sábado, 25 de febrero de 2023

Jordi Ribera : «Estamos superando una parte física, pero no vamos a excluir el perfil de jugador listo y rápido por que sea bajo»

Seleccionador nacional y pieza indiscutible de esa pirámide que empieza en los colegios y culmina en una gloriosa década de triunfos en la absoluta, Jordi Ribera (Gerona, 59 años) se dio apenas una semana para descansar, celebrar el bronce mundial y recargar energías para pensar ya en lo siguiente. No en la jornada de la Euro Cup que disputa España el 8 y el 12 de marzo ante Suecia, sino en las generaciones que vienen. Abre las puertas de su despacho y de su programa de formación en esta charla con ABC. Se consiguen éxitos con la absoluta y un relevo que no cesa. ¿Cómo lo hace? El trabajo de base es una parte que suele interesar menos que hablar de medallas... Siempre había habido trabajo de tecnificación, pero desde 2016 intentamos reformar el modelo. Nos interesaba generar un proyecto común que desde arriba abajo tuviera una identidad, que cada actividad no fuera un compartimento estanco, juvenil, promesas, júnior... sino unificarlo todo en un mismo plan de trabajo. Empezamos a hacer actividades de dos o tres días en las territoriales para conocer a los técnicos. Luego pasamos a las actividades nacionales, en el Centro de Alto Rendimiento de Granada. ¿Con cuántos jugadores trabajan en estas actividades? Este febrero hemos tenido a 70 jugadores nacidos en 2006 y 2007, y habrá otra con chicos de 2008 y 2009. Formamos cuatro equipos para entrenar y competir. Con puestos específicos que nosotros necesitamos. Vienen además entrenadores de todas las territoriales. Trabajan con nosotros, ellos aprenden cómo funcionamos y así expandimos el trabajo que hacemos. ¿Por qué tantos candidatos? Si haces una selección de 16 habrá unos 20 que crean que pueden estar; si haces una selección de 70, lo van a creer 300. En septiembre algunos repetirán y otros no, entrarán otros que han estado trabajando este tiempo para entrar. Ven que hay oportunidades. Noticia Relacionada Balonmano estandar Si El laboratorio de Jordi Ribera: el cerebro de una selección irrepetible Laura Marta Mientras los jugadores descansan, el equipo técnico trabaja con decenas de estadísticas y vídeos para procurar toda la información posible y encontrar soluciones inmediatas en cada partido ¿Cómo son estas jornadas? Hay una parte que es el abecé, el patrón de juego en el que se basa toda la pirámide. Tienen que ver cómo funciona y sentirse parte de él. Si un crío de 13 años ve jugar a la selección absoluta, se dará cuenta de que él ha hecho cosas que hace el equipo adulto. Crea un sentimiento de identidad. Pero la formación del jugador no es solo práctica: tienen clases de nutrición para que entiendan qué les conviene para desarrollar su rendimiento y por qué; de psicología; de 'mindfulness'; teóricas de preparación física para que tengan un conocimiento claro de qué y cómo hacer cuando entran en un gimnasio, charlas de juego táctico, de sistemas de juego. Es formar un jugador completo. La idea es que vivan una semana de alto rendimiento. ¿Cuántos 'profesores' observan? Hay un cuadro técnico multidisciplinar: delegada, médico, tres fisioterapeutas, nutrición, entrenadores de la selección promesas, de la júnior, de clubes de formación, técnicos de porteros, analistas de vídeo... Tenemos cinco o seis cámaras captando todo lo que se hace y se realizan montajes para corregir situaciones. También vienen árbitros en formación para ayudarnos. ¿Qué busca y cómo se valora? A la mitad de la semana y al final se hace una valoración de la efectividad que ha tenido en los partidos, en general y en su puesto específico. Y se medita si tiene que volver a la siguiente actividad o hay que esperar y buscar a otro... Sobre todo generamos el modelo de juego, pero respetamos las edades. ¿Cuánto hay de su experiencia y de su intuición? Con la información y la experiencia te haces una valoración subjetiva. No siempre aciertas, pero ves cómo se desarrolla, en el juego y dentro del grupo, y puedes proyectar cómo será en el futuro. A Ian Tarrafeta, convocado para este último Mundial, lo seguíamos desde que tenía 16 o 17 años. Lo has observado, has hablado con él, sabes qué tipo de jugador entra en la selección. Ahora empiezan a entrar los primeros con los que trabajamos. Entró Javi Fernández, y para esta jornada de la Euro Cup, Jan Gurri. Siempre respetamos las edades: tienen que vivir esa actividad internacional que les corresponde como juvenil, júnior, etc. Pero les vas dando la oportunidad para que vean que la puerta de la absoluta está cerca, que pueden llegar. Los ayuda a ilusionarse y a ser ambiciosos. Dice que mira también cómo se desarrolla en lo personal y como grupo. Es parte esencial de la absoluta, ese sentimiento de familia, ¿no? Les enseñamos vídeos de la absoluta y en los montajes también incluimos las imágenes de unión, colectivas, de cómo se ayudan, de cómo se levantan unos a otros, cómo celebran todos juntos. Todo eso va calando y engancha. ¿También les enseñan a perder? De los Juegos les enseñamos la crudeza de perder las semifinales y cómo el equipo sufrió y lloró ese partido, pero cómo se levantó para jugar y ganar el bronce. La derrota forma parte del aprendizaje. Y una vez superado, puedes volver a conseguir grandes cosas. Les inculcamos todo eso. Que pueden llegar o no, pero que la experiencia que han tenido vale la pena. A veces el recorrido ya te sirve para tener una buena vivencia. Parece que hoy todo el mundo gana, pero no es así. Y que cuando no ganas ya no sirves, pero eso no es así y hay que trasladarles lo contrario, que hay que esforzarse, estás generando una élite y hay que explicar que no necesariamente hay que llegar y no por eso eres un perdedor. ¿Le preocupa que se pierdan? Lo que nos preocupa es dónde va y con quién va a entrenar. Por el hecho de estar mejor económicamente puede perderse deportivamente. Nos gustaría saber si su entrenador solo prepara el partido o va a trabajar con ellos individualmente para que continúen creciendo; están en una edad que todavía necesitas esa aportación. Eso nos preocupa. ¿Cómo aprende un entrenador? Hay como una obsesión por poner etiquetas, de qué escuela eres. Todos venimos del pasado. También la selección de hoy, su misma identidad, es herencia. Todas las medallas se las colocan los que están ahora y los que estuvieron antes. Cada entrenador tiene un abecé y lo va moldeando con sus ideas y su experiencia con los jugadores que tiene. Todos copiamos de todos. Que las cosas salgan o no no es porque sepas más balonmano; la parte emocional de gestionar un grupo de personas es clave. ¿Cómo se siente tener este historial de medallas como seleccionador? Es una satisfacción. Empezamos una cosa en 2016-2017 llena de interrogantes. Se decía que la selección había acabado su ciclo, y se demostró que todavía estaban para ganar más cosas. Hemos generado un proyecto global, jugadores, técnicos, con la parte fundamental de los clubes, que es donde el jugador se forma en el día a día. ¿Cómo será la España del futuro? Esta manera de trabajar nos ha permitido incluir jugadores muy altos que en su momento no tenían nivel. Ahora hay jugadores de 2,06 y 2,02 en nuestro radar. La selección juvenil tiene una media de 1,92; la selección de Dinamarca absoluta no llega a esa media. Hay una parte física que no teníamos y que ahora lo estamos superando. Pero no vamos a excluir al típico perfil de jugador listo, rápido, inteligente por que sea bajo. Estos enseñan a los altos a jugar y es parte de nuestra idiosincrasia. Los necesitamos a los dos.

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