sábado, 22 de octubre de 2022

Arqueología policial para desenterrar un posible crimen machista a punto de prescribir

Óscar Castelló tiene 36 años y ya ha perdido a su padre, a su hermano mayor (que apenas le llevaba dos años) y a su madre. Es el único superviviente, casi veinte años después, de una tragedia familiar que comenzó como una supuesta desaparición voluntaria y que ha acabado (o va llegando a su fin) con el rastreo, que adelantó ABC, de hasta 60 agentes de distintas unidades de elite de la Policía Nacional y de la Guardia Civil de un paraje de Ávila cercano a la casa del pueblo de los padres del ex de esta mujer y que al final se convirtió en la tumba prematura de Juana Canal Luque, la madre de Óscar y de Sergio. Este tendría ahora la edad con la que dieron muerte a Juani, que es como se la conocía entre sus amigos y parientes. Treinta y ocho años son muy pocos para que la parca te azote, y muchos menos si lo hace en un caso de violencia machista. Ese paraje, al que llaman Cándamo, entre los municipios de Navalacruz y Navarredondilla , es el lugar de origen de Jesús, la pareja de Juana el 22 de febrero de 2003, cuando ella, según el testimonio del ahora feriante (que recorre la comunidad de Madrid con su puesto ambulante de hamburguesas en todas las ferias patronales), se marchó voluntariamente. Policía Nacional y Guardia Civil han montado un equipo conjunto para apretar el acelerador, sabedores de que aunque quedan apenas cuatro meses para que prescriba el caso, y confían en llegar a buen puerto. «Nuestra máxima es encontrar el cadáver. Se lo debemos a Juana, pero también a sus allegados; al menos, que tenga un entierro digno», reconoce uno de los miembros del plan. Hace dos semanas, se tomó declaración a los padres de Jesús, nonagenarios, que dijeron no saber nada del caso y que, cuando desapareció Juani , pensaban que ya no estaba con su hijo; su hermana menor intervino desde Francia, por videoconferencia, y siempre se ha mostrado muy unida al feriante, como toda esa familia, ante los agentes. Noticia Relacionada estandar Si Búsqueda de Juana Canal: Policía y Guardia Civil hallan ropa interior y más huesos de la mujer desaparecida hace 19 años Carlos Hidalgo A falta del cotejo de ADN, son ya seis las piezas óseas encontradas que podrían pertenecer a la presunta víctima de violencia de género, cuyo caso prescribe en cuatro meses. Además de unas bragas, están sus calcetines en el paraje de Ávila investigado Cuando Óscar apenas tenía 2 años, Juana se divorció. Mucho después, esta administrativa, vecina de alquiler en un piso de la calle de Boldano, semiesquina con Alcalá, en Ciudad Lineal, se dejó un día el bolso en un taxi. El conductor y ella contactaron poco después para arreglar la pérdida, le devolvió la cartera y empezaron a salir. La casualidad le puso en su vida a Jesús, que entonces residía en Carabanchel, con sus padres. La relación parecía buena, reconoce Óscar a ABC. Estuvieron casi dos años. «Mi madre era una mujer muy independiente, que nos sacó adelante sola, luchando, siempre trabajando. Llegó a montar una copistería incluso, pero su trabajo era de administrativa. Era una mujer muy simpática, aunque lo cierto es que estaba sola y se divorciaron cuando Sergio y yo éramos muy pequeños», relata este joven jardinero, que vive en un pequeño municipio del norte de Madrid, muy cerca de donde ahora reside Jesús con su actual mujer y sus hijos. «Un montón de pastillas» Reconoce que a él lo conoció poco: «A mi padre prácticamente tampoco lo habíamos visto mucho, así que Sergio se fue a Denia un tiempo con él, que es donde residía. Cuando regresó, fui yo quien marché a conocerlo a Valencia». Fue al poco de irse Óscar y regresar su hermano a Madrid cuando se desencadenó la tragedia. El mayor de los Castelló Canal, que tenía entonces en torno a los 19 años, pasó la noche en casa de sus tíos. Al regresar a su piso de Boldano, el 22 de febrero de 2003, lo encontró vacío. Ni Juana ni Jesús. La mujer no se había llevado su bolso; tampoco la documentación ni el teléfono móvil... Pero sí que se encontró, sobre la mesa del salón, una nota manuscrita de Jesús: «Sergio, hemos vuelto a discutir y tu madre (ha llamado a la Policía y todo) se ha tomado un montón de pastillas y se ha ido. Ha habido un momento en que se ha quedado muy 'grogi' (sic). Me ha amenazado con beber. Me voy a buscarla». Camión y retroexcavadora del GOIT, el grupo policial experto en todo tipo de búsquedas; Foto de medio cuerpo de Juana Canal, facilitada por su familia y La carta manuscrita de Jesús, el ex de la víctima ABC Sergio sospechó enseguida. Sabía del pasado de su madre con el alcohol, que parecía que ya se había quedado atrás. Pero también que había gato encerrado. «Mi hermano me dio la noticia, al día siguiente, al ir a poner la denuncia. En ese momento no te imaginas un desenlace así. Ni siquiera lo esperas cuando te dicen que han encontrado sus restos 19 años después. La verdad es que nunca sospeché de Jesús. Mi hermano, poco después, sí que me dijo que seguro que Jesús le había hecho algo», recuerda Óscar. «Tu madre no volverá nunca» Cuando pusieron la denuncia en la comisaría de Ciudad Lineal, se les había adelantado por unas hora la pareja de Juani. La había denunciado por una pelea en la que, según él, ella le había agredido y hecho una herida en un brazo. Las pesquisas policiales de entonces fueron más que insuficientes. No pasó de la comisaría del distrito. Una mujer adulta, una desaparición voluntaria, problemas con el alcohol... Sí que se investigó a Jesús y al entorno de locales de intercambio de parejas, especialmente uno del distrito de Fuencarral-El Pardo. Pero poco más. El taxista volvió a casa de sus padres, en Carabanchel, «y jamás se puso en contacto con nadie»: «Solo apareció a los tres días para entregar las llaves del piso de Boldano: 'Tenedlas, porque vuestra madre se ha ido y no va a volver nunca'», espetó a Sergio. Hasta que el 30 de junio pasado, seis años después de las casi seguidas muertes de su padre y su hermano, que nunca encajó bien lo sucedido y su vida cayó por un sumidero, a Óscar le volvió a sonar el teléfono: «Nos dijeron que habían encontrado los huesos. La Policía no debió de hacer las cosas bien en su momento. Tampoco en esa época se trabajaba como ahora, debieron de darla como una desaparecida más». Los primeros restos óseos los halló una pareja que intimaba en una zona boscosa, cerca del arcén de una carretera, en pendiente. Era diciembre de 2019. Dieron parte a la Guardia Civil, que los envió a analizar: a primeros de enero, el perfil genético 'pitó': coincidían con los de Juana. La pandemia y el traspapeleo judicial dilató que esta información llegara a la familia hasta hace solo cuatro meses. Eran una tibia y parte del cráneo. A partir de ahí, en septiembre, se creó el grupo conjunto. El pasado lunes comenzaron las labores de rastreo, con los dos grupos especializados en técnicas forenses, la Policía Científica y Criminalística por parte de la Benemérita; un antropólogo del CNP; dos perros expertos en hallar restos de personas muertas, Dylan y Junco; el Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas; la Brigada Central de Homicidios y Desaparecidos; drones, un georradar, una retroexcavadora... El viernes anterior, en las labores previas de desbroce, hallaron una cadera. Desde el lunes, los perros y los propios agentes han dado con un fémur, una costilla baja, el hueso sacro, un cúbito o un radio... Incluso ropa interior y calcetines. Todo, eso sí, está a la espera del dictamen del ADN , aunque la Policía cree que son de Juana: «No pensamos que la descuartizaran, pero sí que, al cabo de tanto tiempo, se diseminaran las piezas y por las lluvias y la acción de los animales se movieran. Estaba todo en un rectángulo de terreno de unos 100 metros cuadrados y no parece que la hubiesen enterrado». Un trabajo de arqueología policial que, el paso inexorable del tiempo (el gran enemigo de este caso), podría enterrar en la prescripción si no se logra imputar antes a algún sospechoso. Algo que el abogado de la familia, el veterano penalista Juan Manuel Medina, letrado de la familia y de SOS Desaparecidos, espera: «Estamos profundamente agradecidos por la gran labor policial. Si las personas que están ahora al cargo de la investigación hoy hubiesen intervenido cuando Juani desapareció, el caso se habría resuelto en 72 horas, y no 20 años después», sentencia a ABC.

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