lunes, 13 de febrero de 2023

Adiós a Gil-Robles, el político que sirvió a España y Europa

José María Gil-Robles (Madrid, 1935) nos dejó ayer mientras el Parlamento Europeo , la institución que tanto le debe y a la que tantos esfuerzos personales dedicó, iniciaba su pleno de febrero envuelto en la niebla estrasburguesa. España ha perdido a uno de los principales protagonistas de sus primeros pasos en la Europa comunitaria . Europa, a su vez, pierde a una de las personas que más contribuyeron a asentar la democracia parlamentaria como una de sus principales fuentes de legitimidad. Ambas, la España democrática y la Europa unida fueron su sueño , su objetivo y las dos razones inseparables de su dedicación a la política. Cada presidente del Parlamento Europeo ha dejado su impronta y la de Gil-Robles fue especialmente honda. Son muchos los recuerdos que se agolpan en estos momentos. Su primer discurso al ser elegido presidente, durante el que se le quebró la voz recordando a su padre y a todos los que sufrieron «la larga noche de piedra». Su compromiso permanente con la lucha contra el terrorismo de ETA , a la que contribuyó eficazmente haciéndose su portavoz en todos los foros europeos. O su decisión inteligente de poner a un eurodiputado francés al frente de la delegación parlamentaria que acudió a Ermua a rendir homenaje a Miguel Ángel Blanco a los pocos días de su asesinato. Noticia Relacionada estandar No Muere José María Gil-Robles y Gil-Delgado, expresidente del Parlamento Europeo, a los 87 años S. E. Hijo de José María Gil-Robles, histórico líder de la CEDA, «lideró el Parlamento Europeo en momentos de cambio con una gran determinación para hacer esta institución más fuerte y cercana a los ciudadanos», según la actual presidenta, Roberta Metsola Gil-Robles era un presidente muy serio, monje antes que fraile. Llegó a la presidencia del Parlamento Europeo tras haber sido letrado a Cortes, constitucionalista y haber ocupado diversas funciones en el propio Parlamento Europeo. Conocía la casa y sus procedimientos como nadie, sabía en cada momento qué camino seguir para agrandar y consolidar las competencias de una institución todavía muy joven. La guió durante las negociaciones para reformar los tratados comunitarios y aumentar sus competencias, puso las bases para la aprobación de un estatuto de los diputados que garantizase la independencia de la institución, contribuyó a la entrada en vigor del euro y al nombramiento del primer presidente del Banco Central Europeo, y al pistoletazo de salida de la ampliación de la UE al Este. Supo además conducir el Parlamento durante las semanas difíciles que llevaron a la dimisión de la Comisión Europea , haciendo prevalecer el interés de la institución que presidía por encima de cualquier consideración personal o de partido. Los mandatos de presidente del Parlamento Europeo duran dos años, que suelen pasar volando. Todavía hoy me asombra la cantidad de cosas que José María Gil-Robles pudo lograr en tan corto espacio de tiempo. Quienes colaboramos con él en aquellos años sabemos del sacrificio personal que por razones familiares le supuso estar tantos tiempo fuera de España. Nunca se quejó. Siempre consideró un privilegio enorme haber tenido la posibilidad de servir simultáneamente a su país y a Europa desde un puesto de tanta relevancia. Un servicio que de una u otra manera mantuvo hasta hace unos días, haciendo buenas las palabras que dirigía a quienes le escuchaban: «Que no se cansen, construir Europa es algo que requiere mucho esfuerzo, muchísima ilusión, pero que compensa todas las desilusiones cuando se ve todo lo que se consigue». Descanse en paz el hombre de diálogo, abierto, conciliador, sabio y de fina ironía que dio lo mejor de su vida a la defensa de la democracia parlamentaria y, con ella, de la libertad. SOBRE EL AUTOR Jaume Duch Guillot es portavoz del Parlamento Europeo

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