jueves, 23 de febrero de 2023

La autonomía madrileña, un invento político que cumple los 40 años

Esta es la historia de una provincia que se convirtió en comunidad autónoma casi sin querer, casi de las últimas, y entre la total indiferencia de su población. Cuarenta años después, aquel ente artificial se ha consolidado económica y socialmente. Y aunque apenas nadie sabe que tiene un himno , ni conoce su letra, su bandera es conocida por todos. El estatuto que ahora entra en la cuarentena ha sido modificado cuatro veces desde entonces, y tiene una quinta iniciada en esta legislatura y que decaerá con el fin del mandato, que nunca alcanzó el suficiente 'quorum' político. La primera reunión de los parlamentarios madrileños para tratar sobre la posible autonomía tuvo lugar en mayo de 1978 . Este tema nacía con polémica, por el debate abierto sobre la conveniencia, o no, de integrar Madrid en el territorio de Castilla-La Mancha. Y eran muchas las voces en contra. Tampoco por Castilla la Vieja eran muy partidarios de unirse a Madrid: de hecho, la autonomía de Castilla y León nació un poco a trompicones por las pulsiones regionalistas internas, de León y de Segovia. El 24 de junio de 1981, un pleno extraordinario convocado por el presidente de la Diputación en el Castillo nuevo de Manzanares el Real dio cuenta del inicio del proceso autonómico de Madrid. El portavoz del PSOE, un joven José Borrell, aseguraba entonces: «Madrid no ha sido el centralismo, y puede parecer paradójico que sea precisamente un catalán quien diga esto; ha sido la ubicación física del centralismo, donde reside el Poder político y administrativo y, por tanto, la primera víctima de ese centralismo». La autonomía iba dando pasos políticos, entre la indiferencia absoluta de los madrileños y algunos 'cenizos' que pronosticaban que «los efectos económicos de la autonomía pueden ser trágicos para Madrid» . Los partidos mayoritarios decidieron que se tramitara por la vía del artículo 143. Y comenzó el proceso, al que se fueron apuntando con entusiasmo los ayuntamientos de izquierda mientras los gobernados por UCD se mostraban cautos. Tres fechas clave Inicio del proceso Ese día entró en las Cortes Generales el Acuerdo de la Diputación Provincial de Madrid que solicitaba, alegando «motivos de interés nacional», que se autorizase por ley orgánica la constitución de la Comunidad Autónoma uniprovincial de Madrid. Arrancaba el camino hacia la autonomía. Ponencia redactora En el Castillo de Manzanares el Real tuvo lugar en esa fecha el acto de constitución de la Asamblea Mixta de Diputados, y también fue presentada la ponencia redactora del proyecto de Estatuto de Autonomía madrileño. Aprobada la Ley El proyecto de Estatuto de Autonomía de Madrid fue al Congreso de los Diputados para su debate y votación, y se convirtió en Ley Orgánica el 25 de febrero de 1983. Como tal fue publicada en el Boletín Oficial del Estado del 1 de marzo. De nuevo el Castillo de Manzanares fue el escenario elegido para el acto de constitución de la Asamblea Mixta de diputados y la presentación de la ponencia redactora del proyecto de Estatuto de Autonomía, el 14 de junio de 1982. La presidía el senador socialista José Prat. Y el texto del Estatuto se aprobó por unanimidad días después, el 26 de junio. Las elecciones generales de octubre de 1982 ralentizaron la tramitación de este texto en el Congreso. El 25 de enero de 1983 se debatió y votó en la Cámara Baja, y seis días después en el Senado. La aprobación definitiva del Estatuto de Autonomía se produjo el 22 de febrero de 1983, y el 25 ya era Ley. La culminación oficial del proceso de autonomía madrileña se produjo el 3 de marzo de 1983, en lo que entonces era la sede de la Diputación Provincial, en la calle Miguel Ángel, 25. Una jornada de despedidas para unos y de reinicios para una institución que nacía y a la que le quedaba todo por hacer. Y un día en que también hubo sitio para la anécdota, por la protesta de uno de los participantes ante la retirada del crucifijo de la mesa y su exigencia de reponerlo para poder votar. Castilla no la quería «La situación de Madrid era entonces mala; estábamos atravesando una crisis industrial importante», recuerda Joaquín Leguina , protagonista de esta historia y primer presidente autonómico madrileño. Recuerda el rechazo de otras regiones a incluir a Madrid en sus autonomías. «En la Federación Socialista Madrileña –de la que él era entonces secretarion general– pensábamos que era mejor que la provincia de Madrid entrara en la autonomía de Castilla-La Mancha, pero Albacete y Cuenca no querían; eso inclinó la balanza del PSOE castellano-manchego hacia el no. Tenían razón», reflexiona, en conversación con ABC. Joaquín Leguina era entonces concejal en la capital y diputado en el Congreso, donde defendió el Estatuto. «Que no fue el último en aprobarse: ese fue el de Castilla y León». El Estatuto se aprobó en febrero de 1983, y las elecciones que le convirtieron en el primer presidente de la flamante Comunidad Autónoma madrileña fueron en mayo. «Nada más crearse la Comunidad, asume la Diputación, y eso supuso multiplicar por tres o cuatro el dinero que recibían los ayuntamientos; les vino Dios a ver», recuerda. Pedro Núñez Morgades , ex diputado regional, ex Delegado del Gobierno en Madrid y ex Defensor del Menor, entró en aquella primera Asamblea madrileña como diputado por la coalición AP-PDP-UL. «De lo primero que hicimos fue aprobar una ley en la que nos dábamos nombramiento como diputados constituyentes de la Asamblea», recuerda. El mayor valor que tuvo aquello, opina, es que «fue la ratificación de lo que había sido el abrazo de la transición, entre todas las fuerzas políticas». Coincide en que «nadie creía en la Comunidad Autónoma entonces, estaba muy condicionada por tener aquí todos los poderes centrales; pero se le ha ido dando cuerpo, se ha consolidado, y ahora es una máquina, ha resultado muy eficaz para los madrileños», destaca. MÁS INFORMACIÓN El Estatuto de Autonomía de Madrid cumplió ayer su 25 aniversario Mucho ha llovido desde aquel 25 de febrero de 1983: el Estatuto de Madrid cumple ahora 40 años y la autonomía es un ente sólido y rotundo. Leguina fue el primero pero por su puesto han pasado otros cinco hombres y mujeres , todos del PP. «Los que me han seguido lo han hecho bien. Aunque con altibajos: no es lo mismo Ruiz-Gallardón que Cifuentes; aquel es un amigo. Y con Esperanza Aguirre disiento en muchísimas cosas de política, pero jamás las diré en público».

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