Melena ondulada, tez morena y 1,70 metros de altura, María es disfrutona, generosa y muy cariñosa. De buscar voluntariados en todas partes y debatir con sus padres en la cena. Una «cabecita loca», un «culo inquieto» y una «vegetariana convencida» con una férrea conciencia social. Estudiaba el tercer año de Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid . Murió el 22 de octubre de 2021, a los 20 años. «Estaba muy feliz, era muy feliz la tía», asegura su padre, Nacho. Rápidamente se corrige, con una sonrisa: «Es». Nacho y Rosalía han cumplido este año sus bodas de plata. «Un poco agridulces», reconoce ella. No dan sus apellidos: son Nacho, «el padre de María», y Rosalía, «la madre de María». Así se llaman entre ellos todos los progenitores que forman parte del grupo de ayuda que este matrimonio de Alcobendas , un maestro de Primaria de 52 años y una funcionaria de 51, ha importado a la capital. El pasado 1 de octubre, 21 días antes del aniversario del fallecimiento de María, presentaron en el Teatro Marquina Renacer, el movimiento al que se sumaron hace unos meses y que les ha devuelto la risa que temieron perder para siempre. Renacer no está adscrito a ninguna religión, ni constituido como algún tipo de asociación o fundación. Son solo padres que ayudan a padres. «Lo que se consigue es trascender nuestro propio dolor a través de la ayuda al otro padre», cuenta Rosalía, «está muy basado en la logoterapia de Viktor Frankl ». 'El hombre en busca de sentido' publicado en 1946, el célebre libro del doctor que sobrevivió al holocausto nazi, recoge muchos de los mensajes que transmiten en sus sesiones. Que el ser humano tiene una capacidad extraordinaria para superar la adversidad y que la vida tiene un propósito, incluso después de que un hijo la abandone. Noticia Relacionada estandar Si Jostein Gaarder, autor de 'El mundo de Sofía': «Leer filosofía puede curar a la gente» Celia Fraile Gil El autor noruego remueve conciencias medioambientales con 'Somos nosotros los que estamos aquí ahora' (Siruela), una carta dirigida a sus nietos para que luchen por un futuro mejor Rosalía y Nacho comparten el mismo tono de voz pausado, en ocasiones, casi susurrante. Y sonríen, sobre todo cuando hablan de María. Con 18 años recién cumplidos se marchó de voluntariado a la India, una experiencia que «la marcó» y, a la vuelta, se tatuó la palabra «sin casta»; las mismas letras hindis decoran ahora el antebrazo de sus padres. Su último destino, en septiembre del año pasado, fue Bucarest, donde aterrizó como estudiante erasmus. Al mes sufrió un accidente de tráfico. Su fallecimiento —o «celebración de vida», en palabras de sus padres— viajó a la India: el director del colegio dispuso una bonita ceremonia hindú para despedir a María. Un propósito «Lo que se consigue es trascender nuestro propio dolor a través de la ayuda al otro padre» La pareja buscó ayuda psicológica, pero Rosalía ansiaba más. Los grupos de duelo, guiados por un profesional, no le interesaban. «Lo que se hace normalmente es vomitar el dolor, pero en ese momento yo necesito saber que voy a salir de ese sufrimiento tan extremo, de esa noche tan oscura de mi alma», recuerda. Buceó por internet hasta dar con un artículo publicado en la página web de Renacer, escrito por Pilar, la madre de Pilu, donde leyó: «Tu hija no es tu verdugo, sino tu maestra». Se puso en contacto con la autora, coordinadora del grupo en Valencia, y participaron en varias sesiones 'online' hasta que decidieron acudir presencialmente. Unos meses y una decena de sesiones más tarde, Nacho y Rosalía se han convertido en los padres del Renacer madrileño . Y hablan en presente de su hija. «Tenemos dos hijas, María e Inés, que cumple [esta semana] 17 años», dicen al principio de la entrevista. ¿Por qué? «Vuelve a vivir cada vez que la mencionas», explica Rosalía, esbozando una sonrisa más. A la presentación en el teatro Marquina asistieron cerca de cincuenta personas. De momento, ocho padres se han puesto en contacto con ellos y ya están concertando cafés para mantener entrevistas previas. Desde Argentina Los fundadores originales son Alicia Schneider y Gustavo Berti, un matrimonio argentino que perdió a su hijo de 18 años. Renacer arrancó en 1988, cuando Alicia y Gustavo buscaban a otros padres revisando las esquelas de los periódicos y tocando puerta por puerta. Los grupos crecieron en Argentina y se expandieron por Latinoamérica, hasta que saltaron, en el año 2000, al otro lado del Atlántico, de la mano de un progenitor uruguayo afincado en Barcelona. Renacer existe en Valencia (la 'sede' más grande), Córdoba, Zaragoza, San Sebastián... y, desde este octubre, Madrid. No hay fórmulas mágicas, ni verdades absolutas. «No queremos que nadie se engañe, porque a todos nos cuesta levantarnos por las mañanas», confiesa Rosalía. En las sesiones se abstienen de dar consejos. Consisten, sencillamente, en «hablar de la propia experiencia», intercambiar testimonios que a veces se solapan y sirven para sobrellevar la pérdida que los iguala a todos. La única norma, si es que se puede llamar así, es evitar que se conviertan en momentos de catarsis. «El dolor es necesario, el sufrimiento es opcional», puntualiza Nacho, otro de sus mantras más repetidos. Desterrar tabúes «Es importante que en la sociedad occidental dejemos de ver la muerte como un fracaso» El lenguaje, uno de los cimientos de la logoterapia de Viktor Frankl, es clave. «Es tal tabú la muerte de un hijo, que es como si no hubiera existido nunca, y eso casi es más doloroso. Es importante que se nombre a María, es importante que en la sociedad occidental dejemos de ver la muerte como un fracaso», sostiene Rosalía. No hay objetivo, ni meta, sino un «camino» en el que aguardar a que el dolor mute en una «dulce nostalgia». Nacho y Rosalía aún no hacen planes a largo plazo, porque en ellos está su hija, y soportan días complicados. Sin embargo, han encontrado una nueva filosofía para empezar a reconstruir su vida. «Y luego ya, que fluya», afirma Rosalía. La frase favorita de María.
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