Champions y pelearemos por la Liga', pero estaba equivocado. La realidad es que se había acabado el gran Deportivo. Se habían vendido a todas las estrellas y cuando llegué se estaba formando un nuevo equipo de jóvenes, el 'Baby Dépor'. No era el gran Deportivo, pero sí era una oportunidad para demostrar que yo podía jugar en Primera. Allí tuvo a Lotina de entrenador, que hizo de usted un futbolista diferente. Lotina tuvo mucha paciencia conmigo. porque cuando ahora veo mis vídeos ni yo no tendría paciencia conmigo mismo. Tenía 22-23 años y mis conceptos defensivos eran nulos. Lotina invirtió mucho tiempo en mí y eso ahora lo valoro mucho, porque para un entrenador lo fácil es decir 'mira, este no me vale, que me fichen a otro'. No fue el caso de Lotina. Lo difícil es gastar tu tiempo en jugadores que tienes, aunque estén verdes, y eso hizo él. Y yo, como soy una esponja, la capacidad de aprender es una de las mejores virtudes que tengo, le escuché y a partir de esos conceptos yo fui puliendo y mejorando mis acciones defensivas. La primera etapa del Atlético (2010-2014) coincide con la época más brillante de su historia moderna, con el Cholo como protagonista. Yo llego en 2010, con Quique Sánchez Flores, que tenía el vestuario dividido, y no hicimos buena temporada a pesar de que se venía de ganar la Europa League. Ese vestuario era muy complicado y lo mismo sucedió en los seis meses con Goyo Manzano. Cuando llega el Cholo, lo primero que hace es centrarse en la defensa. Arriba teníamos jugadores importantes como Falcao, Arda, Diego o Adrián, y él se centró en mejorar en defensa. A partir de ahí, empezamos a ganar, nació una química nueva, se hizo un grupo fuerte, con buenas amistades y el Cholo fue a muerte con todos nosotros. ¿Cambió la historia del Atlético? Seguro. Cuando llegué, yo no entendía mucho la historia del Atlético, pero lo que sí me di cuenta pronto es que en el Vicente Calderón era muy difícil jugar. Siempre se dudaba de si iba a ser un buen partido o de si íbamos a vencer. A lo mejor le ganábamos al Barcelona, pero perdíamos con el colista. Éramos irregulares y el Cholo nos enseñó la fortaleza del Calderón. El estructuró todo, la parte defensiva, la salida del balón, por dónde se atacaba... Pasamos de un equipo que dependía de las individualidades de Reyes, Agüero o Forlán a un equipo solidario y equilibrado. Ganó unos cuantos títulos, entre ellos la Liga de 2014, pero llegó la final de Lisboa y… Duele perder una final así. Mire, cuando ganas empiezas a valorar muchas cosas porque te olvidas de todo lo malo y parece que eres el dueño del mundo. Y cuando pierdes, siempre te hace pensar mucho y madurar. Perder no te hace mejor jugador, pero te hace más fuerte, más preparado y mejor persona. Tras esa final, se marcha al Chelsea, como top mundial en el lateral izquierdo, pero allí las cosas no salieron cómo se esperaba ¿Se arrepintió? Para nada. No me equivoqué. Ganamos la Liga y la Copa. Es cierto que no jugué todo lo que hubiera querido, pero es que delante tuve un Azpilicueta impecable. El equipo estaba muy bien ordenado y equilibrado, con Hazard, Fábregas y Diego Costa en su esplendor. Simplemente, yo no tenía los minutos que quería tener y por eso decidí volver. Además, cuando salí del Atlético me di cuenta del amor que tenía por el club. Es mi casa y si podía volver lo tenía que hacer. Me ha mencionado a Hazard. Qué caso el suyo en el Madrid. Después de Messi, para mí era el mejor del mundo en esos momentos. ¿Qué le ha pasado en el Madrid? Cuando llega, le cuesta un pelín, se rompe la pierna y ya no logra jugar nunca más sin lesiones recurrentes. Da igual que haya sido el mejor, que juegue en el Madrid o que tenga mucho dinero. Su cabeza está destrozada. Seguro que en todo este tiempo ha hablado con 40 médicos y 150 fisios, pero no hay una solución si la cabeza no rinde. Está en un círculo vicioso del que no sale y el fútbol no te espera. Si se va del Madrid, seguramente, pueda volver a sonreír y a disfrutar de la profesión, aunque ya no pueda volver a ser ese jugador que fue en el Chelsea. Espero que no se retire con esta melancolía y podamos verle de nuevo a buen nivel. De 2015 a 2019, segunda etapa en el Atlético ¿Qué cambios encontró tras su año en Londres? Perdimos jugadores importantes como Diego Costa, Arda o Miranda ,y Tiago ya tenía sus años. A nivel personal, el año que vuelvo hago la mejor temporada de mi carrera. Luego hice otra buena campaña, pero de 2017 a 2019 sufrí con las lesiones. Es verdad que juego con Brasil el Mundial de Rusia, pero ya sentía que el Atlético necesitaba tener otro lateral izquierdo y yo debía ir a otro sitio para exigirme a mí mismo. Tenía tanto respeto por el Atlético que era consciente que no sacaba mi mejor versión y lo mejor era irme. En esa segunda etapa, otra final de Champions perdida contra el Madrid, en 2016. Esta por penaltis y con la sensación de que lo tuvieron más cerca que en Lisboa. Es muy fácil decir desde fuera por qué el Atlético no hizo esto o lo otro. Mire, nosotros perdimos una final contra el Madrid en el último minuto y otra en los penaltis, y el Madrid le metió cuatro a la Juventus y tres al Liverpool. Entonces, ¿qué no hicieron bien Juventus y Liverpool? La realidad es que juegas contra un equipo que es muy superior al tuyo porque tienen mejores jugadores e individualidades, aunque nosotros fuéramos mejor como grupo. Por eso, yo no sufro por haber perdido dos finales de Champions contra el Madrid. Claro que mi sueño era ganar la Champions, y sigue siéndolo, pero no fueron finales contra el Oporto o el Mónaco. Fueron contra el Real Madrid. En ese verano de 2019 se marcha a Brasil, algo impensable en su cabeza hasta ese momento. Yo nunca quise volver a mi país para jugar al fútbol y lo que estoy viviendo es inexplicable. Yo sabía y sé lo que es el fútbol en Brasil. Aquí vas del cielo al infierno, y ya no se sale. Es todo demasiado intenso. Vivimos en la España de hace veinte años, con aficionados presentes en los entrenamientos en la ciudad deportiva. Es muy complicado jugar en Brasil, pero el Flamengo tiene un poder financiero comparable a un gran equipo en España. Tiene opciones de contratar a grandes jugadores y montar un gran equipo, y yo fui uno de esos elegidos. Además, venía con un nombre y eso me ayudó. Cuando yo entendí que venía a un equipo campeón, no pude decir que no a la oportunidad. Somos el equipo con más aficionados de Brasil, pero no tenemos los títulos que deberíamos tener. Aquí, en un año, he vivido momentos que no viví en diez años en España. Ahí sigue, cuatro años después, con 37 en su pasaporte y otro buen número de títulos en su palmarés, como dos Libertadores. ¿Hasta cuándo tendremos a Filipe Luis? Yo jugaré hasta que no pueda más y ya no pueda competir contra los extremos más rápidos. Me encanta jugar al fútbol y ver fútbol. Amo mi profesión. Sinceramente, yo no sé qué hacer sin el fútbol. Es lo único que he hecho desde pequeño. Cuando lo deje ya no habrá marcha atrás, lo tengo claro, pero quiero seguir en este mundo. Estoy haciendo el curso de entrenador y luego no sé si seré o no entrenador. Eso lo dirá el tiempo, pero quiero seguir ligado al fútbol. Mundial de Clubes contra el Madrid. Palabras mayores, aunque es cierto que para ustedes esta competición es más importante que para los europeos. Sin duda. Un Mundial de Clubes es mucho más importante para los sudamericanos que para los europeos. A ellos lo que de verdad les importa es la Champions y yo lo entiendo, porque es la competición de clubes más importante del mundo, pero para los sudamericanos si ganas un Mundial de Clubes te pones una estrella en la camiseta. Eso quiere decir que le has ganado al campeón de la mejor competición de clubes y, por lo tanto, eres el mejor del planeta. Ganamos una en 1981 y perdimos otra en 2019 contra el mejor Liverpool. Ahora tenemos otra bonita oportunidad porque tenemos un equipazo: cuatro mundialistas, Vidal, David Luiz… El Madrid es el favorito, pero nosotros daremos pelea. Sería una final especial para Vinicius, por lo que el Flamengo representa en su vida. ¿Qué piensa de su crecimiento y de toda la polémica que le rodea desde hace meses con el tema de las patadas que recibe y los insultos racistas? Vinicius tiene mucho carisma en Brasil. El país le quiere mucho, los aficionados le adoran y el Flamengo es su club. Es un jugador al que le encanta el regate y ser vertical, como a Neymar, y eso además lo hace siendo jugador del Madrid y no es indiferente para nadie. Nosotros tenemos que respetar su estilo de juego porque lo hace todo dentro del reglamento y de la legalidad. Puede gustar más o menos, puede molestar a los rivales más serios o a los defensas que le marcan, pero él no hace nada malo. Le pasaba algo igual a usted con Messi. Tuve duelos muy intensos con él y entiendo esta situación. Tienes al mejor delante y él tiene toda la ventaja porque es mejor que tú. Además, tiene la iniciativa porque decide dónde va a ir con el balón y tú tienes que actuar en función de lo que haga. Es muy complicado y, a veces, pierdes la cabeza. A mí no me parece mal que le peguen patadas a Vinicius, porque para eso hay un árbitro, que te manda a la calle si haces eso. Entiendo que Vinicius tiene que seguir jugando su fútbol y ser él mismo, como es ahora. Es normal que le den patadas a Vinicius, pero lo del racismo es inadmisible. Lo primero es fútbol, lo segundo es un acto delictivo.
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domingo, 5 de febrero de 2023
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» Filipe Luis: «Es normal que le den patadas a Vinicius, pero lo del racismo es inadmisible»
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